Con
más científicos por habitante que casi cualquier ciudad del país,
Ensenada concentra una intensa actividad en la producción de
conocimiento. En nuestro puerto se investigan desde temas
relacionados con la geotermia y fallas geológicas hasta los
microorganismos marinos; desde las telecomunicaciones hasta el manejo
de áreas naturales, vamos, en Ensenada se estudia desde el
movimiento de un electrón hasta el comportamiento de una galaxia,
por ello aquí el conocimiento científico es la cosecha permanente
de los campos del pensamiento.
Cuando
una empresa encuestadora realiza un estudio busca datos verdaderos de
una realidad. De una muestra llega a una conclusión medible. Este
diagnóstico inductivo obedece a las reglas del método científico.
Claro, hay un margen de error que también es calculable.
Dentro
de la ciencia el error es una pieza útil para el conocimiento, pues
descarta un camino equivocado o falso. Gracias al estudio del error
la ciencia avanza. Esta idea sencilla pero fundamental tuvo su germen
en la mente del pensador inglés Francis Bacon (quien por cierto
nació un 22 de enero).
Si
Bacon viviera seguro sería feliz en Ensenada, en especial porque en
nuestro puerto se genera conocimiento con una aplicación práctica.
Nuestro
pensador inglés era un científico hecho y derecho y además
innovador. Nació en 1561 y hasta entonces nadie había cuestionado
de manera profunda el pensamiento griego, concretamente a Aristóteles
y su lógica.
Saber
es poder
Por
siglos el conocimiento no era concebido como una herramienta de
aplicación práctica, sino que la ciencia era un conocimiento
teórico de la realidad. Lo que Bacon se propone es poder cambiar la
realidad y mejor la forma de vida de la gente por medio del
conocimiento científico, en pocas palabras, concluyó que saber es
poder.
Además
de sus aportaciones en el campo de la filosofía y de la política,
Bacon cuestionó la ciencia aristotélica y su espíritu innovador lo
llevó a proponer una nueva forma de concebir la ciencia. ¿Y qué
camino siguió? Ideó un nuevo método.
Pero
antes, sometió a revisión los errores más comunes que este tipo de
conocimiento se encuentra.
Cuatro
escollos
Para
Bacon, la ciencia debe superar ciertos obstáculos para poder
avanzar. Él los llamó ídolos y los dividió en cuatro grupos.
Denominó
ídolos de la tribu a aquellos errores cometidos por las
inclinaciones naturales del científico. Para él, este error
consiste en una tendencia a suponer en la naturaleza un orden mayor
al que realmente existe.
Los
ídolos de la caverna, por su parte, son los debidos a la educación
que recibió el científico. Entre los principales errores estaría
preferir exclusivamente la especulación o la experiencia.
Los
ídolos del foro o del mercado serían aquellas ideas causadas por
las limitaciones que tiene el lenguaje. Bacon menciona por ejemplo el
referir con palabras objetos que no existen.
Y
por último estarían lo ídolos del teatro. Esta última
clasificación tiene relevancia por ser la más radical. Consiste en
aceptar un sistema de ideas por el simple hecho de que ese
pensamiento es muy antiguo. Aquí es donde Bacon busca romper con el
pensamiento griego, específicamente con el pacífico Aristóteles,
cuyas ideas por cierto ya tenían casi dos mil años de estar en
circulación y había formado una sólida e influyente escuela.
Si
Aristóteles enfatizaba en la razón como motor de las ideas y por lo
tanto del conocimiento, para Bacon éste proviene de la experiencia,
por lo que es necesario atenerse a los hechos comprobables y revisar
críticamente las ideas preconcebidas.
Su
método
El
camino que Bacon ideó fue el método inductivo, que consiste en la
observación directa de diversos casos ordenados de la realidad y
llegar a una conclusión general.
Entre
las virtudes de esta perspectiva se encuentra el hecho de que el
conocimiento surge de la realidad, sin embargo, algunos de sus
detractores le critican que le reste importancia a la hipótesis y a
la deducción.
Más
allá de sus posibles limitaciones, las contribuciones del filósofo
inglés marcaron la pauta para los empiristas posteriores, incluso
sus ideas alimentaron el desarrollo de la Revolución Industrial
iniciada en la segunda mitad del siglo XVIII.
También
la idea moderna de “progreso tecnológico” habría sido distinta
sin los aportes de Bacon, quien fue el primero en concebir el
conocimiento como un proyecto colectivo para mejorar la condición
humana. Por ello se le considera como uno de los principales
precursores de la revolución científica y su método tiene un lugar
fundamental en la historia de la ciencia moderna.
La ciencia según Mario Bunge es un sistema de ideas caracterizado como conocimiento racional, sistemático, exacto, verificable, falible, que es una reconstrucción conceptual del mundo
La verdad es hija del tiempo, no de la autoridad: Francis Bacon
Fuentes:
Bunge,
Mario. La ciencia, su método y su filosofía.
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