sábado, 20 de abril de 2013

Desánimo de la lectura

Tres días a la semana me planto ante unos alumnos de Arquitectura a quienes imparto la clase de Taller de Lectura y Redacción. Su ortografía en el 80 por ciento de ellos es tan mala que luego de las primeras dos clases me dieron ganas de llorar. Llorar por la impotencia, por el desánimo, por todo lo que su no escribir con una corrección mínima, implica.

En las últimas semanas les he leído fragmentos de los libros o revistas que más me han conmovido, para ver si logro conmoverlos, contagiarlos, encenderlos un poco con lo que miro en esa ventana impresa.

Ayer simplemente se me ocurrió que quizá el camino sería mostrarles, no los beneficios que les daría la lectura, sino ponerlos ante el error que significaría no acercarse a la costumbre de leer.

Hoy, gracias a una lectura y a los consejos de una amiga, he pensado que lo que me gustaría transmitirles es que la lectura no es un acierto, grande o pequeño, sino que leer es una manera de confrontarse con uno mismo, de verse al espejo, de preguntarse cosas, que leer es un diálogo con los muertos, como suele decirse, que es un acto íntimo movido por la curiosidad y la duda.

Aún estoy un poco en el desánimo, sus resultados son malos, tan malos que la mayoría no es capaz de colocar acentos en el sitio correcto. La verdad no sé de lo que seré capaz con ellos.

Pueden pasarse la vida sin conocer un libro. Y son los estudiantes. Dios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Te agradezco el tiempo que te tomas para dejar un comentario. Mi correo es yadivia@hotmail.com