Como si el conocimiento y el acceso a la "cultura" fuera asunto de algunos elegidos, de algunas mentes selectas tocadas por un talento innato.
A veces no me libro de personas que piensan así, que no entienden que la gente simplemente hace las cosas que le gustan y que le satisfacen, o en las que cree y punto. No hay nada de selecto en disfrutar la música que nos gusta, la comida para nosotros más sabrosa o el vino, no hay nada de selecto en gozar de ciertos autores o de practicar con placer cualquier deporte o de sentir entender una rama del saber por mero gusto.
Sentirse de una casta elegida es casi tener la convicción de que hay que mostrarle a otros el camino "correcto". La frase del día: "El conocimiento no tiene dueño".
Todo esto me da vueltas a partir de la lectura del libro Genealogía de la soberbia intelectual, de Enrique Serna.
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