Cuando escucho a una mujer que con sus palabras, más que con sus hechos, enaltece su
poderío, su
independencia, su
autonomía y que en palabras más palabras menos dice ser
bien cabrona, yo me pongo a pensar en aquellos momentos en que sus palabras serán una bella música, silenciosa, tal vez violenta, en la que las ideas sobre sí misma sean lo que menos importe.
Casi siempre que decimos las cosas mas importantes de uno mismo, no lo hacemos con palabras... Abrazo Gerardo!
ResponderEliminarRaquel, este texto se me derramó hacia otro lado, tal vez. Hay momentos que por más "cabrona" que se diga, no podrá sustituir con nada esos intensos momentos íntimos.
ResponderEliminarO en otras palabras, que por más "dominante" que parezca, disfrutaremos de comprobar lo contrario.
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