Cuando
llegué a Ensenada en el 2011 impartí mi primer taller en el Cearte, espacio que
me recibió y en el que fui conociendo diversas exposiciones y sobre todo, a
donde asistí a presentaciones de libros.
Ahí conocí
a Lourdes González, a Kelda Rivera y a Ana Mora. Por experiencia propia sé que
no es nada sencillo el trabajo. Día a día se trabaja con un calendario que
siempre corre en contra, con un presupuesto que no suele ser el suficiente y
encima, en coordinación con artistas o creadores que no siempre tienen una
visión de lo que implica organizar y difundir actividades en tiempo y forma.
Por
fortuna, los años de experiencia en el área de Cultura de las tres arriba
mencionadas —Lourdes González ya no labora en la institución—, cada una desde
su trinchera, han sido de mucha utilidad para realizar un trabajo, muchas veces
silencioso, pero siempre palpable en la gestión, coordinación y difusión de las
actividades artísticas del Cearte.
Durante
algunos años, además, el barco estuvo dirigido hasta el 2013 por Natalia Badán,
que con espíritu incluyente le daba un sello propio a la gestión. A final de
cuentas, el currículo pesa a la hora de orientar una dependencia con un enfoque
que prioriza el desarrollo cultural de la comunidad.
Por
desgracia, ese espacio dependiente del ICBC, aún no ha sido concluido de
acuerdo al plan original. Aduciendo falta de recursos, el Cearte trabaja con lo
que tiene y se espera que en un futuro próximo las autoridades destinen los
recursos suficientes para terminar la infraestructura pendiente, que sería una
proporción mayor a lo ahora construido.
La visión
Con un
presupuesto para el 2017 de 225 millones de pesos, el 80 por ciento de ellos
provenientes del gobierno estatal, el ICBC cumplió 28 años en marzo pasado, por
lo que es una dependencia que ha dejado de ser joven y hoy, ya con experiencia,
tiene otros retos, unos que no aún no había incluso hace 10 años.
De acuerdo
con su página oficial, el ICBC es “una institución que cuenta con el recurso
humano, profesional y altamente capacitado que a través del diálogo y consenso
incluyente comparte la responsabilidad de generar las condiciones necesarias
para el fortalecimiento de la cultura, de la preservación de los bienes y
valores en que se expresa, y de los servicios que promueven el disfrute de todo
bajacaliforniano como elemento sustancial del desarrollo social”.
Considere
usted, amable lector, hasta qué punto se cumple con estos objetivos, y también
piense que detrás de la institución hay personas talentosas y preparadas para
cumplir con estos fines.
Porque es sano
reconocer los logros, también lo es mirar con ojo crítico el desempeño de una
entidad pública. De momento tomemos un día para celebrar los primeros 10 años
del Cearte. Este 31 de julio la fiesta incluirá un concierto con la Covacha Big
Band y una exposición colectiva de autorretratos. Si no conoce el lugar, créame
que es una buena oportunidad para acercarse.