jueves, 26 de septiembre de 2019

Inteligencia, ese lujoso platillo





Si me preguntaran qué cualidad aprecio más en una persona contestaría que la libertad, la libertad individual, la libertad de elegir en qué creer pero también la libertad de movilidad.

La segunda característica humana más valorada por mí es la perseverancia. Para expresar cuánto la valoro la pondré en perspectiva.

Cuando era muy joven, la inteligencia me deslumbraba, me apasionaba. La inteligencia era el instrumento por el que se podía acceder a la comprensión del mundo. Sigo pensando eso, sólo que la vida me ha mostrado otra cara.

La mayoría de las personas brillantes que he conocido pertenecen a uno o más de los siguientes rubros.

a) Les es casi imposible vivir sanamente en sociedad (léase, en pareja).
b) Han estado cerca o deberían estar en el manicomio.
c) Deberían estar en la cárcel.

Las poquísimas personas que considero brillantes y al mismo tiempo perseverantes, me parecen valiosas no por ninguna de las dos anteriores en especial, sino por su rectitud moral, por el profundo respeto que tienen con sus semejantes, por su generosidad.

Hago un recuento.
Observo los últimos 25 años. Las personas que están dando la pelea, que han crecido en su profesión, vocación, oficio, son en primer sitio las personas perseverantes. Qué tan inteligentes son... la verdad eso ya no me interesa mucho.

Hay en la perseverancia una concentración de salud, compromiso, ambición. La perseverancia es la única capaz de mantener el amor, la salud y el ingreso económico.

La inteligencia es un platillo escaso, exquisito pero que para nada es garantía de llegar a buen puerto.

He visto a las inteligencias más profundas de mi generación perderse en el olvido, en la abulia, en el autoabandono.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Te agradezco el tiempo que te tomas para dejar un comentario. Mi correo es yadivia@hotmail.com