martes, 18 de abril de 2023

Opinión de Esther Vilar sobre la belleza de los hombres



«Es una gran suerte para las mujeres adultas el que los varones no se consideren hermosos. Y eso que la mayoría de ellos lo es. Con sus cuerpos tensos, entrenados por el trabajo, sus amplias espaldas, sus piernas musculosas, sus melodiosas voces, su risa cálida, humana, su expresión inteligente y sus movimientos equilibrados —porque tienen sentido—, los varones superan todo lo que puede ofrecer la mujer incluso desde el punto de vista puramente animal. Y como trabajan, a diferencia de la mujer, y utilizan constantemente su cuerpo con sentido, éste sigue manteniéndose hermoso o durante más tiempo que el cuerpo de la mujer que, a causa de la falta de entrenamiento, decae rápidamente y, pasados los cincuenta años, no es ya más que un montón desordenado de células humanas (obsérvese por la calle el aspecto de las mujeres de cincuenta años dedicadas a sus labores y compáresele con el de los varones de la misma edad).

«Pero los varones no saben que son hermosos. Nadie se lo dice. Es corriente disparatar acerca de la "gracia" de las mujeres, del "conmovedor atractivo" de los niños, del "encanto" del mundo animal. Pero cuando se trata del varón, se elogia a lo sumo su valentía, su coraje, su resolución, en suma, las cualidades que se refieren a su utilizabilidad para los fines de las mujeres, y no a su aspecto externo.

«Probablemente no hay —aparte de los tratados médicos— ninguna descripción del varón que se ocupe largamente de la forma de sus labios, del color de sus ojos bajo tal o cual iluminación, de la abundancia de sus cabellos, de la suavidad de sus tetillas o de la equilibrada regularidad de su escroto. Y el varón mismo se asombraría y se divertiría muchísimo si se le elogiara por esas características de su cuerpo. «El varón no está acostumbrado a que se hable de su aspecto. La mujer adulta, que suele ser fea y tendría, pues, motivo suficiente para darse a la admiración del varón (tiempo para ello le sobraría), no le ve siquiera. No por malicia, ni menos por cálculo, sino porque para ella el varón es una especie de máquina que produce valores materiales. Y nadie juzga a una máquina por sus valores estéticos, sino desde puntos de vista funcionales.

«Lo mismo piensa el varón y así se juzga a sí mismo. Los varones están tan intensamente insertos en el proceso de trabajo y quedan tan desgastados cada día por la permanente lucha competitiva que no pueden contemplarse con distanciación. Pero, ante todo, lo que pasa es que los varones no quieren siquiera saber si son hermosos o feos. Para que su lucha tenga sentido, son las mujeres las que tienen que ser hermosas, desvalidas, adorables. Por eso, a falta de definición precisa de sus contradictorias impresiones, las llaman "el bello sexo"».

El varón domado, 1971.

Criterios para pareja

 


Difícilmente una mujer mínimamente trabajada se va a fijar en una hombre flojo, inútil, falto de iniciativa, bueno para nada, como para tenerlo de pareja.

En cambio, los varones somos capaces de elegir una mujer floja, falta de iniciativa, atenida, a quien no se le admire por sus logros, para tenerla de pareja.

Mientras haya acuerdo, todo está bien con eso. Sólo quería señalar el contraste. Gracias.