domingo, 25 de noviembre de 2012
La camisa
Un día don Ricardo, siempre amable con todo mundo, se encuentra con Roberto Plaza durante la Posada. Roberto es un contador de 38 años que recién acaba de llegar a la empresa. Usa una camioneta de vidrios polarizados en donde caben ocho personas y unos lentes oscuros que sólo se quita en la oficina y en el interior de su casa.
Don Ricardo le hace un comentario amable a Plaza sobre su camisa, un diseño de moda en colores vivos con un estampado de una hoz y un martillo.
—¿En dónde la compró?, pregunta don Ricardo.
—No es por presumir, pero la compré en Nueva York.
Don Ricardo sólo conoce su pueblo y la ciudad en donde vive desde hace 40 años, nada más. Plaza sonríe satisfecho como un vendedor de seguros que acaba de hacer su mejor oferta, con los pagos soñados. Inútil que agregue que su camisa es Versace.
—Es una lástima que los muchachos de hoy en día no sepan todas esas cosas que han pasado, ¿verdad?— dice don Ricardo, quien llama "estudiado" a todo aquel que terminó una carrera y por lo tanto conoce de historia.
Plaza sonríe. Asiente. Trata de ser amable, aunque lo que realmente es irse a sentar a una mesa, entre una recepcionista y una directora de área donde localizó un lugar aún vacío.
—Hay tanta gente —continúa don Ricardo—, que no sabe lo que significa la hoz y el martillo.
sábado, 27 de octubre de 2012
Los homosexuales y la mercadotecnia
Antes quiero aclarar que soy homofóbico, como el enorme grueso de la población en este país —incluidos los homosexuales— y que no me enorgullezco de ello. Sin embargo, para mayor desvergüenza mía me he reído de casi todos los chistes que hablan de los gay como jotos y cuando me propongo que ya no lo haré, vuelvo a pensar en esos términos y a reírme al siguiente día con otro chiste u otra anécdota.
También descubro que muchos de los escritores, autores y compositores de México y del mundo que aprecio, admiro y sigo, algunos con veneración, son homosexuales, de closet, abiertamente, socialmente, casados o en cualquier tipo de envase o cara. Bueno ¿y?
No quiero llegar a hacer una "discriminación positiva", ni creo que el hecho de ser homosexuales los hace mejores personas. Hasta dónde sabemos, el talento y la calidad humanas no están relacionadas con el color de la piel, la forma de sus orejas ni con la forma en que a la persona le guste ver correr sus fluidos, sea a solas, intercambiando sus microbios mutuamente con otra de su propio o de distinto sexo, en compañía de tres personas o más, en fin. La mayoría, no todos por desgracia, vivimos en el Siglo 21. (Y ahora como estamos en el siglo 21, soy yo el que teme verse anticuado con tanta aclaración que bien lo sé, para mis amigos sonará más que obvia. Bueno).
Quiero aventurar una observación: Los homosexuales que no se han apabullado por la discriminación y que no llevan para todos lados traumas que los hagan ver moros con tranchetes hasta detrás de los postes y por lo tanto se vuelvan un tanto neuróticos, esos, como cualquier persona de cualquier otra orientación sexual, pienso que serán sanos, sin mayores problemas para relacionarse, serán funcionales. Hasta aquí mi preludio.
***
Nuestra sociedad de consumo y las instituciones obligan, orillan, coercionan a que sigamos ciertos roles. Creo que principalmente en México que en países más modernos. Nuestro país en ese aspecto es muy conservador.
Aun y cuando la población no enteramente hetereosexual varía de un 2 a un 15 por ciento en las diferentes sociedades del mundo (el dato lo revisé en Wikipedia, donde se citan múltiples informes, años y países), creo que desgraciadamente se les sigue considerando fuera de "lo correcto". En el mejor de los casos, tolerando y dándoles toda nuestra amabilidad sincera o hipócrita, a sabiendas que están viviendo fuera de "lo correcto".
Voy a mi tesis.
La sociedad de consumo podría ser más eficaz y menos hipócrita al dedicar muchos más recursos publicitarios a este segmento de consumo.
Es cierto, los homosexuales no necesariamente buscan casarse, tener hijos y todo eso a la manera tradicional, pero muchos sí, quieren vivir en pareja, adoptar, o bien adoptan al sobrino, al nieto, al ahijado y le dan todo amor, apoyo, respaldo como el mejor de los padres.
¿Se han puesto a pensar las agencias de viajes la capacidad que tienen los hombres solteros en edad productiva o jubilados, de viajar? Si no tienen hijos, pueden gastarse miles de pesos en la educación del ahijado, del nieto, del sobrino, prácticamente de quienes ellos decidan.
Sé que sonará violento lo que voy a decir, pero de manera idéntica a los antiguos hombres castrados que cuidaban de los harenes de los reyes, los homosexuales actuales son capaces de dedicar toda su libido a una causa: el trabajo. Ya no es el harén ni el rey, hoy es el puesto de trabajo, hoy en día es cuidar los intereses de la empresa y hacerla crecer. La libido es una energía desbordante, que suele llevar a una experiencia de altos vuelos, quizá por ello algunas creencias religiosas han recomendado la castidad o la moderación que raya en moralina. Los homosexuales no reproductivos son como hombres castrados que se enfocan en otros asuntos externos y pueden dejar su vida sexual en un departamento que no pasa por las credenciales oficiales y reconocidas, y por lo tanto suelen tener un halo de morbo y de misterio (bueno, excepto las locas, que cantan sus hazañas a los cuatro vientos).
Los homosexuales tienen la posibilidad, más que los heterosexuales tradicionales con otras responsabilidades que dedican ocho horas de trabajo porque su esposa pondría el grito en el cielo si se propasan seguido, los homosexuales pueden dedicarse 48 horas de trabajo por 12 de descanso, o de 36 horas de trabajo por ocho de sueño, o de 18 horas de trabajo con tres horas de sueño, o simplemente con una disponibilidad de 24/7, el lector elija su combinación más conocida. De una cosa estoy convencido, los solteros tienen más tiempo para dedicarse al trabajo llámese gobierno/empresa, trabajo creativo, causas sociales o una combinación de varias.
La mercadotecnia no sabe lo que se pierde.
martes, 11 de septiembre de 2012
11 de septiembre
domingo, 9 de septiembre de 2012
Inmunes al deseo
viernes, 7 de septiembre de 2012
Diálogo imaginario
ÉL: ... mh ...
ELLA: Uno madura.
ÉL: Pues sí.
ELLA: En aquel entonces me invitaste a salir.
ÉL: Uno madura.
ELLA: Me escribiste un día un poema muy tierno.
ÉL: Y ni así.
ELLA: Ay, es que eras un chamaquito pendejo.
ÉL: Y tú estabas bien buena.
sábado, 25 de agosto de 2012
Entrevista
Hoy recuerdo este cuestionario y me parece que sigue vigente prácticamente en todo.
Las preguntas
¿Desde cuándo escribo?
Empecé a escribir versos para el periódico mural de la preparatoria, en 1988. Mi primer poema publicado fue Fantasma, en la sección "De los talleres", del periódico El Norte, en marzo de 1991.
¿Por qué escribo?
Porque me gusta y porque al paso del tiempo me doy cuenta que tengo cierta facilidad para hacerlo, por insistencia, constancia o terquedad, pues. Al principio escribía para conquistar el corazón de alguna chica, por decirlo de algún modo. En general desde muy niño me ha llamado poderosamente la atención el efecto que pueden tener las palabras sobre la imaginación y el pensamiento.
¿Cómo escribo?
No sé si entiendo bien la pregunta. Creo que recurro mucho al tema del amor, a la nostalgía, la melancolía. Creo que uno de mis temas más recurrentes es la inasibilidad del amor y otro, que no es tan evidente, la constante del tiempo. En el último año esos temas se me han debilitado bastante y me siento como en el limbo.
Traspongo muchos elementos biográficos, los cambio de tiempo o de sitio o de persona, y a veces los cuento como me habría gustado que pasaran. En general trato de escribirlos como me gustaría que fueran contados, en ese tono, ese ritmo, esa atmósfera, ese tempo.
¿Para qué escribo?
Me alegra sentirme satisfecho con un texto, me gusta batallar en él. De cierto modo traducir una idea a palabras para que tenga cierto efecto, cause cierta emoción. Escribo para comprobar que puedo seguir haciendo esto. Y bueno, escribo también para ser leído. Creo que no guardo casi nada para despúes; todo lo publico casi de inmediato en alguno de los dos o tres blogues que tengo. Creo que también escribo para publicarlo.
¿Para quién escribo?
No podría dar un perfil de sexo o edad, pero sin duda hay personas más inclinadas o receptivas a aceptar temas como el amor y la nostalgia. Creo que por ahí voy yo: a quien se interese en las relaciones de pareja. Y sí, definitivamente escribo para ser leído.
¿Sobre qué escribo?
Ya lo digo, sobre la inasibilidad del amor que deja un sabor a nostalgia, a tristeza.
¿Qué es para mí la literatura?
Una forma de conocer el mundo y de conocerme a mí mismo. Es una expresión artística que me permite mentir con permiso. Me sigue sorprendiendo profundamente cómo es que una obra, un texto, en general la palabra hablada o escrita puede surtir efectos poderosos en el pensamiento y sobre todo en las emociones.
Me gustaría saber cómo es ese mecanismo que para mí es una especie de magia, pues no le encuentro expresión racional.
sábado, 18 de agosto de 2012
El conocimiento no tiene dueño
No detallemos que los maestros que valen realmente la pena son uno de cada 20, o de cada 50, y que si a eso le aunamos a que uno como alumno quiere obtener el papelito cuanto antes, entonces la escuela se vuelve un trámite, a veces caro en tiempo o en dinero, pero un trámite necesario al fin y al cabo.
No más de tres maestros extraordinarios solemos tener en nuestro periodo de estudios formales, a menudo es uno el que nos marcó. Pero, ¿quién determina que los estudios formales deben ser los de mayor aprendizaje?¿Así lo entendemos porque al final nos darán un documento que lo acredite?¿Nuestros maestros son sólo aquellos que nos dan o nos dieron clases en un aula?En los últimos años he estado atento a dos fuentes de conocimiento (parto de una premisa básica para mí y ésta es que el conocimiento no tiene dueño).
1. Los autodidactas. Conozco a dos personas con una profunda pasión por la lectura, Lulú y Aarón. Ambos tienen varias características en común además del goce por la literatura: buena memoria, una capacidad y velocidad de lectura tan potente como tan de todo terreno, y otro detallito que siempre me ha llamado la atención porque para mí contrasta de una manera curiosa: no tienen una carrera universitaria.
El autodidactismo es una modalidad de aprendizaje, si bien no reconocida por ninguna institución en México, permite no trabajar una sola parcela de conocimiento por la que te darán una pala y un azadón, y que al final de cuentas te dará de comer, sino que te permite jalar pal monte y detenerte en las yerbitas más sabrosas, o en las uvas que están en su punto, o cortar unas lechugas y hacer una ensalada. En una palabra te ofrece esa sensación de libertad de que agarres lo que gustes.
A la manera de Esteban Jales, ese inquieto bato gringo que no terminó su carrera y vino a poner un changarro de computadoras con la calcamonía de una manzana, del mismo modo el autodidactismo otorga herramientas —venidas algunas por el azar o la intuición— a quien se atreva a husmear y a perder su tiempo para darse cuenta que simplemente está gozando por conocer y comprender algo que antes no sabía. Sólo una anotación final en esta parte: decía Alberto Einstein que la imaginación era más importante que el conocimiento, y decía otro muchacho cuyo nombre no recuerdo, que en arte son más importantes las conexiones que la producción de objetos.
Así veo yo el conocimiento, como elementos orientadores e inspiradores para la producción propia, para la generatividad o para una mejor y más humana vida.
2. Las pláticas informales. No sé cómo llamarle al momento en que te encuentras con una persona, conocida o desconocida, y durante la plática te suelta un autor, un libro, una película, un artista, en todo caso es una referencia que en tu vida habías oído pero que te deja pensando. En esa plática informal se da un microcontagio que te deja una ronchita. Cristina es una chica que trabaja en mi mismo centro de trabajo, por su profesión y por mi trabajo un día platicando salió a la charla el nombre de Lacan. Me contó dos o tres detalles que me dejaron picado. me dio su opinión y le dije mis impresiones. Total que se dicen muchas cosas de Lacan pero quiero saber qué dijo este hombre que se proclama, dice Cristina, como freudiano. A ver si es cierto.
Esta plática del Lacan freudiano la tuve ayer. Fue una plática informal de 10 o 15 minutos en la que el motivo de su visita no fue, por supuesto, Lacan. Este tipo de encuentros los tengo en promedio unas dos o tres veces por semana, a veces más. Por lo general duran menos de 10 minutos, pero todas tienen en común que me mencionan un dato que yo no sabía. Lo mencionan pero no significa que después de eso ya lo sé, sino que me dejan con la cochina —y bendita—duda.
Hace un buen tiempo fui a una presentación no de un libro, sino de un sitio de internet pero la presentación era igual a las presentaciones de libro. Me acuerdo que era el sitio yosexual.com, y al final, platiqué con Josefina, en la charla salió el nombre de Robert Bly, un ensayista y poeta norteamericano estudioso de una nueva manera de entender las masculinidades. Buscando algo de Bly (d estos hace hará unos cinco años) di con Eloy Arenas, con su Machistas anónimos, luego el hallazgo de El nuevo sexo débil, de Enrique Gil-Calvo (a quien por cierto contacté por correo y me acaba de mandar un capítulo inédito de su siguiente libro, y me permitió reproducirlo en la revista que edito). Volví a buscar algo de Robert Bly, pero se me atravesó una joyita escrita por Sam Keen acerca del proceso masculino para su plena realización, se trata de la intorducción al libro Ser Hombre: mitos y claves de la masculinidad.
Bueno, todo esto son ejemplos de lo que puede resultar de las pláticas informales. Baste parar las antenas para captar la señal y, como muestra una vez más el libro de Sam Keen, saber hacer las preguntas adecuadas.
jueves, 16 de agosto de 2012
Cuando los padres se van
De acuerdo al nivel de preparación y de salud de los padres, especialmente de ella, los padres pueden pueden "soltar" a los hijos con relativa facilidad o no.
En mi caso y en mi casa mi jefa ha sido muy suelta con eso. Mi hermana Ángela ha vivido ya casi la mitad de su vida no sólo fuera de la casa familiar, sino fuera de la ciudad natal. Por mi cuenta me fui un par de años al DF muy lejos de donde nací y crecí.
Otras mamás, en cambio, tienen bien repasado el numerito de, primero inmolarse en favor de sus hijos para después, cuando ya crecieron, recordarles la factura moral y de paso tener quién se haga cargo de ellas porque ella no estuvo en condiciones –quizá nunca en la vida lo estuvo, ni lo estará, como dijo don Teofilito– de asumir su vida como propia.
Total que los hijos crecen y se van. Mi dos hijos cuyas edades sumadas dan 25 años, están cerca de hacer su vida aparte. El mayor empezará en unos meses a salir con amigos y amigas y yo me pongo a temblar.
Sabemos que los hijos se van, uno cuando fue hijo también se fue, pero lo que no había visto es que los padres se fueran.
No me refiero a que fallezcan, sino a que hagan su vida aparte.
Si los hijos enseñan a los padres, los padres nunca dejan de enseñar a los hijos. estoy pensando en mi jefa muy cerca de cumplir 69 primaveras, que actúa como piensa. Vamos, no tiene un blog como éste ni una cuenta de Facebook para contarle al mundo que vive como piensa, y que está haciendo yoga y que le gusta la música y salir con amigos ni nada de eso. Simplemente lo hace.
La penúltima vez que supe de ella me contó que le habían regalado un chongo rojo, y para no desentonar se había pintado todo el pelo de ese mismo color. Primer síntoma: que lo que piense la demás gente le viene valiendo reverenda madre, exactamente como debería ser.
La última vez que supe de ella fue por medio de mi hermana Ángela que vive en Berlín quien me dijo que mi mamá le había tomado la llamada, "pero que estaba cenando", y se le oía muy contenta porque estaba haciendo un trayecto entre Milán y Venecia, en Italia y dijo que las fotos son nada comparado con estar ahí.
Creo que la hemos perdido para siempre.
A esto me refiero cuando digo cuando los padres se van.
viernes, 10 de agosto de 2012
La segunda esposa
martes, 31 de julio de 2012
Leer no es aséptico
sábado, 28 de julio de 2012
La lectura herida de muerte
Leer parece ser una de las actividades más anticuadas. Estoy seguro que muchos no leerían ni aunque les pagaran. Leer no conduce a nada, parece ser el supuesto.
Sin embargo, muchos proyectos gubernamentales se han puesto en marcha, con mayor o menor éxito, para impulsar la lectura. La edición Sep-Setentas, y El Correo del Libro a finales de hace tres décadas, las librerías Educal, las ediciones gratuitas cada Día del Libro, los Libroclubes primero en el DF (1997-2000) y luego en el ámbito federal (2000-2003) con un éxito sobresaliente.
La batalla es una lucha perdida, el paciente está enfermo de muerte. Los lectores, como si fueran los glóbulos rojos de una sangre cada vez más rebajada, no son suficientes para que el vicio, el goce, la sana costumbre de la lectura viva dentro de este organismo y le dé oxígeno a una vida más creativa y más amplia.
Una mascarilla de oxígeno que a los asistentes al hospital nos da una peregrina esperanza -pues la vida de este paciente se alargará algunos meses más- lo representan varios esfuerzos: El programa federal de lectura, el de Parabuses, es buena noticia en la sala de cuidados intensivos. Estos espacios públicos con 365 libros cada uno, un libro por día del año, están en todo el país. En Ensenada se abrieron uno en La ventana al Mar, otro en el Parque Revolución y un tercero en San Quintín. Estos módulos están abiertos.
Escribe Zaid: “El costo de leer se reduciría muchísimo si los autores y los editores respetaran más el tiempo del lector. Si no se publicaran los textos que tienen poco qué decir, o están mal escritos, o mal editados. Los libros dignos de ser releídos y recomendados bajan extraordinariamente el costo de leer, y más aún si se comparten, en la familia, entre amigos y en las bibliotecas públicas”.
Por cierto, para los lectores digitales existe en Facebook desde hace unas semanas la página Libros de Ensenada, sitio en que se promueve como punto de intercambio, venta, reseña y promoción de libros.
sábado, 21 de julio de 2012
La noche de la Xochicalco
jueves, 19 de julio de 2012
Los 10 mandamientos del amigo con derechos
sábado, 30 de junio de 2012
Con el sello familiar
jueves, 14 de junio de 2012
lunes, 4 de junio de 2012
Nortec Hiperboreal en el estacionamiento de la Xochi, quihubo
Como parte de un aniversario más de la revista, mi boca y yo propusimos un concierto que tomó forma en la presentación de Nortec Collective: Hiperboreal y el grupo local Takón Machine, que toca cumbias sabrosonas al estilo de fiesta alivianada.
Pues el concierto será dentro del campus Ensenada el viernes 13 de julio, desde las 6 de la tarde y hasta recoger los restos humanos a eso de la una de la mañana. No se asusten mis amigos regios con esto de restos humanos (no es nada relacionado con la violencia), me refiero a la gente que sigue en el viaje y que, aturdida se amilana porque no encuentra la salida, entonces se quedan platicando. Algunos también vomitan involuntariamemente.
Pues el que pueda venir, que venga. Los boletos cuestan 80, 100 y 250 bolas. Y el que no pueda porque Ensenada le quede anca la chingada, puede seguir la transmisión en vivo en un canal de ustream que abrimos:
http://www.ustream.tv/channel/universidad-xochicalco
Recuerden que en Ensenada son dos horas más temprano que la hora en el cruce de Padre Mier y Juárez.
Les dejo un video de Hiperboreal que se llama South Borderbilia, incluido en el disco que viene presentando Border Revolver.
http://www.youtube.com/watch?v=qaFfn3Gr5U8
jueves, 17 de mayo de 2012
No creo en un Dios II
Antier llevé a Andrés, mi hijo de 10 años, por primera vez al beisbol. Los Marineros de Ensenada recibieron a San Luis y hasta la quinta entrada los locales ganaban 4-0.
Después de un rato de haber llegado compramos unos fritos. Luego vi que al Andrés le habían dado, sin que me hubiera dado cuenta, un refresco de lata en la entrada.
Pero con todo esto, de momento se me hizo raro que no hubiera abierto esa lata. Después de los fritos suele dar sed. Cuando le pregunté si se la pensaba tomar me dijo, sin apenas quitar la vista del campo, que no. Era una lata corta, pequeña, la mitad de una lata normal. Al verla de cerca vi que no era refresco sino que era té negro. Le pregunté que sí no se lo tomaba porque se trataba de té negro y me contestó con un “ajá” moviendo la cabeza.
**
Desde hace algunos años, y por instancias de su madre, los niños comenzaron a asistir a la Iglesia mormona. Su actividad principal es asistir a las reuniones los domingos de 12:30 a 3:30 pm. Muchas veces Ernesto, mi hijo mayor, se ha resistido a ir. Por flojera, por cansancio, por lo que sea. Lo siento, le digo, pero tú hiciste un compromiso y ahora hay que cumplir. Si no hay una razón de peso para no ir, le aclaro, entonces hay que estar.
Con Andrés no batallo. Él se prepara por su cuenta y obedece a la hora de meterse a bañar, a veces plancha su camisa, en fin, sin ningún problema.
La iglesia a la que asiste pide que sus miembros no se metan nada que pudiera hacerles daño a su cuerpo, incluyendo ningún tipo de estimulante por pequeño que sea como el té o el café. Yo no estoy de acuerdo con que eso realmente haga daño, pero sí estoy de acuerdo en que promuevan que no deben meterse cosas que sean perjudiciales para el organismo; eso está muy bien.
Al principio, hace años, se me hizo raro que fueran a la Iglesia mormona. Lo desconocido siempre levanta sospechas, especialmente en nuestra profunda tradición católica y nuestra falta de cuestionamiento de nuestras ideas. Vengo de una familia como la de millones en las que no asistir a misa puede pasar, pero participar activamente en otra creencia eso algo huele a una cochina traición. No se diga “promoverle” a los niños otras “extrañas” creencias. Hace algunos años mi papá me “sugirió” que mis hijos se bautizaran por la Iglesia católica (hasta el momento no ha sucedido). Los discutimos un poco. Básicamente le dije que creía que cuando los niños tuvieran edad para elegir (en ese momento los niños tenían aproximadamente tres y cinco años) pues que eligieran lo que mejor les pareciese. Sentí un dejo de tristeza, de impotencia, incluso de dolor ante mí postura. Para un hombre que estudió Derecho canónico y que conoce las creo que catorce causales de anulación matrimonial de la Iglesia católica, el asunto me parece que tuvo cierto impacto.
Pero resulta que creo en el derecho y en la libertad que cada uno tiene, tenemos, en creer en el Dios que mejor le parezca. O no creer en ninguno.
En realidad la creencia, el contenido de esa fe, me interesa muy poco (me interesa muy poco en su contenido teológico, pero me interesa mucho en su aspecto sociológico y sicológico –veo con morboso asombro cómo el ingrediente de la fe pone en crisis a una persona entre el deseo y la culpa: una neurosis que ni Jescucristo en el Calvario, vivió, pues él sí la tenía clara).
Para mí no es relevante el contenido de un cuerpo de creencias. Si mis hijos se hubieran inclinado por otra iglesia, como por ejemplo la católica, habrían tenido ciertas ventajas porque les pude haber ayudado un poco con más orientación, pero no fue así. En otras palabras, no importa si hay o no hay Dios (o dioses), sino lo único que importa es lo que cada persona es capaz de hacer en función de esa creencia. O sea: no es el Dios, sino lo creemos que debemos hacer por él.
Pero lo más importante es la coherencia entre lo que creemos y lo que hacemos. Ser consecuente es una de las cosas más difíciles, pero creo que vale la pena ejercitarnos.
Pienso que muy remotamente adoptaría yo un sistema de creencias como el de la Iglesia mormona y el de cualquier otra, puesto que hasta donde me conozco, eso no me funciona ni me hace mejor persona. Pienso que a mis hijos creer en una doctrina como la que promueve la Iglesia mormona les puede funcionar, mientras no se demuestre que los perjudique.
Si ellos adoptaron ese compromiso, hay que practicarlo. Aunque cueste dejar la televisión o dejar de jugar o ir al parque. Si alguien se dice católico pero no practica esas creencias, entonces debería revisar si debe seguir diciendo que cree en lo que cree, etc.
Por último pienso que el Andrés fue coherente al no tomarse ese té negro aunque tuviera sed. Creo que en ese pequeño acto fue él quien me puso el ejemplo.
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sábado, 12 de mayo de 2012
El orgullo de mi nepotismo
jueves, 10 de mayo de 2012
No creo en un Dios
¿Entonces en qué creo? Creo en ciertas personas. Bueno, alguien me dirá, las personas pueden fallar, te pueden fallar. Sí, tal vez, diré yo. Creo en muchas personas, pero no significa que espere demasiado de ellas.
Punto número uno: No esperar demasiado de la gente; esperar más bien cosas de mí.
¿En qué creo? Creo en mí, porque soy responsable de modificar un ladrillo, una caja con canicas, una superficie en donde no hay nada. Es una obligación creer en uno mismo, y es muy saludable no esperar mucho de los demás. Hay que creer en uno para poder hacer las cosas, aunque, como dijo el flaco Gandhi, casi todo lo que realice será insignificante, pero es muy importante que lo haga. Ese es el sentido que tiene para mí creer en uno mismo.
Alguien replicará que ese creer en uno mismo suena a egoísmo, en centrarse en uno mismo. Está bien, puede que lo sea. Pero esa es la base. ¿No habrá algo más, algo más allá, un ideal, una utopía? Pues sí, el doctor Guevara de la Serna, este muchacho argentino medio loco que mataron, no en la hoguera pero sí en La Higuera, hablaba mucho de eso, de ideales. Él se fue al extremo y digamos que en algún sentido se inmoló por una causa. Muy bien. Hoy en día uno puede decidir no inmolarse. Creo, a ver si sigo aclarándome, en las pequeñas cosas que acumuladas, pueden representar mucho. ¿En la constancia, me preguntan? Sí, eso, en la constancia, pero también en todo lo bueno que puede darse entre dos o más personas.
Y si me apuran, diré que creo, y no sólo creo sino que siento avidez, por las cosas que inspiran, que provocan, que te modifican de algún modo.
A veces voy al Sullivan a caminar acompañado de mi mujer. El Sullivan es un centro deportivo administrado por el Municipio con pista de atletismo profesional y varias canchas. Queda a unas cuatro cuadras de la casa y la entrada cuesta tres pesos. En las mañanas, a eso de las siete, en la pista habrá más de 30 o 40 personas, casi todas mayores de 50 o 60 años, caminando en ropa deportiva; alguna señoras usan unas viseras grandes a una hora en las que aún no hay sol. Mi esposa y yo vamos temprano, después de que ella deja a los niños en la escuela.
Hace un par de días, esperándola a unos pasos dentro de la reja del Sullivan, había un señor que se disponía a pintar un árbol con cal. Por su apariencia era un trabajador, estaba dentro del jardín, a unos siete u ocho metros de donde yo estaba parado, detrás de un bardita que me llegaba a la cintura.
Cuando me vio, por las señas que hizo me di cuenta que era mudo. O sordomudo. Con señas y a cierta distancia, el hombre de unos 50 años, de piel morena, no muy alto y de aspecto musculoso, me platicó de su trabajo, del trato que le dan sus jefes. No había queja precisamente, o mejor dicho, no sentí que tratara de provocar lástima. El señor estaba dedicado a lo suyo. Cuando vio que llegó uno de sus jefes, (el cual quedó fuera de su vista, pero estaba cerca de mí y yo lo podía ver de reojo), me explicó cómo era su trato y qué cosas necesitaba de materiales y herramientas. Todo esto se lo entendí clarito. Lo observaba atento. Continuaba. Se agachó a revolver la pintura del bote con un palo, se puso unos lentes protectores y se acomodó la gorra.
Fue una charla de cinco o seis minutos. Llegó mi mujer y nos fuimos a caminar.
La confianza que este señor me entregó, el contacto que hicimos, fue inspirador para mí. Se expresó con desenvoltura, con brazos, con manos. Se expresaba con agilidad pero con movimientos precisos, sin desperdiciarlos. Cuando terminé la charla con él sentí que algo sensible, humano, acabábamos de intercambiar. Me sentí inspirado.
¿Que si creo en gente? Creo en este tipo de gente que cree en la gente, que puede mirarte a los ojos y sonreírte y decirte lo que piensa. Creo que la gente cercana, amigos, conocidos, familia, lo que los une es el amor, la amistad (a veces el compromiso y el interés, así que no echo a todos en el mismo cajón).
Cerrando más el círculo, creo en la gente, pero cuando se da esa chispa recíproca, puede nacer la amistad. Y sí, creo que seleccionar amigos debe ser un arte más importante que el de prometer. No me entretengo en este punto porque creo que es bastante claro. Sólo que el delicado trabajo de la amistad es cultivarla y saberla valorar cuando el otro también hace lo propio por acercarse.
Y entre la gente, pues bueno, la pareja. La elección de la pareja, junto con la de la profesión, son dos de las más trascendentales de la vida.
Para una buena elección de pareja se deben tener ciertas herramientas. Digamos que algunas ya las trae el equipo con el que crecemos en la casa, incluyendo esas brújulas como los valores, que adoptamos de la atmósfera familiar.
De nada sirve tener una pareja con enormes atributos de belleza, de lana, de apellido, de carisma, incluso de inteligencia y talento, si no es capaz de relacionarse sanamente en pareja. La revista Fama vive de los ricos y famosos que no se pueden relacionar sanamente en pareja. Los exhibe. Pero en eso, en cuestión de amor, todos tenemos o hemos tenido dificultades.
Saber elegir bien a la pareja te ahorra problemas y te hará más feliz, y no sólo eso, te permite crecer y desarrollarte en los propios terrenos profesionales y no te hace gastar energía innecesariamente resolviendo asuntos que pudieron evitarse con una buena elección de pareja o con terapia temprana.
Creo que con todo lo dicho hasta aquí todas mis creencias son bastante terrenales. En resumen, punto número uno, creo en las cosas y personas que te inspiren a pensar, imaginar o a actuar. Puede ser el arte, la literatura, el cine, especialmente las personas. Hay personas cercanas que no eliges y no te inspiran nada y no puedes cambiarlo, y hay personas cercanas con las que tú has decidido estar y cultivar.
Punto dos: creo en la pequeñas cosas significativas.
Punto tres, esto no lo he mencionado. Pienso que en muchos momentos cada uno puede elegir (y afrontar, y enseguida sufrir o gozar de lo que venga), pero de pronto, el azar aparece, la coincidencia de la alineación de planetas en el momento que iba pasando aquel carro y una persona miró y otro hizo aquella llamada en el momento preciso y una infinita mesa de billar con miles de bolas en las que de pronto, dos se tocan. Creo en el azar, en las coincidencias. Hay grandes observadores de coincidencias como el escritor Paul Auster en su Cuaderno rojo. Si nos fijamos bien, nuestras pocas grandes elecciones importantes de la vida, navegan en el mar de las coincidencias, del azar. Y eso es algo real y tangible. Me relaja y entretiene más un libro de Dinámica que acabo de conseguir, con todas sus derivadas entre las que yo trastabilleo con mi poquísima álgebra rudimentaria pero feliz, que tratarle de dar explicaciones metafísicas o religiosas a lo que me sucede. Gran parte de lo que nos sucede no tiene un sentido (a veces mucho de lo que nosotros realizamos o pensamos tampoco lo tiene, y actuamos con la mayor seriedad ante ello), y tratar de encontrárselo es gastar gasolina por puro gusto pudiéndonos quedar en la casa.
El deseo es el deseo, la razón hay que cultivarla. Pero ante ciertas creencias nomás queda callarte y darte media vuelta.
sábado, 5 de mayo de 2012
La palabra y la imagen
martes, 1 de mayo de 2012
No confíes en alguien que lee
lunes, 16 de abril de 2012
Columnista
Desde hace un par de meses colaboro en un periódico de la localidad, bueno, escribo una columna y la representante ante los medios en donde laboro las envía a uno o a otro de los periódicos que circulan en Ensenada, El Vigía o El Mexicano.
Me permito publicar aquí la columna aparecida el sábado pasado, pues últimamente no escribo mucho acerca de los temas que más me gustan a mí.
El asunto de las redes sociales, sí, me dio tema para pensar, pero no quise meterme en el rollo del impacto de las redes sociales específicamente en las elecciones 2012, que me parece un asunto que tiene muchas diferencias con el proceso de hace seis años.
Pues mejor escribí sobre cómo le pegan las redes a la educación de los chamacos. Copio el texto tal como apareció. Y como lleva membrete, pues lleva anuncio. Ya veremos después.
Columna Xochicalco
Enredados en las redes
Los que no nacimos en la era digital tuvimos que adaptarnos a ella, adaptarnos a un mundo de relaciones en el que una buena parte del intercambio interpersonal, social, incluso institucional, se realiza a través de internet.
Esta revolución que nos ha introducido en la era digital no ha sido, como otras revoluciones, con armas ni caudillos, con ideas y proclamas, sino ha sido silenciosa, vertiginosa y socialmente aceptada.
Todo ha sucedido tan rápido, que no hemos tenido el tiempo de reflexionar lo suficiente en el modo en que hoy vivimos.
Hasta el 2010, según datos de la Asociación Mexicana de Internet (Amipci), existían en México 34.9 internautas, de los cuales 60 por ciento eran menores de 24 años. El estado de Baja California contaba con 1.39 millones de usuarios de internet, de los cuales unos 800 mil son jóvenes menores de 24 años.
Mario es un jovencito de 14 años que desde hace seis meses abrió una cuenta de Facebook en la que cuelga fotos familiares y algunos videos. Eso de por sí es una exposición un tanto riesgosa. Esta red social aumentó en el 2010 la edad mínima de 13 a 14 años para abrir una cuenta, sin embargo es común que los menores mientan respecto de su edad.
Pero lo que pocos saben es que Mario tiene una cuenta alterna de Facebook en la que puede explayarse, hacer comentarios subidos de tono sin que sus papás lo sepan, incluso molestar a otros jóvenes en lo que es conocido como acoso cibernético o ciberacoso.
Internet es una poderosa herramienta pedagógica, de mercadotecnia, de encuentros profesionales y de trabajo. Pero también es un serio peligro si no se vigila adecuadamente.
Corre en nuestra contra el hecho de que, nosotros los mayores, no estamos familiarizados con muchas de estas herramientas y dejamos a los menores solos conectados a una computadora.
Antes jugaban más en las calles, o convivían con el resto de la familia en la sala de la casa. Hoy, con el trajín diario, ambos padres trabajando o uno de los dos ausentes del seno familiar, la computadora es la niñera de la casa.
Todo parece indicar que ya no habrá marcha atrás en esto de las redes ni del uso de Internet, y quien no entre al aro se quedará irremediablemente rezagado.
Instituciones de excelencia como lo es la Universidad Xochicalco, utilizan herramientas pedagógicas en el aula como webquest, definida por su creador Bernie Dodge de la Universidad de San Diego como “una actividad de investigación en la que la información con la que interactúan los alumnos proviene total o parcialmente de recursos de la Internet”.
No queda más que conocer y adaptarnos a las nuevas tecnologías, para que éstas actúen en nuestro favor. Corremos el riesgo de que, como el Frankenstein de Mary Shelley, se levante y nos tome, dañando incluso a nuestros seres más queridos.
Gerardo Ortega
Editor de Publicaciones de la Universidad Xochicalco
gerardoortega@xochicalco.edu.mx
miércoles, 4 de abril de 2012
Las exes
sábado, 31 de marzo de 2012
¿La letra con Indesign queda? Tipografía Gandhi

Me da gusto compartir este tipo de noticias. Dentro del diseño editorial, la elección de la fuente tipográfica es un aspecto de primera importancia. Sé que la mayoría de los diseñadores de publicaciones en general no tienen en sus manos (ni tienen el tiempo de desear tener en sus manos) la selección de las fuentes tipográficas, pero también hay muchos, muchos otros diseñadores gráficos que se ven en la circunstancia no del todo elegida, de editar publicaciones. Los considero que pueden ser buenos ilustradores, buenos fotógrafos, muy buenos diseñadores gráficos que comunican visualmente de manera extraordinaria. Pero, aquí está el pero, a muchos muchos muchos muchísimos de ellos les tiene sin cuidado que un texto se pueda leer amablemente. En esta semana, una persona dedicada al diseño me comentó de lo más tranquilo que las pocas revistas que compraba, las adquiría por las fotos y en general las imágenes, pero que no las leía.
Me da gusto compartir este tipo de noticias como el hecho de que se difunda una nueva fuente tipográfica mexicana para que la use todo el que lo desee. Esta fuente es un producto, mejor de lo que puede ser un clipart. Ojalá que los diseñadores la tomen en cuenta.
La siguiente es una nota de El Financiero, y mero abajo puse la liga desde donde pueden descargar la mentada fuente de manera gratuita. Ahí están unos ladrillos nuevos, ahora a construir la casa.
Tipografía Gandhi
A partir de hoy, Librerías Gandhi pondrá a la disposición del público de manera gratuita una tipografía creada por la propia compañía, la cual ofrece dentro de sus ventajas “facilitar la lectura de los mexicanos”.
La compañía informó a través de su cuenta de Twitter que la “Tipografía Gandhi” se encuentra avalada por un grupo de especialistas, dentro de los que se encuentran oftalmólogos, neurólogos, así como editores e impresores.
Dentro de los creadores del nuevo tipo de letra se encuentran Gabriela Guevara, David Kimura, Cristóbal Henestrosa y Raúl Plancarte, especialistas en comunicación y diseño gráfico.
“Nuestra tipografía fue recientemente seleccionada para para formar parte de la muestra principal de Tipos Latinos 2012, Quinta Bienal de Tipografía Latinoamericana, la cual reúne las obras tipográficas más destacadas de la región”, asegura la empresa.
Algunas de las ventajas de lectura que ofrece la nueva tipología que se encuentra disponible para Mac y PC son:
• Es una tipografía ligera, es decir, se compone de un menor porcentaje de negro.
• Se ve más grande que otras tipografías existentes.
• A diferencia de otras tipografías, la letra al aumentar su tamaño crean una mancha que dificulta su comprensión y cansa la vista.
• Al utilizarse en tamaños mayores no cambia su legibilidad.
http://www.tipografiagandhi.com/