martes, 19 de noviembre de 2019
Día del Hombre
Soy un varón adulto con educación profesional que vive en una ciudad con un alto nivel de vida
(Índice de Desarrollo Humano, le llaman). De hecho, vivo en un municipio que está en el sexto sitio más alto de IDH en México.
Todo esto significa que pertenezco a una clase privilegiada. Bastante, de hecho.
Por ejemplo, nunca me ha dado temor salir a altas horas ni he sentido ni siquiera el menor indicio de acoso por parte de personas del sexo contrario.
Tampoco he tenido que hacer doble jornada de forma permanente ni enfrentar muchos factores de discriminación.
Nunca he pensado en la forma en que voy vestido dependiendo del lugar y la hora, en razón de mi mayor tranquilidad.
Nunca me ha tocado ni he sentido que la persona del sexo opuesto gane más por el mismo trabajo desempeñado.
Soy privilegiado.
Nosotros, los varones heterosexuales y con formación somos tradicionalmente el patrón, el rasero, el punto de vista de la sociedad.
Los otros, los que no son como nosotros, son lo otro de la sociedad y de la cultura. Nosotros definimos quiénes son los otros (alteridad, le llaman también). Les enumero abajo quiénes son los otros.
Ellos sí tienen que marchar, que exigir, que alzar la voz. No nosotros. A nosotros nos toca escuchar, aprender y si acaso acompañar.
Cuando seamos conscientes de cuántos privilegios gozamos los varones podremos ser un poco más empáticos, más respetuosos y acaso más justos.
La lista de los otros en la sociedad, incluye a:
Mujeres
Menores
Homosexuales
Personas de origen indígena
Personas de raza negra
Personas discapacitadas que no cuentan con apoyos
Personas de la tercera edad
Personas en situación de pobreza
Personas con enfermedades crónicas, degenerativas o terminales
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