lunes, 18 de abril de 2011
La letra escrita
Con cierta frecuencia, luego de escuchar a un buen orador, a un talentoso maestro o a un apasionado de una materia determinada, he oído comentarios sobre la presentación del expositor con el siguiente sentido: comenta aparte uno de los presentes: “A pesar de que de esa materia conocía muy poco y no me interesaba en lo absoluto, esta persona te lo explica todo de modo tan sencillo, que lo entiendes”. Evidentemente hay conocimientos, saberes, cuya comprensión implica antes la comprensión de otros un poco más sencillos, pero de todos modos complejos, y éstos de otros un poco más simples y así, hasta bajar veinte escalones de altura en la complejidad del conocimiento, pero, ¿para qué saberlo todo si se puede disfrutar lo mismo sabiendo lo esencial? ¿no es mejor ser especialista en un tema, en dos o tres ser un aficionado muy informado, y en el resto saber una o dos cosas esenciales? El tipo de comentarios que menciono me llaman mucho la atención porque para mí revelan dos puntos interesantes. Primero, que hay personas que tienen la exquisita y grandiosa habilidad de entender y explicar lo complejo a través de lo sencillo. Y segundo y más importante aún: paso por paso, el mundo es dos metros más comprensible de lo que creemos a primera vista. Y si comprender es más sencillo de lo que creemos, entonces ¿por qué no lo hacemos? Mi explicación creo que no requiere de muchas pruebas y de ninguna evidencia: Uno. No tenemos ningún interés en aprender o conocer algo que esté fuera de nuestro mundo de instrumentos para subsistir, económica, académica o socialmente. Dos. Leer nos enoja. “Pero es que tiene muchas letras”, fue el lamento que escuché no hace mucho de un pequeño de primaria. No toda la culpa es suya. La avalancha mediática exige una cultura visual, consumista y autista en donde no hay lugar para la palabra dialogada, mucho menos para la palabra escrita. Tres. Leer no está de moda. Y pensar, reflexionar en lo que nos interesa es visto con desdén, o al menos con una profunda desconfianza. Incluso por los padres, adultos, o cualquier figura de autoridad, lo cual es más grave. ¿Qué será bueno para tratar de pulir el gusto por saber y comprender? Sin duda alguna voltear a la cultura escrita, partiendo, si se quiere de nuestros intereses. Apuesto que sobre cualquier tema que sea de nuestro interés ya se ha escrito algo, quizá un buen libro, quizá un artículo en una revista, seguramente habrá algo que leer en internet. Pero por favor, leamos más y por gusto, que nuestros hijos nos vean que el mantel en donde pondremos nuestras diversiones, disfrutes, goces, es la letra. La letra escrita.
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