“Si la música estuviera prohibida pensaría seriamente en el
suicidio”, me dijo hace un par de años Pedro Beas, uno de los iniciadores y
actuales elementos del colectivo Nortec Collective. Beas se identifica como
Hiperboreal y se dedica a crear música desde hace 15 años con una mezcla de
ritmos electrónicos y elementos norteños.
Su música tiene que ver con una visión particular de la vida
en la ciudad de Tijuana, utilizando acordeón, bajo sexto, tuba, y dándole un tratamiento
musical enfocado en la música electrónica.
Son las 11 de la noche del viernes 13 de julio. La
Universidad Xochicalco por primera vez en su historia organiza un concierto de
esta magnitud. Estamos celebrando el séptimo aniversario de la revista La huella del coyote. En el estacionamiento del campus se ha
montado un escenario con pantallas, puentes, iluminación. La sola instalación
de la producción llevó 12 horas de trabajo, pero esta noche los asistentes, aunque
no son multitud, saben muy bien a lo que han venido.
Las luces iluminan
el escenario en la Universidad Xochicalco. Antes de Hiperboreal, los cinco
músicos de Takón Machine calentaron ya el ambiente haciendo bailar a la
concurrencia. Carlos Martínez “El Kalah”, como animador de la noche, presenta a
la banda completa.
Y suben al escenario Ricardo
Lugo en el bajo sexto, Gerardo Espiricueta con su acordeón, la vocalista
Radha Murillo —bailarina profesional de danza y cantante de ópera, quien viajó
desde Monterrey—, Ramón Ontiveros en
la tuba, Nayar Parada en la trompeta, Alejandro Navarro en los efectos visuales,
Carlos Keller en la trompeta. Hiperboreal (palabra relativa a quienes habitan
las regiones en el extremo norte), se instala al fondo del escenario, utiliza
una laptop y secuencias que, como caja de Pandora artillada de sonidos, empieza
a mostrar su más reciente disco, Border Revólver.
En 1999 un grupo de
amigos en Tijuana, luego de abrevar toda la vida de la música electrónica extranjera,
comenzaron a experimentar con otros sonidos: pistas con tambora y acordeón. Las
fueron mezclando. Dieron en el clavo. Dos de los miembros de Nortec Collective,
Bostich y Fussible han sido nominados al Grammy Latino por su álbum Tijuana Sound Machine.
“Escucho tanta
música y tan variada, que mi vida entera la podría narrar con portadas de
discos y canciones”, me contó Pedro Beas en aquella ocasión. Seguramente, lleno
de música, de ese universo de sonidos vitales surgió su propio lenguaje
musical.
La voz de Radha,
con ese soul característico y un atuendo de gala, el dominio del escenario de
Ricardo Lugo en el bajo sexto que hacía vibrar su instrumento como si fuera un
arma, y los largos vibratos del acordeón de Gerardo Espiricueta, con pleno
dominio del norteño, fue lo que le dio al concierto un esplendor en la intensa noche
de Xochicalco.
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