Llegué cerca de las 7 de la mañana al aeropuerto Mariano Escobedo. Era viernes, una mañana fresca, casi fría. Por dentro llevaba cargando incertidumbres, temores; la principal alegría era que me reuniría con Carmen e iniciaríamos una vida juntos, luego de una relación a distancia de unos dos años. Esa mañana dejé la ciudad de Monterrey, volé dos mil kilómetros, y me instalé en Ensenada. Trescientos sesenta y cinco días después estoy recordando el vuelo 511 de Volaris que aterrizó con todas mis dudas en el Abelardo, el de Tijuana, estoy recordando que bordee la costa por la carretera Escénica y no miré hacia atrás.
No pienso regresar, pero sé que algo mío se quedó en Monterrey, lo sé porque ahora, un año después de aquel viernes 11 de febrero, la ciudad me duele, me duele cuando una ráfaga le pasa por el rostro y la tira, y salta un montón de sangre y ensucia las paredes y hace que nadie permanezca inocente y ajeno.
Me duele Monterrey porque es una ciudad tomada, hundida, expuesta. Gran parte de mi familia vive ahí, y sé que hay temor. De qué sirve una ciudad con una infraestructura orgullosa para el país, cuando la gente está muriendo.
Un año después, hoy precisamente cumpliendo un año. Estoy contento porque escucho las voces de mis hijos en este sábado en que me los traje al trabajo, me da gusto que pueda besar al Andrés y que le pueda tirar con todas mis fuerzas unos tiros al Ernesto que se para en la portería y que le gusta, le encanta jugar futbol. Ernesto, con su risa mientras juega, me muestra que hay que hacer las cosas por gusto.
Entre el Monterrey que dejé y la Ensenada que me recibió ya ha pasado un año. El día no me alcanza, el día es muy pesado, pero me gusta lo que hago, me gusta vivir aquí y ver a mis hijos, me gusta mucho amanecer todos las mañanas abrazado a Carmen y saber que a pesar de la sangre, la familia lejana y el día que no alcanza, uno se levanta a dar la pelea, como Ernesto cuando juega futbol y ríe, a pesar de las raspadas que en este momento me está enseñando.
Te amo, qué bueno caminar juntos.
ResponderEliminarA un año del cambio felicidades por eso.
ResponderEliminarSe le ve tranquilo, emocionado, de corazon vibrante y apaciguado.
cool.
Gracias, mi amor. Te amo. ReD: un abrazo fuerte. Espero que ya nos veamos en estos días.
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