lunes, 28 de julio de 2014

"La belleza femenina"

Nuestra cultura, que exalta el consumo y que refuerza ciertas visiones tradicionales por cómodas y sobre todo rentables, refuerza también las diferencias en roles, lo que clasifica mejor al mercado. Para que esta clasificación sea más visible, nuestra cultura patriarcal, subraya lo que es propio de hombres y lo que es propio de mujeres.

En el caso de ellas, subrayar su ser mujer desde la parte más visible implica un arma de doble filo, encierra jugar con fuego.

¿Por qué? Porque por una parte implica que las mujeres, antes que personas son mujeres, es decir son personas con cuerpo de mujer. Esta corporeidad se presta para dos fines que me parecen si no opuestos, sí paradójicos.

Una, la del punto de vista de la mujer, que si lo pusiéramos en primera persona y en pocas frases, diría lo siguiente: Mi cuerpo es mío, es algo íntimo y yo soy o quiero ser dueña de él tanto como pueda. Tienen que respetarme, empezando por mí cuerpo, al que yo visto como mejor me agrada porque me gusta verme y me gusta agradarme; encuentro placer en ello".

Por la otra parte, el punto de vista dominante –y objetalizador– dice que una persona del sexo femenino antes que todo es mujer, y como tal se le clasifica de acuerdo a su ser para otro, en relación con el otro y no de sí misma, y en función con el lugar que ocupa no en el espacio público, sino en el privado: ¿quién es ella? ¿es hija de familia?¿está casada?¿vive aparte?¿por qué?¿divorciada?¿con novio?¿madre sola?, y se le clasifica también de acuerdo a su "disponibilidad". Comúnmente se cosifica a las mujeres (lo hacen ellas y lo hacen ellos y lo hace el mercado y la cultura en general) como fuente de goce, de disfrute o de provecho. Porque a la mujer se le goza y se le admira, (y seguido se le admira para ver si después se le puede gozar). Se reconoce su belleza que para ella misma es en parte orgullo y en parte poder, para la cultura es es ser para el otro (hijos, pareja, empresa), vivir a través del otro y estar a expensas del otro.

Exaltar el ser mujer en su parte burda y más visible antes que el ser persona es un riesgo que pocos vemos, quizá porque es más placentero hacerse de la vista gorda. Esa es la trampa de la "belleza femenina".

sábado, 26 de julio de 2014

Deseo, amor y especie


El deseo, y su siguiente posible fase el amor, es una trampa de la naturaleza para formar familias con hijos y preservar la especie. Las sociedades más conservadoras enseñan a uno de los dos géneros a que el amor sea su proyecto, y lo cuide porque es el requisito para la sociedad conyugal; y al otro género a reafirmarse a sí mismo con la idea de que procrear con o sin amor es un buen síntoma.


Tal es la idealización del amor.

domingo, 20 de julio de 2014

La poesía, una experiencia significativa


Presentación de la antología Poesía de América Latina para el mundo, compilada por Roberto Arizmendi


Es sabido que más allá de la vida material, los humanos tenemos una vida simbólica muy compleja en la que ponemos sentido. Y esta necesidad de sentido es algo necesario para la sobrevivencia, como bien concluyó Víctor Frankl.
De tal modo que los humanos elaboramos una intrincada red de significados, símbolos y valoraciones que nos salvan del caos, nos prometen una convivencia más civil y nos otorgan ciertos satisfactores que hacen de nuestra existencia algo que mira hacia lo que se conoce como plenitud, aunque bien sabemos que se aleja varios pasos de nosotros en la medida que avanzamos, como lo expresó Benedetti en uno de sus poemas.
Y en este caminar la vida se compone de experiencias, y como son tantas —decenas de estímulos al día— solamente las que nos son significativas tienen cabida en la bitácora de nuestra vida, y acaso algunas moldeen, nos enriquezcan y nos marquen.
Salvadas nuestras necesidades básicas, nos damos a la tarea de hablar del entorno, de recrear nuestras vivencias, de expresar nuestros anhelos y reinventar el mundo, lo cual nos da la posibilidad de remover el entendimiento y proponer constantemente lo que entendemos por bondad, verdad o belleza, conceptos supremos pero siempre tamizados por el aire de la cultura que respiramos.
Entre las actividades más altamente simbólicas para la vida en sociedad, como lo han dicho algunos pensadores, están la ciencia, la religión, la filosofía y el arte, que además de condicionar la forma de entender nuestros conceptos de verdad, bondad y belleza, determinan el resto de los valores con los que palpita una sociedad. A la economía, eje de primera importancia en el mundo occidental, la incluyo dentro del campo de la filosofía porque implica ya un forma de entender al ser humano.
La ciencia nos ofrece explicaciones, la religión también, aunque por otros medios. La filosofía nos pone enfrente preguntas, problemas y se solaza en esa exploración.
El arte, en cambio, toma prestados algunos tornillos de estos tres campos, pero celoso de su independencia trata de situarse en un sitio bastante aparte. El arte explora métodos de conocimiento y no es rígido como la ciencia. Hace preguntas como la filosofía, pero le preocupa mucho las formas, los vehículos, que también son parte de su naturaleza.
El arte también suele creer que hay un más allá inasible, algo más profundo que se puede, y yo agregaría, que se necesita desentrañar o al tratar de nombrar. El arte suele referirse a asuntos como si de temas sagrados se tratara, aunque rara vez lo son.
En términos generales, el arte nos permite apreciar una experiencia significativa, que puede ser un cuestionamiento, una idea, una perspectiva, nos permite acercarnos y presenciar tratando de involucrarnos, y al mismo tiempo dejándonos a salvo para seguir con nuestra vida cotidiana.
Aquí voy a dar un brinco y espero no cometer eso que llaman petición de principio con mi aseveración. Considero que en el ámbito del arte, la poesía es aquella que, tomando algunos manteles los salones de la filosofía, la ciencia y la religión, trata encapsular experiencias significativas para hacerlas revivir a través del entendimiento, el goce, los sentidos.
En esto toma lo que necesita de otras artes, que alguna vez la cargaron de chiquita, como su tía la música, su madrina la arquitectura, su bisabuela la retórica o su prima la pintura.
II
La antología que el día de hoy nos reúne es una recopilación de obras artísticas. Esta reunión de 49 voces forma a su vez otra obra no pensada así originalmente, sino planeada por su compilador Roberto Arizmendi.
En ella hay poemas de autores de 19 países de América Latina, entre los que abundan hay nueve mexicanos y siete argentinos.
Una experiencia significativa es por ejemplo que en la vida hayamos visto y tratando en persona con unas 8 mil, o 30 mil o 80 mil personas, pero sólo un puñado pequeño, uno realmente muy pequeño están en nuestro catálogo (excepto Roberto Arizmendi, que como él tiene muchos y muy buenos amigos, pues evidentemente su catálogo de personas significativas es considerablemente más amplio).
Decía que de las muchas personas que hemos conocido, sólo algunas se quedan permanentemente o por largos periodos.
El argentino Horacio Salas nos habla, sin mencionarlo por su nombre, de la herencia de un padre físicamente ausente, pero visitante ocasional del yo lírico quien en él poema “Génetica” desentraña un poco ese vínculo.
Otra experiencia es el tierno amor que Gloria Gabuardi siente por su patria, Nicaragua, en su poema “Confesión de amor”.
En poesía, es común que no sea preponderante el objeto del que se habla, sino el significado que hay detrás, el sentido y lo que es capaz de contagiar en esa atmósfera que se crea. En el poema “El árbol” el boliviano Eduardo Mitre comienza:

Hoy derribaron el árbol
que nos acompañó tantos años
Sin más venda que una nube
La herida azul del espacio
Palabra a palabra
hoja por hoja
vuelvo a plantarlo en el huerto de la memoria (…)

En otro tipo de experiencia, en uno de los poemas más limpios, certeros y profundos de este volumen, el mexicano Eduardo Langange menciona refiere el límite y alcance que suele tener la poesía. Su poema “El Oficio”, como al pan, pan, y al vino, vino, habla de ese pozo oscuro que es la carencia del ser humano, o si e quiere ver así la permanente construcción. (ver como administra su material)

Tengo una mesa.
Puedo escribir tengo una mesa
Tengo una silla.
Puedo escribir tengo una silla.
Aún más:
Tengo papel y tinta.
Puedo escribir sobre el papel y con la tinta.

Pero la poesía me dice
que ella no está en lo que ya tengo.
La poesía me dice
que está en lo que me falta

Experiencia significativa es también lo que comparte Roberto Arizmendi en los poemas que se incluyen en este volumen. En sus textos, sobre la apariencia de la vida cotidiana, el acto de compartir aparece como el mantel sobre el que se pone la alegría, la música, la amistad, el amor y a veces también el dolor.
Es un poeta del detalle y de la ternura, también sus poemas reflejan que la vida es fluida, diáfana, no se detiene, y que nosotros la bailamos al son que nos toque, pero siempre asumida de la mejor manera posible.
Todo esto se puede ver desde sus poemas “Cotidianidades” y en “No me quites mi tristeza”.
Dejé al último deliberadamente a Waldo Leyva, para decir que la sensualidad de sus poemas viene no de la superficie, sino del fondo de la respiración. Este elemento y el tema del tiempo son elementos desde donde construye, definitivamente el tiempo.

Me da mucho gusto compartir la palabra con ustedes, con Roberto y con Waldo, e invitarlos que conozcan estas experiencias significativas que se componen a través del arte de la palabra y que están dirigidas a decirle al mundo lo que los poetas de nuestra Latinoamérica les preocupa o los anima.

Gracias a que es una edición bilingüe, este libro tendrá unas fronteras más pequeñas, aunque de todos modos, por el sólo hecho de tratarse de poesía, este libro está destinado a instalarse sin fronteras muy cerca de otra experiencia significativa. Muchas gracias.


Poesía de América Latina para el mundo.
Roberto Arizmendi, (Compilador). Poesía.
Ed. Universidad Juárez Autónoma de Tabasco / Ediciones Fósforo.
México, 2013, 300 pp,









La duda y la frivolidad

No cuestionarse nada, no dudar de nada y tener certezas sobre todo, se parece tanto a la frivolidad, que parecen la misma cosa.

jueves, 17 de julio de 2014

Cae avión con 295 personas, acusan ataque

Cuando se roban tres manzanas al patrón, todos los peones son culpables hasta que se demuestre lo contrario, pero mientras se aclara, no se hablará de otra cosa. En cambio, si pierden la vida en un acto atroz personas lejanas, eso no tendrá la mayor relevancia porque no afecta a los intereses de quien realmente importan.

Las agencias de noticias dan cuenta el día de hoy que un avión Boeing 777 con 295 personas a bordó cayó en Ucrania sin sobrevivientes.

El avión volaba entre Ámsterdam, Holanda, y Kuala Lumpur y fuentes estadunidenses afirman que el vuelo MH 15 de la aerolínea Malayisian Airlines fue derribado por un misil.

Autoridades ucranianas en Kiev e independentistas en Donetsk intercambian acusaciones sobre la responsabilidad del ataque.

Mientras tanto, la responsabilidad es de nadie. Es probable que la nota quede sepultada en 12 horas entre la columna informativa.







miércoles, 16 de julio de 2014

Creer y no creer

Tocaron hace rato. Eran dos chicas de los Testigos de Jehová. Una de ellas me pareció que ya la había visto. –Ay, se me olvidó su nombre, me dijo sonriendo y un poco apenada. Ella se llama Montserrat y debe tener como 22 años. La otra no la conocía pero se presentó como Lolita. Creo que fue un chequeo de rutina porque casi no hablé ni me soltaron demasiadas citas. 

Me gusta mucho el diseño de sus revistas, pero tengo varias cosas urgentes que leer por las siguientes tres semanas. Cuando cerré la puerta pensé que hay pocas personas que ponen en práctica sus creencias religiosas. Pero no ¿verdad? Quién sabe. Eso nadie lo sabe. Mis hijos acuden a la iglesia mormona y yo les digo que actúen en consecuencia. Nadie sabe hasta qué punto los demás se apegan a sus creencias. 

Hace poco supe de una persona, de quien le admiro hasta donde le conozco, su rectitud y honestidad en su chamba, que ayuda en una Casa Hogar para ancianos. Lo supe por casualidad, no porque esa persona lo haya mencionado. Aún no sé si esto de ayudar en una Casa Hogar tenga que ver con alguna práctica relgiosa, puede ser, creo que no hace falta. ¿Verdad que hay muchas razones para hacer algo por los demás? Sí, para qué tanta música si la letra no inspira. Con una ética basta, que es tanto como decir creo en un Dios. Es algo bien cabrón, sin duda. 

Mi caso es raro, no creo en un Dios pero tengo un par de ideas al respecto. No es por cansancio, rencor o indiferencia que puse en claro hace ya tiempo algunas ideas acerca de la fe. Y entiendo si es un tema que les da una hueva descomunal. Pero al menos para mí, me ayudó escribir que no creo en un Dios. Si aguantan, aquí abajo está la liga con este texto, y si no, muchas gracias por haber leído hasta aquí.

Mi artículo No creo en un Dios, Aquí



domingo, 13 de julio de 2014

Postales con Dulce

La primera vez que la traté de cerca fue cuando acudí de oyente al taller literario que ella coordinaba en la Casa de la Cultura, quizá alrededor del año 2003. Encontré un ambiente al mismo tiempo amistoso, de camaradería y con mucho compromiso con la crítica que se realizaba. No pude asistir más que a unas dos sesiones o tres.

La siguiente vez que coincidimos fue en febrero del 2009, en la presentación de un libro mío.
Si bien recuerdo, Oscar Efraín Herrera la invitó a ese evento en el que se presentaban dos títulos coeditados por su sello Diáfora, con la UANL; el otro presentador sería el maestro Giampiero Bucci para el libro de Renato Tinajero titulado Yorick.

Desgraciadamente no tengo gran registro de esa presentación, salvo algunas fotos. Y es que Dulce hizo una exposición oral, no leyó ningún texto. Entre la emoción, el gusto por mis invitados, los nervios, no recuerdo mucho más el comentario que unos amigos, completamente ajenos al ambiente literario, me hicieron: me dijeron la exposición de Dulce había sido tan clara y tan didáctica, que habían comprendido claramente de qué iba este asunto de la poesía y especialmente el sentido de mi librito. Eso me agradó, pues me di cuenta que Dulce, como buena maestra, tenía la habilidad de llevar de la mano por aspectos que para muchos pueden parecer muy abstractos.

Recientemente me encontré con un texto de la escritora Lorena Sanmillán que estuvo presente aquel en febrero del 2009 aquella en la Casa de la Cultura de Nuevo León:

“Ayer coincidí con Dulce María González en la presentación de los libros De Lunes a Diciembre, de Gerardo Ortega, y Yorick de Renato Tinajero.
Giampero Bucci pronunció un discurso de presentación conciso e íntimo. Maestro de Renato en la Facultad de Filosofía y Letras alabó el hacer de su alumno y manifestó lo grato que fue sorprenderse por el talento del poeta.
Cuando Dulce estuvo al micrófono reivindicó la escritura en los blogs. Habló del yo narrativo, el yo poético, el yo literario y el yo blogguer lo cual me pareció muy interesante. Esto lo enunció dentro de un marco de referencia clara a conocer el contenido del libro de Gerardo.
Ortega, en agradecimiento por el discurso de la escritora dijo que sobre todo le agradecía haber presentado el libro sin conocerlo. Los presentes que habíamos puesto atención a todo no pudimos más que desconcertarnos. Cuando comentamos el asunto, entre copas de vino y canapés, nació de mi garganta la frase que da origen a este post: Pero hay un blog, que todo lo ve.
Tiene razón Dulce, en lo cotidiano hay muchas cosas sorprendentes y de eso se nutren los blogs. Los blogs que todo lo ven y todo lo cuentan. En medio de los blogs que trascienden lo íntimo rozando la frontera de lo público hay que aprender a conservar la esencia en un extremo místico, pues antes había un Dios que todo lo veía. Ahora hay un blog que todo lo ve.


Luego de aquella presentación, Dulce y yo nos reunimos varias veces en el café. Su sencillez y cierta dulzura –acorde con su nombre– hacían más amenas las charlas. Ella me aconsejó en alguna ocasión sobre un proyecto editorial. En esas pláticas me sorprendió gratamente saberla lectora de filosofía. Saberla buena lectora, punto. No podía ser de otra manera, pero en ella se daba además el gusto por la plática sabrosa.
En los últimos días del 2013 le mandé un correo. Tenía días que no dejaba de pensar en ella. La saludé, me contestó amable y breve. Me deseó mucha vida en este año que comienza. Me deseo mucha vida pero ella la perdería meses después.

Ahora que lo pienso, la traté muy poco; pero me quedan sus algunas novelas, sus libros.

Adiós Dulce, gracias por todo.



lunes, 7 de julio de 2014

La casi tragedia en El Prat.

Pendejo es una palabra consistente, llena de calor, ejercita las quijadas y los músculos del cuello. Los mexicanos la usamos para ocasiones especiales y por demás emotivas. El sábado un avión de pasajeros, a punto de aterrizar, estuvo muy cerca de estrellarse contra otro que se cruzó en la pista en el aeropuerto de Barcelona, puerto aéreo mejor conocido con el bello nombre de El Prat. No estuve ahí, del hecho circulan videos, pero sí puedo asegurar que se debió a un error humano, precisamente de un humano que funge como Controlador de Tráfico Aéreo, especificamente del controlador de aterrizajes.
El piloto del avión que iba a  aterrizar, pudo abortar la operación a tiempo y relinchó el caballo, la ostia de tu la gran puta que te parió, debió haber dicho el piloto si hubiera sido español, pero como el avión era de una línea rusa, las palabras debieron sonar en toda la cabina. En ruso. En la torre de control, y hasta en el baño del avión. Al la Torre también se la debieron mentar en ruso, en catalán, en turco y en catalán.
Nadie resultó lastimado. No hubo tampoco daños, ni del avión de aerolínea rusa que se aproximaba, ni el argentino que se cruzó.

Mis respetos para el piloto que pudo evitar la tragedia en el último momento. Debió haber dejado el asiento inundado.