Hoy recuerdo este cuestionario y me parece que sigue vigente prácticamente en todo.
Las preguntas
El poeta Eligio Coronado González, quien organiza el ciclo de lecturas cada jueves en el café Nuevo Brasil, me hizo llegar unas preguntas con premeditación, alevosía y ventaja, esto de cara a la lectura de mañana. Me agradó que lo hiciera porque me hizo pensar un poquito en la escritura, en mi escritura. Y esto fue lo que contesté:
¿Desde cuándo escribo?
Empecé a escribir versos para el periódico mural de la preparatoria, en 1988. Mi primer poema publicado fue Fantasma, en la sección "De los talleres", del periódico El Norte, en marzo de 1991.
¿Por qué escribo?
Porque me gusta y porque al paso del tiempo me doy cuenta que tengo cierta facilidad para hacerlo, por insistencia, constancia o terquedad, pues. Al principio escribía para conquistar el corazón de alguna chica, por decirlo de algún modo. En general desde muy niño me ha llamado poderosamente la atención el efecto que pueden tener las palabras sobre la imaginación y el pensamiento.
¿Cómo escribo?
No sé si entiendo bien la pregunta. Creo que recurro mucho al tema del amor, a la nostalgía, la melancolía. Creo que uno de mis temas más recurrentes es la inasibilidad del amor y otro, que no es tan evidente, la constante del tiempo. En el último año esos temas se me han debilitado bastante y me siento como en el limbo.
Traspongo muchos elementos biográficos, los cambio de tiempo o de sitio o de persona, y a veces los cuento como me habría gustado que pasaran. En general trato de escribirlos como me gustaría que fueran contados, en ese tono, ese ritmo, esa atmósfera, ese tempo.
¿Para qué escribo?
Me alegra sentirme satisfecho con un texto, me gusta batallar en él. De cierto modo traducir una idea a palabras para que tenga cierto efecto, cause cierta emoción. Escribo para comprobar que puedo seguir haciendo esto. Y bueno, escribo también para ser leído. Creo que no guardo casi nada para despúes; todo lo publico casi de inmediato en alguno de los dos o tres blogues que tengo. Creo que también escribo para publicarlo.
¿Para quién escribo?
No podría dar un perfil de sexo o edad, pero sin duda hay personas más inclinadas o receptivas a aceptar temas como el amor y la nostalgia. Creo que por ahí voy yo: a quien se interese en las relaciones de pareja. Y sí, definitivamente escribo para ser leído.
¿Sobre qué escribo?
Ya lo digo, sobre la inasibilidad del amor que deja un sabor a nostalgia, a tristeza.
¿Qué es para mí la literatura?
Una forma de conocer el mundo y de conocerme a mí mismo. Es una expresión artística que me permite mentir con permiso. Me sigue sorprendiendo profundamente cómo es que una obra, un texto, en general la palabra hablada o escrita puede surtir efectos poderosos en el pensamiento y sobre todo en las emociones.
Me gustaría saber cómo es ese mecanismo que para mí es una especie de magia, pues no le encuentro expresión racional.
¿Desde cuándo escribo?
Empecé a escribir versos para el periódico mural de la preparatoria, en 1988. Mi primer poema publicado fue Fantasma, en la sección "De los talleres", del periódico El Norte, en marzo de 1991.
¿Por qué escribo?
Porque me gusta y porque al paso del tiempo me doy cuenta que tengo cierta facilidad para hacerlo, por insistencia, constancia o terquedad, pues. Al principio escribía para conquistar el corazón de alguna chica, por decirlo de algún modo. En general desde muy niño me ha llamado poderosamente la atención el efecto que pueden tener las palabras sobre la imaginación y el pensamiento.
¿Cómo escribo?
No sé si entiendo bien la pregunta. Creo que recurro mucho al tema del amor, a la nostalgía, la melancolía. Creo que uno de mis temas más recurrentes es la inasibilidad del amor y otro, que no es tan evidente, la constante del tiempo. En el último año esos temas se me han debilitado bastante y me siento como en el limbo.
Traspongo muchos elementos biográficos, los cambio de tiempo o de sitio o de persona, y a veces los cuento como me habría gustado que pasaran. En general trato de escribirlos como me gustaría que fueran contados, en ese tono, ese ritmo, esa atmósfera, ese tempo.
¿Para qué escribo?
Me alegra sentirme satisfecho con un texto, me gusta batallar en él. De cierto modo traducir una idea a palabras para que tenga cierto efecto, cause cierta emoción. Escribo para comprobar que puedo seguir haciendo esto. Y bueno, escribo también para ser leído. Creo que no guardo casi nada para despúes; todo lo publico casi de inmediato en alguno de los dos o tres blogues que tengo. Creo que también escribo para publicarlo.
¿Para quién escribo?
No podría dar un perfil de sexo o edad, pero sin duda hay personas más inclinadas o receptivas a aceptar temas como el amor y la nostalgia. Creo que por ahí voy yo: a quien se interese en las relaciones de pareja. Y sí, definitivamente escribo para ser leído.
¿Sobre qué escribo?
Ya lo digo, sobre la inasibilidad del amor que deja un sabor a nostalgia, a tristeza.
¿Qué es para mí la literatura?
Una forma de conocer el mundo y de conocerme a mí mismo. Es una expresión artística que me permite mentir con permiso. Me sigue sorprendiendo profundamente cómo es que una obra, un texto, en general la palabra hablada o escrita puede surtir efectos poderosos en el pensamiento y sobre todo en las emociones.
Me gustaría saber cómo es ese mecanismo que para mí es una especie de magia, pues no le encuentro expresión racional.
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