martes, 19 de abril de 2011

La maldita primavera

"Es ñoñísima, pero me gusta, no sé por qué", le decía a Carmen hoy en la mañana mientras nos almorzábamos unos tacos de huevo con tocino en el comedor. Me refería a La maldita primavera, la canción que cantaba Yuri hace décadas y que hoy interpreta otra tipa de nombre muy parecido.

"En un principio no sabía si la rola me caía bien o me caía mal, pero ahora sí me gusta". Le comentaba, mientras buscaba en el yo tuve la mentada canción. "Es una rola hecha especialmente para el grupo de amigas pedas en un karaoke a las tres de la mañana". Nos reímos. "Sí, pinches viejas". Me contesta.

Carmen es un poco misógina, es otra de las cosas que me encantan de ella. Pero el tema aquí es La maldita primavera, no la maldita misoginia.

El sábado en el taller hice una referencia a la rola. René mencionó Moby Dick y me acordé del comienzo: "Llámenme Ismael", un comienzo literariamente elegante, abierto y sencillo. Ahí me vino a la mente la canción de Yuri. Y comenté que esa entrada, la de la "Maldita primavera", tenía una apuesta digamos que literaria. La rola empieza: "Fue más o menos así". Luego del inicio de Las batallas en el desierto, esta es toda una promesa de un buen cuento. Pero no, al final no da para tanto.

Pero hablemos de lo fundamental, de la ñoñez, de lo cursi, de esa idea barata del amor.

"Muchas mujeres no saben separar", me dice Carmen. "A huevo que no", digo con la boca llena. Y claro, pienso, ven amor en donde hay una pasión muy larga, una pasión como de toda una noche. Dice Carmen que lamentablemente esa es la educación sentimental que reciben muchas, y con eso crecen. Un día voy a escribir sobre esa idea romántica del amor, una concepción construida y que ha ido modificándose. Conseguir el amor es un calvario que muchas padecen con estoicismo, con entereza.

Y se reía de mí, dulce embustera, la maldita primavera. Lo dice una dama. Y su canto no es queja, y si lo es es una queja dulzona, masoquista. ¿Por qué cantar que soy una víctima?

Qué queda de un sueño erótico si, de repente me despierto y te has ido. Siento el vacío de ti. me desespera, como si el amor doliera, y aunque no quiera sin quererlo pienso en ti. Entereza y estoicismo, chingao.

¿De qué está ilusionada esta mujer? Suponemos que del amor, un amor que no le ha sido correspondido, cual debe ser en estos casos, pues un amor feliz y correspondido no interesa a nadie en absoluto. Y además cantarlo sería ofensa.

La maldita primavera es la maldita ilusión, esa que se fabrica rápido, pasa rápido, e igual hace daño, y si no, al menos un gracioso escándalo. Qué importa si para enamorarme pasa una hora, pasa ligera la maldita primavera me hace daño sólo a mí.

Más adelante aparece algo más concreto, relata un pasado, pero sólo tangencialmente, por sus consecuencias: Lo que a su paso dejó, es un beso que no pasa de un beso, una caricia que no suena sincera, un te quiero y no te quiero, y aunque no quiera, sin quererlo pienso en mí.



Pues algo es cierto: esta mujer no piensa en sí misma, no se quiere y es una víctima más de la idealización romántica del amor.



De momento voy a escuchar lo que al parecer es la versión orginal, interpretada según dice el wikipedia, por la cantante italiana Loretta Goggi y que obtuvo, asienta la página, el segundo lugar en el Festival de San Remo en el año 82.



A mí se me hace que el tema amor en la balada ochentera da para mucho más. La herencia de Camilo Sesto (hijo de...), Bosé, Miguel Gallardo, Yuri, Daniela Romo... Todos unos maestros en la educación sentimental de una generación.

































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