domingo, 22 de octubre de 2023

«México, siempre fiel»


A la memoria de Gerardo Ortega Magaña y de don Heberto Peterson

El papa Francisco cumplió en marzo pasado su primera década como cabeza de la Iglesia católica, y cada año que pasa es menos probable que convoque a un nuevo Concilio, esas reuniones deliberatorias que representan el acto supremo de la colegialidad de la jerarquía católica y que dictan los nuevos rumbos de acuerdo a los tiempos que le tocan. Y hoy no son buenos tiempos.

Han pasado casi 45 años del "México, siempre fiel", que Juan Pablo II pronunció en Puebla el 28 de enero de 1979 reventando la apoteosis religiosa más grande del México moderno. Fue desde ese primero de sus cinco viajes a nuestro país que el obispo Wojtyla, el Papa Viajero comenzó a forjar su fama de buen comunicador.

Pero algo pasó en el camino.

Según datos del Inegi, el porcentaje de católicos en México ha bajado de 88 a 85.4 a 78 por ciento, en los años 2000, 2010 y 2020 respectivamente. En este último año, de acuerdo con Alejandro Díaz Dominguez en un artículo de febrero de 2021, "las tres entidades con la mayor proporción de personas sin religión son Quintana Roo (22.5%), Baja California (20.4%) y Ciudad de México (15.6%)".

Además de este descenso, en el periodo de 2010 a 2020, el porcentaje de fieles de la iglesias protestantes y evangélicas aumentó de 7.5 a 11.2 por ciento.

Y esta tendencia no parece modificarse.

Es probable que este comportamiento estadístico esté relacionado con varios factores que se han convertido en retos por resolver, algunos de índole legal, otras de tipo doctrinal y otras más del ámbito pastoral.

Según el sitio BishopAccountability.org, distintas diócesis de Estados Unidos han publicado una lista de 7 mil sacerdotes con "acusaciones creíbles de abuso sexual a menores". En México, la impunidad de la que gozó el padre Marcial Maciel Degollado ha sido un lastre, doloroso, lejos de la caridad cristiana y de la justicia divina o laica.

El papa Francisco, el más progresista hasta el momento, ha abierto la puerta a los divorciados vueltos a casar para recibirlos. "No están excomulgados", dice. "Pueden encontrarse en situaciones muy diferentes que no han de ser catalogadas o encerradas en afirmaciones demasiado rígidas".

No sabemos textualmente a qué se refiere con afirmaciones demasiado rígidas, pero el Código de Derecho Canónico, ese conjunto de normas jurídicas que rigen la organización de la Iglesia, sí es muy claro: "No deben ser admitidos a la sagrada comunión los excomulgados y los que están en entredicho después de la imposición o declaración de la pena, y los que obstinadamente persistan en un manifiesto pecado grave" (CDC. no. 915).

En cuanto al matrimonio entre personas del mismo sexo, Francisco, a diferencia de Benedicto XVI y Juan Pablo II, se ha mostrado más flexible. Al menos en su discurso, Sus declaraciones a veces parecen correr hacia la apertura y en otros momentos son delimitadas desde el dogma doctrinal. En 2020, en el documental Franceso, dijo: «Las personas homosexuales tienen derecho a estar en la familia. Son hijos de Dios, tienen derecho a una familia. No se puede echar de la familia a nadie, ni hacer la vida imposible por ello. Lo que tenemos que tenemos que crear es una ley de convivencia civil. Tienen derecho a estar cubiertos legalmente».

En una carta del nuncio del Vaticano en México, Franco Coppola, aclararía que el Papa se refería a dos preguntas en el documental hechas en momentos diferentes, lo que había creado confusión. El Papa, dijo Coppola, se había referido "'a los derechos de estas personas a tener cierta protección legal', pero que esto no significaba un cambio en la doctrina de la Iglesia, que rechaza el matrimonio entre personas del mismo sexo".

Sobre la ordenación de mujeres como sacerdotes, el Papa ha dicho que «no se puede entender una Iglesia sin mujeres». Sin embargo la respuesta es no. «Lo ha dicho Juan Pablo II, pero con una formulación definitiva. Ésa está cerrada, esa puerta, pero sobre esto quiero decirle algo. Ya lo he dicho pero lo repito. La Virgen María es más importante que los Apóstoles, los obispos, los diáconos y los sacerdotes».

En cambio, acerca del celibato sacerdotal, su opinión es mucho más abierta. Aunque el tema data del siglo IV, diversos Concilios y sínodos han reafirmado la exigencia de la castidad en el sacerdocio a lo largo de los siglos. El actual Código de Derecho Canónico (1983):

«Los clérigos están obligados a observar una continencia perfecta y perpetua por el Reino de los cielos y, por tanto, quedan sujetos a guardar el celibato, que es un don peculiar de Dios mediante el cual los ministros sagrados pueden unirse más fácilmente a Cristo con un corazón entero y dedicarse con mayor libertad al servicio de Dios y de los hombres» (CDC 277, 1).

Francisco no descarta la posibilidad de revisar el celibato sacerdotal. En marzo de 2023, en una entrevista recogida por Europa Press, señaló que este ordenamiento es "una prescripción temporal en la Iglesia oriental", y recordó que "no hay ninguna contradicción para que un sacerdote se pueda casar".

«El celibato en la Iglesia occidental es una prescripción temporal: no sé si se resuelve de un modo o de otro, pero es provisoria en este sentido; no es eterna como la ordenación sacerdotal, que es para siempre, te guste o no te guste. Que dejes o no dejes es otro tema, pero es para siempre. En cambio, el celibato es una disciplina.»

A pesar de esto, el Papa es escéptico con la idea de que anulando la obligación de celibato, se incrementen las ordenaciones sacerdotales.

Es difícil que Francisco llame a un Concilio durante su papado, aun y cuando la Iglesia requiere redefinir su dirección (no necesariamente sus dogmas) que vayan acorde a los tiempos actuales, si es que desea que no le sigan "comiendo el mandado".

Aunque no es lo mismo que un Concilio, se está llevando a cabo ese órgano consultivo que es la Asamblea General del Sínodo de Obispos (del 4 al 29 de octubre de 2023) que tiene como título "Por una Iglesia Sinodal: comunión, participación y misión". Recordemos que el término sínodo significa "caminar juntos". Veamos en qué sentido se amplia esta participación de la que se habla, cómo se capitaliza el concepto de comunión y como se difunde la misión a la que hace alusión la Asamblea. ¿Avanzará la Iglesia hacia la modernidad?

Si a usted le interesa el tema, le sugiero que le siga la huella a los obispos, a los dubia y, de paso, si le parece, échele un ojo a Nathalie Becquart, una monja francesa de 54 años que es la primera mujer con derecho a voto en este tipo de reunión de hombres, quiero decir, de obispos.

Becquart, subsecretaria del sínodo episcopal, está causando sensación en el Vaticano. Quizá ella se convierta en un símbolo (o termómetro) de apertura.