viernes, 25 de octubre de 2019

La educación de los hijos y la educación de los padres






Esto he observado: Las virtudes de los padres no garantizan el tipo de desempeño de los hijos. Sí influyen mucho, el ejemplo marca, por supuesto, pero los hijos son (somos) personas en contextos y épocas distintas. La educación de los hijos es más importante que la educación de los padres.

martes, 22 de octubre de 2019

¿A favor del aborto?¿Contra la violencia de género?: Aquí va una propuesta de razonamiento




Un buen ejercicio es el siguiente: Ante una polémica sobre un tema político, una nueva ley o una decisión de gobierno, hacer una separación. esa división consiste en separar lo individual de lo social, es decir: 1) qué postura me orilla adoptar si tal decisión me llega a afectar o beneficiar a mí o a mi familia y, por otro lado, definir si esa es la mejor opción para la sociedad o comunidad, es decir, si esa postura política no perjudica las libertades y derechos de las otras partes involucradas y la forma en que puedan coexistir, o sea, cómo garantizar el mínimo respeto a esas partes que no necesariamente piensan como yo, con mis creencias, prejuicios, y valores.
Un ejemplo muy simplón. No soy una persona religiosa y tengo mis razones, pero no buscaría ni firmaría una propuesta para que cerraran las expresiones de culto en su versión a, b, c, y d, da lo mismo cuáles. Lo mismo para una opción política determinada. 


Cuando nos preguntan, o cuando queremos opinar sobre un tema polémico ¿hablamos desde un punto personal sobre lo que haríamos si estuviéramos en determinada circunstancia? Si es así, es válido, pero hay que aclararlo. Pero pensemos un poco más allá y pensemos en grupo, en sociedad. ¿La otra postura atropella mis derechos o simplemente me cae mal que el otro le vaya al equipo contrario?

Una cosa es que a mí en lo personal no la trague, y otra muy distinta es que yo exija que esa opción desaparezca de la faz de la Tierra. Separar lo individual de lo social. Así con el tema del aborto, los taxistas, los objetores de conciencia, el tema de la violencia de género, etc.

martes, 1 de octubre de 2019

Roberto




La amistad es una, pero cada amigo tiene su estilo. La amistad es sencilla y simple, pero cada amigo tiene su perfil. Si además de ser amigos encierran cierta sabiduría, entonces el goce es mayúsculo, un espectáculo de la vida. A veces hago todo por volver a lo simple, a veces me sale. Pero cuando no me sale, recuerdo que nadie como Roberto para la amistad transparente. La amistad es un vaso con agua que se hizo amiga del aire y de la gravedad. Entonces hay que escribir una carta, poner una cumbia o leer con gula. Para lo demás, está Roberto.


La sabiduría de mi amigo Roberto es única.
Cuando una pareja se separa siempre piensa que es para bien, y sigue hablando de la vida.
Si una pareja se consolida, siempre piensa que es para bien, sonríe, se alegra, y sigue hablando de la bonita vida.

Si un ser muy muy querido cumple años, le regala un libro.
No que le compre un libro y se lo regale, no. Le produce, hace un libro con los pensamientos y mensajes de 80 o 100 personas para la persona festejada, algunos de ellos perdidos por años.
Él los halla, les pide un mensaje y elabora con ellos el libro.
El día del aniversario, se lo pone al festejado en la mesa.
Edita cien o doscientos ejemplares, luego los envía a casa de cada uno de los colaboradores, firmados por la persona festejada (yo tengo dos).

Roberto viaja muchísimo, viaja como si fuera su paseo cotidiano, pero su tesoro no son los viajes, creo que su más grande vocación de la vida es honrar la amistad.
Deduzco que tiene grandes amistades, no porque me hable mucho de ellas, sino porque lo conozco a él.

Sabe que me gustan los aviones, por eso cada vez que está por abordar, me manda un mensaje de voz y me cuenta a dónde va.

Un día le pedí un recuento para un artículo que le hice para el periódico.
Le pregunté cuántos países había visitado.
Lo hice contarlos.
Una semana después me dijo 40, creo que 41, no recuerdo bien.

A veces me manda fotos de los lugares que visita y eso me hace sentir especial.
Cuando está a punto de abordar,  me dice qué avión es y si yo no lo conozco, lo busco rápido en Google y le doy algunos datos técnicos de la aeronave.
Si es un Airbus 319 sabré que los asientos serán más apretados y que tendrá 24 filas o a veces hasta 27, según la mañosidad de la empresa.

Cuando viene a Monterrey me avisa para comer y vernos, casi siempre en su hotel.
Es un sibarita consumado, pero paradójicamente, es de las personas más sencillas que he conocido.
Ah, también es poeta, creo que tendré 22 de sus 28 ó 30 libros de poesía suyos.

A veces me escribe cartas. Últimamente las cartas me llegan por correo electrónico.

Roberto me muestra cómo es la vida de sencilla. Jamás le he oído quejarse,
pero es que la vida no se trata de quejarse. Debe ser eso.
Nada de quejas.
Nunca.

La sabiduría de Roberto es única.

Yo también, cuando tenga 73 años como él ahora, quiero seguir escribiendo cartas a las personas que son especiales para mí.

Quizá no tenga tantos libros publicados, pero tendré presente que la amistad es sencilla,
y se cultiva.

Cuando tengo alguna dificultad, a veces me acuerdo de él.

Todo pasa, todo es temporal.

La sabiduría de Roberto es única.