Un escritor existencialista, Premio
Nobel de Literatura que muere en un accidente de automóvil; una
periodista rusa que es asesinada presuntamente por el régimen del
presidente Putin, y un cantautor argentino que cae ante la
equivocación de la metralla.
En los tres casos una muerte
violenta y a destiempo; una muerte inoportuna como lo son casi todas.
En eso se parecen. Pero esto es superficial. ¿Qué otro aspecto
tienen en común?
La noción de resistencia.
Una idea que queda insinuada apenas bajo las estampas de los
personajes, gente de carne y hueso que profesan una profunda y
concienzuda rebeldía. Sin embargo, en este libro no se hace un
recuento de sus aportaciones literarias o artísticas, sino que se
hace un homenaje a su solvencia moral a partir de rasgos biográficos.
Hay mucho de resistencia en el ser ético.
En Obituario intempestivos no
se encontrará la cita erudita de Albert Camus sobre el
existencialismo, ni un resumen de las motivaciones históricas de la
periodista Anna Politkóvkaya, ni un recuento discográfico de
Facundo Cabral.
En cambio los tres tienen una
profunda conciencia del peso de las palabras y del pensamiento, pues
ejercen un oficio que impacta en la conciencia pública. En el caso
de Camus, el lector coteje con el presente las palabras del argelino
dedicadas a su profesor de primaria, Louis Germani, y que dijera en
la ceremonia de Estocolmo al ser galardonado:
“Cada
generación, sin duda, se cree destinada a rehacer el mundo. La mía
lo sabe, sin embargo, que no lo rehará. Pero su tarea quizá sea aún
más grande. Consiste en impedir que el mundo se deshaga. Heredera de
una historia corrompida, en la que se mezclan las revoluciones
frustradas, las técnicas enloquecidas, los dioses muertos y las
ideologías extenuadas; cuando poderes mediocres pueden destruirlo
todo, pero ya no saben convencer; cuando la inteligencia se ha
rebajado hasta convertirse en criada del odio y la opresión, esta
generación ha tenido, en sí misma y alrededor de sí misma, que
restaurar, a partir de sus negaciones, un poco de lo que hace digno
el vivir y el morir.”
**
Óbito es una palabra “culta”
para referirse al fallecimiento de alguien; el obituario sería algo
así como una lista de defunciones y en un sentido un poco más
amplio, un resumen de la vida y obra de un personaje célebre.
Reunir en un mismo libro a Albert
Camus, Anna Politkovskaya y a Facundo Cabral queda plenamente
justificado porque en los tres encontramos un espíritu ético que
lucha contra la opresión, la injusticia y la ignorancia. Artistas
los tres de algún modo en cuanto que proponen una ruptura a seguir
viendo el mundo de la misma manera.
A pesar de que en el libro se habla
desde la admiración por estos personajes que de alguna manera
mantuvieron una resistencia moral y existencial ante las ideas
comúnmente aceptadas, dicha admiración queda en un segundo plano.
La lectura corre, ofrece datos
concretos, y en cada sección se crea una atmósfera asociada al
mundo y la respiración de cada uno de los protagonistas. Lo
ideológico está presente, claro, pero no domina y no intenta
adoctrinar, tampoco es estridente sino que es apenas una luz tenue
al fondo de la sala.
Reconozco que mi acercamiento a este
libro tenía la carga de conocer los artículos que Rael Salvador
publica en El Vigía. MI experiencia de Obituarios intempestivos,
sin embargo, fue nueva en cuanto que asistí a un homenaje personal
del también editor hacia los personajes. Es notorio que esa
admiración no es ciega, sino que señala, sólo señala, un camino.
Una de las mayor virtudes de este
volumen es que no es necesario conocer vida, obra y milagros de los
tres protagonistas para adentrarse en su mundo, familia y aspectos
cotidianos. Rael Salvador los pone fuera del escenario de su
escritura o del teatro y los saluda. (Literalmente en el caso de
Facundo Cabral, tuvo oportunidad de convivir con él en varias
ocasiones).
Otro aspecto que se agradece en
Obituarios intempestivos es que no es necesario conocer TODA
la obra, por ejemplo de Albert Camus para hincarle el diente al
libro. Más bien me parece que el título es un trabajo alterno a la
obra, que puede ser desde un comentario biográfico hasta una llamada
para que el lector se acerque al trabajo de los tres autores en
cuestión.
Con un excelente trabajo de portada
de Ana Salgado y una cuidadosa edición de Manuel Quintero, bajo el
concepto editorial de Herandy Rojas, aparece del segundo título de
la colección Palabra que ostenta el respaldo editorial de El Vigía
y del XXI Ayuntamiento de Ensenada.
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