jueves, 25 de julio de 2013

Arqueología literaria

Ya había estado en talleres literarios, algunos en la Facultad a cargo de Miguel Covarrubias, Agustín García Gil, de oyente, otro con Genaro Saúl Reyes más adelante, pero en donde me "formé" fue en el Taller de Creación Literaria del Universidad Regiomontana, ahí conocí a Gabo Josue Gabriel de Montemayor), a Gerardo García de la Garza, a Daniel Salinas Basave, a Sergio Quiñones
Una de las características de este taller era escribir y preparar lecturas públicas, lecturas escénicas con mucho de "performance". Lo coordinaba Mara Gutiérrez. Ahí aprendí mis poemas de memoria para "declamarlos" ante amigos, familiares y compañeros (comencé a percatarme del poder de seducción que tenían los poemas, pero esa es otra historia).
Algo que ejercité, inconscientemente, fue el oído, para elaborar versos medianos o largos, ya no cortos, pues éstos, ante el público, no tenían la misma "fuerza escénica". Buscaba que los versos tuvieran "cadencia", sí, que no acabaran pronto en el aliento, pero que además tuvieran más ritmo ("...quemo las naves con el último eco de un adiós profundo..."). Un hecho impotante, además de mi paso por el Taller de la UR entre el 92 y diciembre del 94, fue haber conocido a Fabián Muñoz. 

Debió ser en los primeros días de octubre del 92, en Aguascalientes. Fabián me invito al café Francia. Llegamos y me presentó a un poeta, y decir poeta era decir alguien con varios libros publicados. Nos sentamos con Marco Antonio Campos. Fabián le mostró su plaquette (Esperando abril, recién salido unos meses antes) y después, siguiendo su costumbre, abrió la boca. Le dijo que yo escribía. No me hice del rogar: en la bolsa trasera del pantalón traía, doblados en cuatro, mis tres únicos poemas (o que yo considera como tales, pues hasta a máquina estaban). Marco Antonio los leyó con atención, me hizo sugerencias y encima, me regaló un par de libros suyos dedicados. Ese hecho me marcó. Alguien me trataba como si fuera yo poeta, ni los pocos premios literarios que obtuve en la universidad me hicieron sentir tan singular. Después entré a Letras, pero ya venía mal desde antes.

jueves, 11 de julio de 2013

El acto de discursar


Discursar es elaborar un discurso. En nuestro imaginario un discurso es algo que elaboran los políticos o los maestros de ceremonias, está hecho de palabras y generalmente son muy aburridos. También es algo ante lo que debemos desconfiar en automático o simplemente descalificarlo.
Para el análisis del discurso, su materia de estudio puede ser hablada o escrita y constituyen actos comunicativos. Lo peculiar es que se trata de una transdisciplina, porque pude aludir tanto a la sociología, como a la epistemología, la lingüística, la psicología, entre otras posibles.
Ahora bien, aquello que en apariencia es un asunto solamente teórico, en realidad es un tema que está metido en la vida pública, en los medios de comunicación y en la forma en que se refuerzan ciertas creencias.
Para uno de los teóricos del análisis del discurso, el holandés Teun van Dijk, “el discurso es la bisagra entre el Poder y la mente”, es la manera en que se afianzan nuestras ideas. El análisis del discurso nos llevaría a revisar qué hay en este objeto que pueda ser relevante en los asuntos públicos. Mi respuesta es: todo.
Actos de habla
Estos eventos son el poder puro de la lengua, son palabras que al mismo tiempo son hechos. Uno puede ofender verbalmente, y este hecho solamente puede realizarse en presente, por ello sucede al momento de enunciarse. Lo mismo pasa al momento de prometer, asegurar, descalificar, jurar, incluso al pronunciar las palabras mágicas: “sí, acepto”.
Los discursos públicos están cargados de este tipo de actos que inciden en la mente de la audiencia. Un enunciante autorizado, es decir, alguien que por su lugar social tiene los micrófonos disponibles, puede “crear objetos con palabras” como dijo un estudioso, puede decir “que se está actuando con todo el peso de la ley”, y esto nos hace pensar que probablemente se está haciendo algo al respecto.
Discursos racistas
El mismo Van Dijk ha dedicado varios años al estudio de los discursos racistas. Esto es importante porque es a través de los discursos sociales que se afianzan creencias y comportamientos para excluir, rebajar, denigrar o anular a un grupo en particular.
Este tipo de estudios hace énfasis en aquellos rasgos que adjudican las características más preciadas al grupo del hablante, y los rasgos negativos al grupo que se trata de denostar. A nivel de habla un marcador es el uso del “nosotros” frente al “ellos”.
A ese “nosotros” le podemos adjudicar ser defensores de la democracia, honestidad, trabajo altruista, tolerancia, coherencia ideológica, higiene, educación, unión familiar, ser defensores del bien común, “estar de acuerdo con la naturaleza humana”, piedad, lealtad. Al grupo de “ellos” todo lo contrario. Y claro, estas ideas están implícitas en el discurso del hablante.
Baste hacer el ejercicio de poner en el rubro de los “otros” al grupo social que consideramos lo más alejado a nosotros, en virtud de su condición social, color de piel, orientación sexual y lugar de nacimiento. Esa palabra en acción es la que se esconde mejor.

miércoles, 10 de julio de 2013

El acto de escribir

En el mundo de la escritura, de la gente que escribe con la intención de publicar libros con su obra literaria, se da un fenómeno muy curioso. Escribir literatura es una pasión mezclada con una necesidad de contar algo en público. El proceso que considero más sensato es ser primero un lector, enseguida escribir con la intención de practicar como el que repasa una y otra vez el terreno de juego y mide sus fuerzas.
     Después viene “capacitarse” en talleres o con la ayuda de maestros que dominen ciertas técnicas (fuera de los autores leídos), más adelante, si se desea, llega la participación en lecturas, luego publicar en alguna antología o en el periódico y, por último, publicar un libro.
     Después de publicar el libro, viene intentar venderlo y, con esfuerzo constante y con mucha autocrítica, al tercero o cuarto título publicado llegar a ser un autor algo conocido un poco más allá de nuestros amigos cautivos. Siempre y cuando de entre esos cuatro o cinco libros haya al menos uno muy bueno.
     Pero cuando empezamos a escribir hacemos exactamente lo contrario. Primero escribimos unos cuantos relatos y muchos poemas. Los relatos pueden ser sobre cualquier tema y los poemas necesariamente son de amor. Escribimos: “Te amo porque sí, porque eres lo mejor para mí y sin ti no he de ser feliz”, luego lo leemos a todo aquel a quien quiera escucharlo y a quien su educación o cariño le impida negarse. En este momento intentamos registrar nuestra obra ante Derechos de Autor, por si acaso alguien nos quiere plagiar y por ende hacerse rico a costa de nuestro talento.
     Escribir es loable, pero leer es una silenciosa  costumbre que nos ofrece alimento. El ensayista Gabriel Zaid soltó un día la simpática idea de todo aquel que quisiera escribir un libro, debería haber leído antes otros mil, para guardar una relación de mil a uno y evitar que se acumularan eso que él llama “los demasiados libros”.
     En esta sociedad de imágenes, creo que hay que impulsar la escritura, escritura como terapia, como arte o como medio de llegar a otros. Estoy convencido que la escritura pone en juego el profundo universo que es la complejidad de la mente y nos conecta con seres desconocidos a través de signos.
     Por eso, antes de registrar una obra ante Derechos de Autor, acto que recomiendo cuando ya se tiene un corpus de textos que se quiere preservar en un volumen, habrá que revisar el trabajo, pulirlo, comentarlo.    No sentir vergüenza de mostrarlo a algunas personas de confianza, conocedores y no, pero sacarlo al fin.
     Es muy agradable encontrarse con personas que tienen imágenes guardadas en su experiencia, dolores absolutos que son los mismos que comparten con el género humano, anécdotas de familia que nadie contará más que ellos, en fin, vida concentrada en su mente y deseo en el corazón de expresarlo por escrito.      Comenzar con los poemas de amor no está nada mal, el mérito es decirlo de una manera original.

jueves, 4 de julio de 2013

El acto de leer

Si gusta, puede tomar un libro de su agrado, mirar el segundero de su reloj y comenzar a leer. Este ejercicio arrojará un promedio de lectura de unas 200 palabras por minuto, tal vez 250, en casos raros más de 300.
Si usted tiene en sus manos el libro, digamos que Las travesuras de la niña mala, de Mario Vargas Llosa, en la edición de Alfaguara, notará que cada página tiene 34 renglones, y cada renglón tiene 58 espacios en promedio. Esto da mil 972 caracteres por página, multiplicado por 375 páginas nos da 739 mil 500 caracteres, divididos entre seis caracteres por palabra, que es el promedio en idioma español, nos da 123 mil 250 palabras.
Si usted leyera a 200 palabras por minuto, esta novela la terminaría en aproximadamente 10 horas con 15 minutos.
Pero ¿para qué hablar de la lectura a alguien que ya tiene la costumbre de leer, al menos el periódico? Hablar de la lectura se podría compartir con quien no acostumbra leer, quien no sabe de ese goce extravagante, pero que puede llegar a tocar las entrañas.
Hace un tiempo un amigo ingeniero me hizo la pregunta de cuántos libros leía yo al año. Esta pregunta encierra la misma actitud de aquel que, días después de que le presté un libro, te dice que se quedó en la página 28.
Hay algo incomprensible en el acto de leer y parece que cuantificando, como lo acabo de hacer, estableciendo cantidades, se puede decir algo más y, sobre todo, informar a partir de una premisa al menos cuestionable: que más es mejor.
Pocos se ponen a pensar en leer, no mucho, sino en leer bien.
Sí, da la casualidad que los tres mejores lectores que conozco en persona son capaces de leer al menos tres libros por semana, y me refiero a volúmenes de más de 300 páginas.
Sí, también da la casualidad de que estas personas tienen, además de un gusto bien definido, una opinión clara sobre géneros y autores en general. Está por demás decir que en sus ratos "libres" leen textos en internet y de vez en cuanto vuelven a su vieja colección de revistas.
De todos modos sostengo que más cantidad no necesariamente es mejor. Creo que podemos sobrevivir con unos puñado de autores, como con un puñado amigos, todos bien escogidos.
Cada quien, cada uno de nosotros, como lectores entrarán a casa algunos nuevos autores, unos para quedarse y otros nomás de visita.
En mi caso, como platos fuertes, estoy leyendo los libros más recientes de Enrique Serna, y como entremeses vuelvo a los artículos de la revista Orsai, a artículos sobre aviones y a veces algo de lingüística y de matemáticas. Como se verá, no soy muy ordenado.
Buen sabor me dejó también Cómo pasa la vida, y Las travesuras de la niña mala.
Dejemos de lado la cantidad. ¿Qué libro, revista o autor le está cayendo a usted de maravilla en estos momentos?¿Tendrá usted alguno que pueda recomendar?

yadivia@hotmail.com






domingo, 9 de junio de 2013

Sara, 8 de junio

A las 5:00 de la tarde de hoy pero hace exactamente 11 años me despedí de Sara en el aeropuerto de la ciudad de México; ella regresaba a Barcelona luego de un año de vivir en el DF y yo volvía al departamento al que ella me ayudó a llegar en la colonia Tlaxpana.
No es un arte fácil prometer, cantaba Miguel Bosé, y esa tarde no nos prometimos, sino que hicimos planes para vernos el próximo diciembre, en su tierra, allá, lejos.
El amor se cuece lento, a veces más lento de lo que uno desea, pero los ardores no nos permiten darnos cuenta, y creemos que ya está cocido cuando no. Volví a mi vida en el DF.
Me di cuenta que ella, en su persona, nada tenía que ver con los arrebatos que desde entonces y para siempre asocié con la sangre latinoamericana, arrebatos para bien y arrebatos para mal, para las escenas y para la supuesta, fingida, mexicana indiferencia;
 arrebatos para hacer las cosas sin pensarlas mucho. El corazón y el cerebro funcionan a la par, pero esas jugadas de pizarrón yo no las veía en el terreno.
“Te elegí, te quiero como mi amigo. Y te quiero en mi vida”, me dijo Sara, con ese acento catalán que hacía mucho tiempo había besado; me dijo, y más claro no se podía. Si algo tienen ciertos extranjeros y muy pocos mexicanos, es decir las cosas en plata pura y dura, y perdón pero con eso no podemos, por eso y por sentirme culpable por no aguantar la distancia desde aquel 8 de junio en la tarde que se fue, se me enjugaron un poco los ojos. Esto no fue en el DF ni en Monterrey ni mucho menos en Ensenada, fue en un vagón del Tren de Cercanías entre Barcelona y Vilanova la tarde del 24 de octubre del 2008. 
No es un arte fácil prometer, pero cumplí. Contra todos los pronósticos nos volvimos a ver.

"Te quiero", aún hoy nos despedimos así. 

Desde entonces, no me gusta prometer.




La foto de arriba, el lente apunta hacia el sur. Es una vista desde el tren de cercanías camino a Vilanova i la Geltrú, la foto es en esa misma población, frente a la playa.

lunes, 13 de mayo de 2013

"Es lamentable ver profesionistas sin el menor cuidado de cómo se comunican por escrito", Cristian Vázquez



¿Cómo concibes a Pluma Joven dentro de 10 años, cuando dejen de ser jóvenes los de Pluma Joven?
Sueño con un Pluma Joven donde subsista un mayor conocimiento literario por parte de sus directivos, arropado por un interés incluyente y plural, para que podamos seguir creciendo; objetivos que sigan indicando  que los adolescentes y jóvenes en general también podemos ser lectores y prospectos de escritores, paralelo a promotores de la lectura y escritura en ciernes. Espero que seamos una organización consolidada, con recursos económicos obtenidos en fondos nacionales e internacionales para aspirar a mejores acciones, expandida en todo Baja California y algún otro estado.

¿A cuántos de los miembros que conoces y has leído sientes que nunca se alejarán de la escritura?
Estoy seguro de que una gran cantidad de nosotros estamos ya marcados no sólo por el hábito, sino también por el compromiso que implica comunicar mediante las letras. Veo jóvenes cada vez más maduros y ahora la tarea es que sigamos madurando y llegando a más jóvenes para que también lo hagan. Es lamentable ver profesionistas sin el menor cuidado de la forma en que se comunican por escrito.

¿Cuál ha sido alguno de tus aprendizajes al iniciar el grupo?
Son cientos, pero el primero, si se habla de iniciar, es no tener miedo al cambio. Los aprendizajes, como organización y a nivel personal, los resumiría en la analogía del Fénix que se vuelve pluma, ícono de Pluma Joven. Cuando algo no sale bien, puede volver a nacer.

¿Siempre será una organización apolítica, o los veremos apoyando a algún candidato?
Siempre apolítico. Aquí no hablamos de si una persona, miembro del grupo, simpatiza con una organización política, partido o candidato, sino del enfoque que no sólo está en nuestros estatutos, corresponde a una necesidad. Muchos partidos y grupos no entienden esa necesidad.

¿Han recibido apoyo de algún partido político?
No. Hemos recibido apoyo de instituciones públicas, como el Instituto de la Juventud de Baja California y Municipal, o del Instituto de Cultura de Baja California en Mexicali, regidores de Cabildo, etcétera, cuyos funcionarios incluso son de distintos partidos. Aunque en momentos, para algunos funcionarios exista una línea muy delgada, y digan: “Si no me apoyas, el recurso de gobierno no te apoya”.

Como organización ¿necesitan y pedirían algún tipo de apoyo a la sociedad?
Como AC vivimos de dos vertientes: Para ayudar a la sociedad desde determinado objeto social, en éste caso la promoción de la escritura y lectura y, claramente, requerimos del apoyo de la sociedad, desde la lectura de nuestros textos y asistencia a eventos y actividades, hasta la cooperación en actividades, recaudaciones de libros, patrocinios para publicaciones, etc. Pero algo por lo que estamos muy agradecidos con la gente de Ensenada es recibir de muchos sonrisas y palabras de ánimo. A veces el dinero hace falta, hasta para pagar el lugar donde te reúnes, el consumo, el transporte, hasta para organizar eventos como Libro Fest junto a Selider , pero lo que hace falta, cuando un grupo de jóvenes está cansado, es la motivación de ver que tiene detrás a una ciudad a la que sí le interesa leerle.

En lo personal, ¿qué libro te ha acompañado por más tiempo?
“Corazón Diario de un niño”, de Edmundo de Amicis. Llegó en una época de mi infancia donde comenzaba a involucrarme en la lectura, estoy hablando de un libro que leí a los siete años. Hoy mis gustos son un poco más variados. Los primeros libros que leí lejos de las historias fantasiosas o de connotación infantil y que marcaron mi tendencia a estudiar Psicología son “Más Platón y menos Prozac”, de Lou Marinoff, varios de Fernando Savater, y justo antes de entrar a la carrera descubrí a Erich Fromm. De hace un año para acá le estoy entrando al realismo mágico.

¿Están mejor organizados que hace dos años? ¿por qué?
Bastante mejor. Creo que si un proyecto no sabe tomar sus debilidades y transformarlas en fortalezas está condenado al fracaso.

¿Qué se requiere para formar parte de Pluma Joven?
Tener inquietud de leer y escribir y la determinación de no únicamente hacerlo tú, sino dedicar algo de tu tiempo a contribuir a los demás y aportar a una mejor sociedad, que vea la lectura y escritura como algo indispensable.

¿Por qué decidiste salir de la dirección de Ensenada?
Me di cuenta que nadie es indispensable. Pluma Joven Ensenada no es Cristian Vázquez y el ideal de un proyecto que se ha ido consolidando como grupo y concepto, es que pueda continuar independientemente de quién lo conforme. La confianza y amistad con el actual equipo de trabajo me motivó, paralelo a la petición de muchachos de Mexicali y Tijuana para tomar el nombre de la organización y realizar actividades bajo lineamientos similares. Comprenderá que no iba a ser sencillo: hay que orientar a los muchachos, terminar algunos trámites burocráticos para poder expedir deducibles de impuestos y ayudar a la consecución de fondos. Estaba seguro de que no podría seguir con el fortalecimiento de Pluma Joven Ensenada si al mismo tiempo debía tratar de ayudar en lo posible a Mexicali y Tijuana. Aun así, aquí seguimos ayudándoles. Aunque tenga otros proyectos paralelos, no dejaría Pluma Joven.

¿Qué sigue para Pluma Joven?
Hay varios objetivos. Continuar con el proyecto de Libro Fest, que también se quiere realizar en Mexicali, realizar una conferencia o foro mensual sobre un tema literario, participar más en lecturas, continuar en ferias del libro exponiendo, lograr consolidar una revista bimestral o trimestral, y a partir del siguiente semestre en Ensenada se planea ir a todas las secundarias y preparatorias de la ciudad, para promover con pláticas la lectura y escritura con la campaña “Libertad Bajo Palabras”.


Miembros registrados
Ensenada: 35
Mexicali: 18
Tijuana: 16
Primera reunión: 18 de marzo del 2011.

Esta entrevista fue publicada en el suplemento "Palabra" ayer domingo 12 de mayo por el periódico El Vigía de Ensenada.

sábado, 11 de mayo de 2013

Más historias, menos libros



Hoy tuve la idea.

Al promedio no le interesan los libros —para una mayoría podría sonar con facilidad pedante quien hable de los libros que conoce, —, al promedio tampoco le interesan demasiado los periódicos, ni las revistas, es más, tampoco la lectura para acabar pronto.

Pero descubrí que sí hay algo que a la mayoría le interesa conocer, y eso son las historias.

Eso lo conté a mi mujer y ella me amplió la idea. Dice, a ver si no traiciono lo que creo que me comentó hace un rato mientras comíamos mariscos, que el arte puede retratratar lo sublime, pero es fundamental que el espectador quede a salvo. Y me puso el ejemplo de un hermoso cuadro que retrata una tormenta. Ese cuadro puede ser sublime, pero un componente importante que el que los aprecia está ajeno, puede seguir su vida normalmente. Es decir, es un voyeur protegido.

Pues eso. Asomarse a las historias ajenas, incluso de gente que no conocemos y que no nos importa conocer, eso es lo que llama la atención.

Ahora bien, hay historias con trucos fáciles que ganchan por medio del morbo o el chantaje, y se leen, pero yo creo que las historias, para que enganchen, deberán tener aunque sea una pequeñísma dosis de morbo o de chantaje, deben llegar al estómago, a las vísceras, al corazón, al sexo, al miedo.

***

Hace un mes, el 17 de abril, Luis Abel Tapia Ariza, un muchacho de 22 años originario de Celaya, Guanajuato y que hacía el número del Hombre Bala, perdió la vida durante su presentación en el circo Hermanos Vázquez en el poblado de Ojos Negros, cerca de Ensenada. A las 22:27 horas, según el reporte, se introdujo en un cañón hechizo, pero el platillo en donde se apoyaba se rompió y una varilla lo atravesó desde la ingle hasta la cabeza.

Evidentemente ese muchacho trabajaba por necesidad, quizá también por amor al circo, tal vez estaba obligado por darle a su familia, a sus padres o a sus hijos un beneficio material. Lo cierto es que hay toda una historias detrás de esta macabra tragedia.

***

Hace varias semanas apareció un pequeño perro maltratado, moribundo, ciego y con el miembro mutilado. Los amigos protectores de los animales levantaron una protesta, hicieron una marcha, gritaron consignas en torno a la ley que castiga el matrato animal.

Hace unos días, de acuerdo a estudios, el perrito maltratado no fue torturado, sino que padecía de una enfermedad venéra que lo dejó al borde de la muerte.

De todas maneras la marcha sirvió para sensibilizar, ¿no?


***

Dese hace seis meses me he encontrado con un indígena kiliwua, Gabriel, a quien lo he ayudado cuando y como he podido. Tengo una copia de su acta de nacimiento y me ha contado sobre su comunidad, en Arroyo de León. Hace nuos meses necesitaban construir una represa, y entre varios ayudamos. Así en varias ocasiones y por diferentes motivos.

La semana pasada pedí referencias de él a un investigador-explorador, alguien que conoce y ha recorrido desde hace 30 años esta y otras regiones, ya sea como espeleólogo o como historiador. Él me ha dicho que Gabril es un farsante y un vividor.

viernes, 10 de mayo de 2013

"Estamos agradecidos con Ensenada", Cristian Vázquez, director fundador de Pluma Joven

Aún no eran mayores de edad pero ya se proponían escribir. Escribir y promover la lectura. Tenían 15 años en promedio y un día de marzo del 2011 se reunieron, por primera vez en persona, para ver qué hacían con su gusto por las letras, antes habían convocado a través de las redes sociales y la invitación dio resultado.


Ahora, después de dos años en que han organizado festivales de libros, rifas para promover su obra, que han publicado seis libros, boteado en los cruceros, que han tocado puertas, ahora que se han confrontado tomando talleres literarios y haciendo campañas de promoción de lectura en las escuelas, el grupo se está consolidando y extendiendo: tanto en Tijuana como en Mexicali ya existe Pluma Joven.

El presidente fundador de este grupo que se ha transformado en asociación civil, el culpable principal de que esto prendiera y no terminara en incendio ni en chispazos, fue Cristian Vázquez, que hoy, y a pesar de no haber cumplido los 20 años, se retira de la dirección del grupo como si fuera un director técnico veterano, pero es más bien al revés, está comenzando: actualmente estudia el cuarto semestre de Psicología, y el quinto cuatrimestre de Derecho, por eso se le cree cuando afirma que “ya no puede dedicarse a Pluma Joven al cien por ciento”.

Le hicimos 11 preguntas, el mismo número que los jugadores en un partido, entre ellas: ¿Cómo concibes a Pluma Joven dentro de 10 años, cuando dejen de ser jóvenes los de Pluma Joven? ¿Siempre será una organización apolítica, o los veremos apoyando a algún candidato? En lo personal, ¿qué libro te ha acompañado por más tiempo? ¿Qué se requiere para formar parte de Pluma Joven? ¿Por qué decidiste salir de la dirección del grupo? Estas y otras preguntas con sus respuestas, es decir, la entrevista completa, aparecerá primero en el suplemento “Palabra” del periódico El Vigía de la ciudad de Ensenada este domingo 12 de mayo, o sea, en menos de 48 horas.

*Tengo que decir que la foto de Cristian Vázquez la tomó Jorge Calderón, y me da gusto que haya aceptado sacar una serie de imágenes de la cual publico sólo una.

El Vigía lo pueden encontrar en www.elvigia.net.



miércoles, 8 de mayo de 2013

Travesuras de la niña mala

Los estereotipos reducen a chiste personas individuales, ayuda pero también es injusto y muchas veces grosero. Estoy leyendo Las travesuras de la niña mala, de Mario Vargas Llosa, de Ricardo, un peruano que trabaja como traductor poíìglota en Europa durante los años sesenta y setenta, pincipalmente en París, y su relación con la exchilenita y ex muchas cosas, cada vez algo más sorprendente. 

Ricardito está enamorado de esta hermosa mujer, ambiciosa a más no poder, que denigra a Ricardito siempre que se ven, a cambio, de vez en cuando, le da a probar lo que él tanto desea. Pero ella no se quiere casar con él, como siempre lo ha pedido el sudamericano, el humillado, el eterno enamorado. Hasta aquí Vargas Llosa, porque el resto es pensar en cuántas mujeres locas, de veras, desquiciadas, eso sí, extraordinariamente arrebatadoras y alucinantes se han metido a nuestras vidas a jugar con el orden de nuestros principios. "Negro, dime que ha sido sólo una". Resumen, el pendejo es uno. La vida te enseña, pendejo el que no aprende. Voy a ver cómo termina Ricardito en sus amores con la ex chilenita.

lunes, 6 de mayo de 2013

Cómo crear ideas propias

Las ideas propias no significa que sean nuevas del todo, en realidad lo nuevo es cómo se combina lo que ya existe.

Estas son mis recomendaciones:

1. Leer
Recomiendo antes que todo, leer, leer mucho, pues eso oxigena la imaginación y mantiene el cerebro en activo, primer paso para crear ideas.

2. Conocerse a uno mismo
para saber en qué circunstancias se es más creativo. Hay quien escribe de pie, otros tenemos que dar un paseo caminando o en bicicleta y darnos cuenta que se nos ocurrieron unas cuantas cosillas. Otros más no funcionan si no es después de un buen baño, otros su fuerte es en las mañanas temprano, otros mejor de noche y madrugada. En lo dicho: hay que conocerse bien para propiciar esos momentos.

3. Ideas fijas frente a ideas móviles,
o bien, los principios preconcebidos frente a los principios que tienen por válidos otros y de algún modo nos  son extraños. El de la gastronomía y el del futbol me son campos algo ajenos en mi vida cotidiana, sin embargo, frecuentemente hablo de los ingredientes que tiene que mezclar un buen editor, o que éste se parece al director técnico de un equipo de futbol.

4. Aprovechar nuestras aficiones.
Me gusta lo relacionado con los aviones, aunque mi chamba es ser editor y eventualmente redactor. Hace poco supe que el papá de una amiga tiene una avioneta con la que se dedica a dar servicios de fumigación. Me enteré, también, que desde hace unos años, debido a su experiencia, él mismo le da mantenimiento a la nave. A sus 68 años, anualmente tiene que renovar su permiso para volar. ¿Qué pasará cuando, por su edad, no le renueven su licencia?¿se atreverá a volar, aunque fuera de vez en cuando, sin permiso?¿ha tenido accidentes que pongan en riesgo su vida?¿por qué le gusta volar, o es que no encontró otro oficio mejor? Estas preguntas que pertenecen al ámbito de mis aficiones, se pueden abordar con las herramientas que tengo del lado de mi profesión. Esto lleva al quinto y último punto.

5. Aprender a hacer preguntas.
Preguntar, al igual que mentir, es un arte, se requiere preparación, necesidad y astucia. Hay quien nace con esas cualidades, pero estoy convencido que se pueden desarrollar. ¿Se puede fabricar una casa hecha con partes de avión?¿Existirá una persona en el mundo a la que nadie la haya hecho preguntas, nunca?¿En qué caso las reglas pueden contradecir a los principios?¿En qué piensan o cómo viven los que están preparados para morir —suponiendo que se puede llegar a estar preparado para morir—?¿Qué consejo es el más importante para darles a mis hijos? —bueno, los tres principales, tampoco hay que ponerse muy exigentes—¿Por qué lo público se considera más importante que lo privado?¿Considero más importante la lealtad que la honestidad?¿O la solidaridad más importante que la justicia? La lista puede seguir.

Pero el objetivo es crear ideas nuevas. En resumen pienso que, al igual que los elementos químicos que son un número finito, las reacciones químicas entre ellos y los objetos que es posible fabricar con ellos no se han agotado. Las necesidades cambian, las nuevas profesiones aparecen, algunas leyes permanecen inmutables, la avaricia y egoísmo sigue su marcha destructora, y muchos intereses abyectos provocan una reacción generosa y leal. Pero las ideas no se acaban, sólo hay que hacer reaccionar los ingredientes en el contexto adecuado.

sábado, 4 de mayo de 2013

Aterriza avión solar en Arizona

AFP. Phoenix, Estados Unidos (4 mayo 2013).- El avión Solar Impulse, primera y única aeronave propulsada por energía solar, aterrizó en la madrugada de hoy en el aeropuerto internacional de Phoenix, Arizona, tras 18 horas de vuelo desde San Francisco y completó así la primera etapa de su viaje a través de Estados Unidos, según las imágenes transmitidas en Internet por los organizadores de la iniciativa.

El aparato experimental suizo, pilotado por Bertrand Piccard, aterrizó sin problemas y completó así la primera etapa de su proyectado viaje a través de Estados Unidos. Había despegado dieciocho horas antes, el viernes, desde la base aérea de Moffet, en California.

"Estoy muy feliz de estar aquí, estoy muy feliz de haber aterrizado en Phoenix", dijo el piloto suizo a la prensa instantes después de descender del avión.

El avión de mil 600 kilogramos, construido en fibra de carbono con alas de 63.4 metros, voló a una velocidad media de 49 km/h.

Unas cámaras situadas en la cabina mostraron en directo la travesía. En Internet, el sitio live.solarimpulse.com, permitió seguir en tiempo real los parámetros del vuelo, incluyendo la velocidad del aparato, su dirección, el nivel de la batería y la potencia de los motores.

La travesía hasta Nueva York se realizará en cinco etapas por razones de seguridad, explicaron los dos creadores del proyecto, el piloto Bertrand Piccard y el también piloto André Borschberg. El aparato podría hacer el vuelo desde San Francisco sin escalas, aseguran los suizos, pero sólo puede haber un piloto a bordo con un máximo de 24 horas de vuelo.

Después de Phoenix, el Solar Impulse llegará a Dallas-Fort Worth, seguido de Atlanta, Nashville y Saint Louis. Su última etapa antes de llegar a Nueva York a medianos de junio será el aeropuerto de Dulles, cerca de Washington.

ESPECIFICACIONES
El avión solar podrá ser admirado entre una semana y diez días en cada escala. El objetivo es promover su novedosa tecnología.

Con cuatro motores eléctricos de diez caballos instalados bajo un ala gigantesca, el aparato es alimentado por 12 mil células fotovoltaicas capaces de producir electricidad suficiente para cargar una batería de litio de 400 kilos. De esta forma, Piccard puede llevar el avión a una altitud de poco más de 8 mil metros utilizando los motores y posteriormente planear suavemente en la pendiente prácticamente sin utilizar energía hasta que la luz solar recargue las baterías.

"Antes, la exploración significaba conquistar el mundo, los territorios, hoy en día la verdadera aventura es hacer que el mundo sea más sostenible y encontrar soluciones con las tecnologías existentes", indicó la portavoz de Solar Impulse, Alenka Zibetto.

El proyecto tiene ya diez años, pero el primer vuelo tuvo lugar recién en 2009. En 2010 el aparato realizó un viaje sin escalas de 26 horas y un año después el Solar Impulse viajó entre Bélgica y Francia. En 2012 tuvo lugar la primera travesía transcontinental de 2 mil 500 km entre Madrid y Rabat.

André Borschberg y Bertrand Piccard tienen planeada una vuelta al mundo con una versión mejorada del avión solar en 2015. Piccard, psiquiatra de formación, es el nieto del físico Auguste Piccard, inventor del globo estratosférico; su padre es el oceanógrafo Jacques Piccard, uno de los inventores del submarino Trieste que batió récords de navegación en profundidad.

viernes, 26 de abril de 2013

Personas que dan los buenos días y sonríen

Al final de cuentas, para qué detenerse en su filiación política, en su fe religiosa o en su orientación sexual; esas son pequeñeces frente a la falta de ética. En otras palabras, el pertenecer a la tendencia general no hace una persona proba, ni el no pertenecer, lo contrario. 

Alegría da encontrar personas íntegras de quien contagiarse, y hallarlas precisamente no por estar al amparo del nombre de una empresa, unas siglas, una institución, un puesto, sino porque te sonríe, te saluda, te da los buenos días en donde se encuentren.

miércoles, 24 de abril de 2013

El Diseño Editorial y la pareja



Una de las discusiones más amargas que he tenido con mi mujer, La Nube, fue hace unos dos años y se trató sobre el diseño en general, y sobre el diseño editorial en particular. Ella es diseñadora gráfica con muchos años de experiencia, en una época fue fotógrafa y además ama el cine, en una palabra es muy visual. Yo soy un lector metido a editor que poco sabe de diseño, aunque he tomado cursos de diseño editorial eso no me hace profesional en el área.

Decía que aquella discusión fue amarga, me entristece recordarla, no sé si se me salían las lágrimas pero lo que sí fue cierto es que nuestra relación había pasado un bache ensenadense a 80 kilómetros por hora y nos había dejado un poco dolidos, al menos a mí. El meollo de la discusión, la recuerdo bien, ambos de pie a cada lado de la cama, era lo visual del diseño frente a lo funcional de la lectura. Y es que para mí el lector se debe conectarse con el autor sin nada que le estorbe. Ella acababa de presentar nuestra publicación, una que en lo editorial nos unía, en azul pálido, celeste. Casi no se leía. Esa fue la mecha de la discusión.


Hace cosa de un mes vino Jorge de Buen a dar un curso de Diseño Editorial en Ensenada, lo dio en el Cetys y me habría gustado que todos los diseñadores que hacen o alguna vez han hecho algo para leerse en papel, hubieran asistido. Jorge no sólo es diseñador, sino que es diseñador editorial, tipógrafo, editor, profesor y por fortuna, un obsesivo del trabajo con la letra impresa. Haciendo una comparación con un auto, si un diseñador gráfico puede hacer un plano de un automóvil, Jorge puede comparar 10 tipos de relaciones peso/potencia y decirte qué puedes esperar de ese modelo en carretera lluviosa la-locura.

Pues decía que Jorge vino a Ensenada, no tomé el curso pero mi mujer sí, y cuando regresó y me dijo que un diseñador editorial debe ser invisible se me salían las lágrimas. No lo fue, pero parecía una reconciliación, y las reconciliaciones terminan con los libros tirados.


Me puse en contacto con Jorge de Buen, no para contarle todo este novenario, sino para hacerle unas preguntas más directamente. La primera tiene que ver con la “invisibilidad” del diseñador, y la segunda fue así, aquí la transcribo:

En el marco de las celebraciones del Día del Libro ¿qué aspecto nos puede mover al optimismo, a la alegría? Me refiero a los bajos niveles de lectura, a que la industria editorial no parece precisamente en su mejor momento, y que muchos de los soportes en papel, especialmente los periódicos, están migrando al terreno digital.

Desde luego, no son buenos tiempos para los editores tradicionales, para quienes plasman su trabajo en papel; tampoco, por cierto, para quienes trabajan en la industria editorial, y aquí debo incluir a los diseñadores. Sin embargo, no podemos pasar por alto que la gente, quizás, lee más que nunca antes; no libros, sino mensajes telefónicos, historias de Facebook, Twitter y cosas similares. Es imposible adivinar hacia dónde nos llevará este fenómeno, pero hay algo esperanzador.

“Por otra parte, es verdad que los libros y otros artículos editoriales de papel se venden cada vez menos. Ni modo. Debemos adaptarnos a los tiempos. La tecnología ha cambiado muchas cosas muchas veces: la imprenta destruyó poco a poco el negocio del copiado manual de libros, el celular va destronando poco a poco al teléfono fijo, la televisión local pierde ante las transmisiones por microondas o cable... En fin, hay miles de ejemplos, unos más dramáticos que otros”.

Esta reflexión me hizo pensar en los jóvenes que pasan más tiempo ante un aparato que ante una persona o ante un libro, precisamente sobre el libro escribí ayer un apunte, en el que incluyo esta idea de que el trabajo editorial pase inadvertido. (Pero para que él no pase inadvertido, incluyo aquí su foto).

                                                             ***

Entre la idea que concibió un autor, hasta el objeto que llamamos libro existe un mercado de actividades, oficios, conocimientos y tradiciones.

Han pasado más de 460 años en que Juan Gutemberg comenzó a trabajar su Biblia de 42 líneas, no el primero pero sí su trabajo más famoso.

Desde el aparato de tipos móviles hasta el Indesign CSC6, la tradición de los impresores a lo largo de más de cuatro siglos se ha ido perfeccionando y automatizando, sin embargo, hay un cúmulo de conocimientos básicos que no cambian.

Hoy en día una buena parte del oficio de edición de publicaciones impresas las abarca una profesión de nombre diseño editorial.

Uno de los más prominentes diseñadores editoriales mexicanos es Jorge de Buen, nacido en la cuidad de México en 1956 y egresado de la carrera de Diseño para la Comunicación Gráfica de la Universidad Autónoma Metropolitana.

Sobre el trabajo del diseñador editorial, ¿desde qué punto valorar algo que por su naturaleza pasa inadvertido?, le preguntamos, ahora que recién celebramos el Día del Libro pero pocos se acordaron de quienes diseñan los libros.

 “Me gusta hacer un símil con los bailarines y acróbatas —nos escribe en una entrevista a distancia. Cuando vemos a un bailarín tomar a su pareja y pasearla prácticamente en vilo a lo largo del escenario, no nos preguntamos cuánto pesa la mujer. Por más delgada que sea, sus cincuenta kilogramos se deslizarán graciosamente sin que el público note el menor esfuerzo, porque el bailarín tendrá el gesto de quien carga una pluma. ¿Recuerdas la última vez que cargaste un bulto de arena? Eso pesa una bailarina. Así que sólo quien tiene un gran entrenamiento técnico y físico puede disimular el gran esfuerzo que imprime en su trabajo.

El también miembro de la Association Typographique Internationale, de la Society of Typographic Aficionados, continúa: “El diseño editorial puede tener muchas facetas, pero, cuando se trata de diseñar libros, periódicos y ciertas revistas, el diseñador debe intentar que el lector se ensimisme con el texto, que se sumerja en el relato, la narración o la idea.

“En muchos casos, como en las novelas, el lector querrá vivir la escena y olvidarse totalmente del autor; en otros, como en los artículos de prensa, deseará vincularse con el autor y sus ideas; pero rararmente querrá tener algo que ver con el diseñador.

“Si el diseñador, el editor, el impresor o el alzador de un periódico aparecen en la escena de la lectura, es porque se equivocaron en algo: porque hay una mancha, una página mal colocada o un diseño terrible. La magia termina cuando hay errores.”

El autor de los libros Manual de diseño editorial (2009) e Introducción al estudio de la tipografía (2011) refiere que la mano del diseñador no debe ser notada: “En ciertos medios gráficos, debe ser invisible. Tiene que garantizar que la relación estrecha y fuerte sea la del lector con la escena o con el autor. Su presencia está de más. Lo paradójico es que, como en el caso de los bailarines y los acróbatas, se necesita una gran técnica y mucha pericia para que no se noten los esfuerzos”.


domingo, 21 de abril de 2013

Despedida

¿Se puede esperar tanto tiempo la vida
en que un corazón compartido
finalmente se quiebre por la mitad?

Cuánto tiempo 
cuántas noches seguidas 
se puede sostener la respiración
a mediamuerte entre la salud y la esperanza.

¿Cuánto tiempo se necesita para despedirse del hijo amado?

¿En cuánta piel se puede dejar el significado de su vida
que para siempre desde ahora habrá sido demasiado breve?

Ahora queda el olor de sus sábanas,
el timbre fugaz de sus palabras,
las palabras que quedan guardadas
con el aliento del corazón.

Abril ya terminó.
En noches como esta
amor se ha congelado.

Pero queda algo tibio muy dentro
al recordar lo que a él tanto le gustaba.

sábado, 20 de abril de 2013

Desánimo de la lectura

Tres días a la semana me planto ante unos alumnos de Arquitectura a quienes imparto la clase de Taller de Lectura y Redacción. Su ortografía en el 80 por ciento de ellos es tan mala que luego de las primeras dos clases me dieron ganas de llorar. Llorar por la impotencia, por el desánimo, por todo lo que su no escribir con una corrección mínima, implica.

En las últimas semanas les he leído fragmentos de los libros o revistas que más me han conmovido, para ver si logro conmoverlos, contagiarlos, encenderlos un poco con lo que miro en esa ventana impresa.

Ayer simplemente se me ocurrió que quizá el camino sería mostrarles, no los beneficios que les daría la lectura, sino ponerlos ante el error que significaría no acercarse a la costumbre de leer.

Hoy, gracias a una lectura y a los consejos de una amiga, he pensado que lo que me gustaría transmitirles es que la lectura no es un acierto, grande o pequeño, sino que leer es una manera de confrontarse con uno mismo, de verse al espejo, de preguntarse cosas, que leer es un diálogo con los muertos, como suele decirse, que es un acto íntimo movido por la curiosidad y la duda.

Aún estoy un poco en el desánimo, sus resultados son malos, tan malos que la mayoría no es capaz de colocar acentos en el sitio correcto. La verdad no sé de lo que seré capaz con ellos.

Pueden pasarse la vida sin conocer un libro. Y son los estudiantes. Dios.

viernes, 19 de abril de 2013

Porno feminista

La primera vez que entré a un cine porno debió ser en la primavera —¿estas cosas deben suceder en primavera?— del año 88. Mi amigo Alfonso y yo fuimos a dar (elegante forma de decir que andábamos de jariosos, husmeando, planeando cosas para entrar), decía fuimos a dar al Florida 2 cuando aún no nos aventábamos al Chapulín, el América daba miedo y el Cometa Vición (así dice el anuncio exterior) todavía no lo descubríamos. Llegamos al Florida 2, en Galeana entre Madero y Reforma y hacía un calorón porque no tenía clima.

Así empezó el recorrido de muchos.

El tema del porno está vedado, excepto por dos o tres libros que lo abordan, a mucha gente se le ponen los pelos de punta al escuchar ciertas palabras relativas a los cuerpos (y que mi querida Elia Martínez-Rodarte renombra que da gusto).

Decía que el tema está bastante vedado. Creo que un poco más en Monterrey donde predominan los valores (lo digo con ironía). Qué esperanzas que algunas de las muchachas que conozco llegara un día y dijera ¿ya vieron qué joven se veía Rocco Sifredi? o ¿nunca me imaginé ver una autofelación como las de Ron Jeremy?

Pues ahora me encuentro con que hay hoy más mujeres que abiertamente les gusta el porno, y que no sólo les gusta, sino que lo están realizando y modificando a su modo y gusto, lo que me parece perfecto, una evolución de la humanidad especialmente de las muchachas (ya era hora, Simone murió hace 27 años).

Es más, se habla de un porno feminista, lo que me hace sentir satisfecho y lleno de alegría, pues significa que estas mujeres están diciendo: porno sí, pero a nuestro modo, no uno en el que se nos someta y aparezcamos en tales situaciones etcétera, sino uno más acercado a la realidad.

Sin más preámbulos les comparto esto, añorando la decadencia de esas salas de arte, como la de Héroes del 47 entre Arteaga y Carlos Salazar. Románticos tiempos. Muchas gracias. (Les aclaro que el artículo de abajo no contiene imágenes con el contenido de las cintas, por si no desean abrirlo en el lugar inadecuado).



miércoles, 17 de abril de 2013

"La belleza femenina"

Nuestra cultura, que exalta el consumo y que refuerza ciertas visiones tradicionales por cómodas y rentables, refuerza también las diferencias en roles, lo cual clasifica mejor al mercado. Para que esta clasificación sea más visible, nuestra cultura, que yo llamo patriarcal, subraya lo que es propio de hombres y lo que es propio de mujeres.

En el caso de ellas, subrayar su ser mujer desde la parte más visible implica un arma de doble filo, encierra jugar con fuego.

¿Por qué? Porque por una parte implica que las mujeres, antes que personas son mujeres, es decir son personas con cuerpo de mujer.Esta corporeidad se presta para dos fines que me parecen que opuestos.

Una, la de la visión femenina, que si lo pusiéramos en primera persona y en pocas frases, diría algo así como: "Mi cuerpo es lo más mío que tengo, es algo íntimo y yo soy o quiero ser dueña de él tanto como pueda. Tienen que respetarme, empezando por mí cuerpo, al que yo visto como mejor me agrada porque me gusta verme y me gusta agradarme; encuentro placer en ello".

Por la otra parte, la otra visión, la patrircal, muy mercadotécnica, dice que una persona del sexo femenino antes que todo es mujer, y como tal se le clasifica de acuerdo a su ser para otro, en relación con el otro y en función con el lugar que ocupa no en el espacio público, sino en el privado: ¿quién es ella? ¿es hija de familia?¿está casada?¿vive aparte?¿por qué?¿divorciada?¿con novio?¿madre sola?, y se le clasifica también de acuerdo a su "disponibilidad". Comúnmente se cosifica a las mujeres (lo hacen ellas y lo hacen ellos y lo hace el mercado y la cultura en general) como fuente de goce, de disfrute o de provecho, a la mujer se le goza y se le admira, o a veces se le admira para ver si después se puede gozar. Se reconoce su belleza que, quizá para ella misma es en parte orgullo y en parte poder, pero en todo caso es principalmente ser para el otro, vivir a través del otro y estar a expensas del otro.

Exaltar el ser mujer en su parte burda y más visible antes que el ser persona es un riesgo que pocos vemos, quizá porque es más placentero hacerse de la vista gorda. Esa es la trampa de la "belleza femenina".


lunes, 15 de abril de 2013

Sus amigas


Ahora que estábamos chupando muy a gusto y que recordaba a mucha gente que hace tiempo no veo, me acordé de un bato que conocí hace muchos años, era un tipo algo extraño, entre simpático, interesante, pero que también era un desmadre bien hecho.

De la cosas que más recuerdo de él es que andaba por todos lados y platicaba con mucha gente, tanto de la escuela, maestros, gente que se encontraba en la calle, conocía a todo mundo. Yo que siempre he sido un poquitín sociable, pues varias veces nos pusimos a platicar.

Y me cayó muy bien, no sólo porque te hacía sentir en confianza, sino porque le gustaban muchas cosas y de todas podía hablar con mucha naturalidad.

Este tipo tenía la cualidad, después observé bien, que sabía escuchar. Esto es una cosa que no es muy común, y creo que es relevante para lo que enseguida voy a contar.

Otra cosa que vi en él es que era muy amable, por ejemplo de la gente que acababa de conocer recordaba su nombre, como si la conociera desde hacía mucho. En cuanto a sus gustos bohemios, el tipo no era particularmente afecto al alcohol ni al tabaco, ni le gustaban ningún tipo de drogas.

Lo suyo eran las mujeres.

Si a alguien podría parecerle que el cuate este era un desmadre, pues sí, pero curiosamente también era muy buen alumno y le encantaba la lectura y el cine.

Un día pasó algo que se me quedó muy grabado. Sucedió en una de esas reuniones en las que llega un chingo de banda, raza de la escuela y amigos de otras carreras que ni siquiera se conocían, había hasta chavos de otras ciudades. Un pinche fiestón bien cabrón donde la mayoría no eran amigos, pero sí muchos conocidos, al menos de vista. Calculo que fácil había más de cincuenta personas.

Estábamos tres sentados cuando la plática se acabó por unos instantes. El güey me dice, no sé si a mí o pensaba en simplemente al aire, pues ya andaba un poco pedo:

"—Míralas. Y ellas tan amigas".

Por la forma en la que lo conocía, de inmediato supe que se refería a dos de sus ex que se habían vuelto amigas y que andaban seguramente platicando muy animadas por ahí. Supongo, no sé, que quizá no lo sabían entre ellas, quién sabe, porque en muchos de sus casos no era precisamente un noviazgo lo que había.

Enseguida reaccioné. Y se me ocurrió algo. Aprovechando la ocasión, le pregunté en una clave que no tuvo dificultad para entender:

"—¿Y cuántas hay?"

El güey por poco arroja el buche de cerveza en una arcada que parecía de sorpresa o de risa. No voy a olvidar nunca su cara. Me miró fugazmente con un brillo que me atravesó, pero también que me hizo sentir cómplice de algo. Fue muy raro ese momento.

Respiró y soltó una risa como si le estuviera levantando un infundio que le hiciera gracia de tan absurdo. Luego se quedó mirando a nada, con cara de recordar alguna hazaña realizada hacía cincuenta años. El güey miró a varias partes como buscando un mesero. Luego se compuso y le dio otro trago a su cerveza.

Yo lo seguía y esperaba.

Se echó para delante, bajó la cabeza como si fuera por efecto del alcohol y se agarró las manos, luego se enderezó. Dijo:

"—Quince."

"Hijo de tu chingada madre", murmuré.

Una hora despúes llegaron otras cinco conocidas y claro, ya no quise preguntarle. No bailó en toda la noche. Platicaba eventualmente, pero me di cuenta que los otros, amigos y amigas, eran los que pasaban y se sentaban con él un rato. No sé por qué, pero a partir de ese momento lo vi un poco como el anfritrión.

***

Ahora que estoy contando todo esto, ahora que finalmente se decidieron a aparecerme cinco o seis canas, ahora que he visto, que he convivido con gente más extraña todavía, ahora que platico anécdotas de otros, pero que quizá no debería contarlas, me digo a mí mismo que daría seis meses de mi vida a cambio de la discreción de muerte de muchas más mujeres de las que no me puedo imaginar. Los secretos de ellas son un misterio que sólo Dios podría escuchar cuando estuviera cansado.

No como este cabrón que me estaba revelando algo que yo no tenía por qué saber.

Quince en un mismo sitio son un chingo. Y reconozco que por un tiempo estuve haciendo mi quiniela, de las que al menos a cinco nunca las quitaba.

Al año siguiente de aquella fiesta el bato se fue a estudiar una maestría a Morelia. Esto debió haber sido en el 95 o 96; sin embargo, cuando he tratado de recordárselo a algún amigo o amiga de la época, nadie, absolutamente nadie se acuerda de él. Ni por el nombre, ni por el apodo, mucho menos de la fiesta, quizá la única reunión en la que él vio, al mismo tiempo, a quince mujeres con las que en algún momento había compartido la cama.

El muy hijo de la chingada.

¡Mesero chingadamadrelasotras!

viernes, 12 de abril de 2013

El Negro se confiesa

Mi artículo empieza así: "No voy a justificarme, aunque sé que los que han vivido de escribir para otros, aunque fuese por breve tiempo, tendrán sus propias razones, algunas válidas. Tampoco es algo de lo que me sienta especialmente orgulloso.

"Era estudiante de séptimo semestre de Letras Españolas, una carrera que ya no existe. Tenía dos años de casado y un bebé de cuatro meses. No es justificación, es sólo de contexto.

"Buscando chamba encontré que necesitaban a alguien que supiera de redacción. Me presenté y firmé un contrato en donde decía que cedía mis derechos por el trabajo que entregara. El contrato era bastante específico."

(El resto, con la información que tengo hasta el momento, se publicará en una revista impresa de circulación nacional en México).

sábado, 6 de abril de 2013

La música 2 —Celso Piña—

El baile iba a durar de quinta a séptima hora, en los salones de tercero. Ese día nos dejaron ir sin uniforme. Se decía que algunos de los Comanches iban a estar afuera, esperando al Pina afuera de la escuela. Yo miraba el salón en donde era el baile, desde la ventana. El Pedro, La Gaviota, los de tercero pues. Bailaban "La cumbia de la Paz".

Celso Piña, en 1984 era y el Ronda Bogotá. Celso Piña y el Ronda Bogotá, no y su Ronda Bogotá. "La cumbia de la paz" causaba furor. Las camisas floreadas, con el cuello huango hacia atrás, los Convers. Se bailaba distinto a 10 años después.

A mí me gustaba Cristina, pero Cristina no bailaba, y yo menos. En 3 "B" había unos bafles en cajones negros enormes que se oían hasta la esquina. El prefecto, circunspecto, vigilaba, se esforzaba por mantener la cara de policía, pero más de una vez lo observé sonriendo, bromeando.

Al Pina lo vi con dos hijos y su chava. Los Comanches de las Industrias se casaron, o terminaron en la cárcel, o muertos. A las 12:30 apagaron el baile. Cuando se acabó apagó el sonido —Cristina y yo nunca cruzamos palabra—, me hice creer que aprendí a bailar colombiano, pero eso yo sé que no es verdad (a veces logro apantallar a algún amigo incauto).

En esa idea falsa crecí desde entonces, y a veces iba al Inter a engañarme, a eso iba realmente. Celso Piña terminó hace más de 25 años, con "La cumbia la paz", con "La piragüa", con "Gitana" que no volvió a tocar.

Este Celso es otro, toca en el Zócalo, sale en la tele, viaja mucho, hace bailar "Macondo" a García Márquez en el museo Marco, toca en cenas con Fernando Botero en el Palacio de Gobierno, la gente lo compra y me da gusto, de veras que me da gusto, pero a aquel Celso es el que me gusta escuchar.

La gente que hoy sabe de música, que dice saber de música, dice: esto es ochentero, esto es de los noventa, esto es "bien setentas" ¿Saben que quisiera decirles? Me gustaría decirles: "Sabes qué, chinga tu madre", la música de cada quien está prendida como una sanguijuela que no te quieres quitar porque gozas, y deja marca, porque una cosa es bailar "encima" de la música de fondo que te ponen en la boda, en la reunión social, en el cierre de un evento, y otra, muy distinta, es bailar la música "desde adentro" de la música, como El Pedro, como La gaviota, incluso como El Pina.

Quienes bailan colombiano en la pista del Inter, han bailado esto, lo puedo apostar, más de la mitad de su vida, o desde morros.

Me gusta engañarme, pero no, no sé bailar colombiano. Los que sabían ya no están aquí para enseñarme.