Una de las grandes ventajas y al mismo tiempo una de las más duras condenas que cargan socialmente las mujeres es su marcada tendencia —para bien y para mal— a hacer lo que se espera de ellas.
De igual modo, tienden a evitar los comportamientos —al menos públicamente— que no se esperan de ellas. Hablo en promedio, pues con seguridad entre las amables lectoras podrán levantar la mano más de tres contraejemplos individuales
Desconozco la razón de esto, pero acepto pistas.
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