domingo, 27 de enero de 2013

Scouts disidentes y risueños.



Para Jorge Luis Luna López [el Yorch]

Según la visión de mi mujer, quien no perteneció nunca a ningún grupo, un scout que pasó años en el Movimiento necesariamente será alguien con sensibilidad ambiental, optimista y ligero de equipaje. Ella encuentra ese perfil y quién soy yo para desmentirla. Sin embargo, dentro de la formación scout hay variantes. La más conocida es la apegada a la tradición, que sigue a pie juntillas los principios y valores del Movimiento y, muy importante, no se pregunta nada que no pueda venir en los manuales.

Otra de las formas de concebir el escultismo tiene que ver sí, con los principios, con la Ley Scout, pero también con la crítica que analiza, separa y aclara; con la curiosidad por conocer qué cosa es el escultismo y en general con el discernimiento y el goce.

Esta es la forma en que lo entendieron, por ejemplo, los scouts disidentes Manuel Felguérez, que se convirtió en artista plástico, y Jorge Ibargüengoitia, que se volvió un "ironista antihistórico". Amigos ambos, asistentes al Jamboree francés del 47 —los dos entonces de 19 años— le deben mucho al escultismo, aunque en su momento tuvieron varios desencuentros con la Asociación.

Este sentido crítico y humorístico es con el que escribe Arturo Reyes en este blog. Agradezco a Alejandro González, de Milenio, haber aceptado hace cinco años la propuesta de este nuevo espacio para un periodista y escritor scout de muchos años, a quien quiero y admiro, y quien ha sido un muy serio, y a veces incómodo, investigador sobre el escultismo.

Por esa razón, Arturo Reyes desde este blog es un tanque de oxígeno de scouts y exscouts  para opinar, debatir y enterarse, de una manera bastante democrática, de lo que está pasando en el Movimiento.
Creo que al final nos logramos en la tarea de llegar a remar tu propia canoa, al modo en que lo prescribe la Asociación de Scouts de México, y en algunos casos, a pesar de ella.

Mi cuate el Yorch y yo, que a los 13 años leímos Escultismo para muchachos, el libro de Baden Pomo —como le decíamos en privado—nos logramos, tenemos una familia, hijos, un trabajo que nos gusta, y en buena medida los scouts nos moldearon.

Le contaré a mi mujer que sí, que el Movimiento nos marca, que al final en algunos se nota el sello de la casa, pero quizá le aclare que nunca destaqué en nada que no fuera en semáforo, y que aún guardo con mucho cariño mi primera promesa, hecha en el Grupo 6 de Monterrey, en un lejano verano de 1984.

jueves, 24 de enero de 2013

El Síndrome de Aurelio

Voy a contar, no a explicar, en qué consiste lo que yo llamo el Síndrome de Aurelio, y que los psicólogos y sociólogos seguramente lo tienen bien identificado —con otro nombre, claro está—, pero que para mí y para mis adentros, le he puesto Síndrome de Aurelio. Las personas muy sensibles a quienes los ambientes de cantina les suelen resultar repugnantes, sírvanse abstenerse de seguir leyendo.// Aurelio es un mesero que muchos en la concurrencia aquí presente conoce porque tiene 25 años laborando en un conocido Bar. 

En cierta ocasión, uno de los asistentes se levantó a medias de su mesa, desde el rincón opuesto del bar, le grito a nuestro mesero con todas sus fuerzas: "¡Aurelio! ¡Vas y chingas a tu madre!". Aurelio miró de reojo, pero no mostró mayor signo de molestia. "¡Aurelio! ¡Vas y chingas a toda tu madre!", volvió a repetir el mismo señor voz en cuello. El episodio se repitió tres veces en lapsos de 20 minutos. Llegó un momento en que otro de los asistentes, ya francamente molestó, se dirigió con Aurelio y le dijo: "Oiga amigo, qué güey tan molesto ¿verdad? Si necesita ayuda nomás diga. Ya van varias veces y la verdad ya me está cansando". Aurelio, acercándose al buen amigo e inclinándose un poco hacia él, le dice en tono de confidencia: "Es que ese señor me da 10 pesos por cada vez que me mienta la madre, y mire, ya llevo 80 pesos; no, mire, mejor no diga nada, muchas gracias". Tantán.

sábado, 19 de enero de 2013

Hysteria, comentarios a la película


Acabo de ver la película Hysteria, dirigida por Tania Wexler, y estos son mis comentarios.

Me gustó y la disfruté mucho. Aclaro desde dónde hablo: pienso que abundan las ideas sobre una sexualidad asociada al pecado, lo correcto, la moral, la decencia. Para mí, la sexualidad se puede tratar en la mesa, es un tema ante el que se puede más bien informar y aprender, más que reprender, decretar o infundir miedo. Opino que las creencias religiosas organizadas en torno a las iglesias, no deben legislar sobre algo privado y personal como lo es la actividad sexual, mucho menos a través de la coerción, el miedo y la culpa. Eso de manejar conciencias, en algunos campos es algo delicado. Quien piense lo opuesto, creo que probablemente no le divertirá mucho la película.

Situada en la época victoriana, la cinta teje dos historias en torno al protagonista, un joven médico inexperto. Una historia que sale y entra del agua es la invención del consolador por parte del médico, Joseph Mortimer Granville, la otra es la relación que tiene primero con la hija de su patrón, y después con la hermana de ésta.

El futuro suegro atiende en su consultorio a mujeres que sufren de “histeria”. Su tratamiento consiste en acostarlas en una camilla modelo ginecología, y darles un masaje hasta que conseguían un orgasmo, que no llamaban orgasmo, sino “ataque”.

El médico Granville llega a trabajar con el reconocido doctor que gana un montón de lana resolviéndoles problemas de salud a sus pacientes. En ese año de 1880, Segismundo Freud cumplía 24 años, aún no hacía las formulaciones que habrían de cambiar la sexualidad para siempre, y seguramente ni siquiera se había masturbado una sola vez en su vida, por esa razón el padecimiento llamado histeria merecía un tratamiento que hoy tendría una connotación muy diferente.

Aparece en escena la otra hija del reconocido doctor, lo opuesto a la hermana: es espontánea, no se somete a la autoridad de su padre, se dedica a dirigir una casa con personas necesitadas, lucha por apoyar a los más necesitados y no le importa el qué dirán. Además, piensa que la mujer debe decidir sobre su propio cuerpo y tener una pareja, si llegara a hacerlo, en relación de igualdad con el marido. Todo lo opuesto a la sociedad de su tiempo. Este personaje me encantó porque representa la libertad, el feminismo (sin mencionarse una sola vez), la valentía al realizar actos de justicia para con los más necesitados a costa de la propia seguridad, la integridad. Además, la muchacha está radiante.

Lo extraño es que es una comedia romántica, con un formato bastante ligero para las ideas que maneja.

Como me reí mucho, como se me salieron las lágrimas con un rollo con el personaje que actúa Maggie Gyllenhaal, por el manejo del placer en las mujeres y de su sexualidad, la película parece que fue hecha para gustarme a mí, para divertirme a mí. Está lejos de ser la gran cinta, pero tuvo los ingredientes que más me gustan: romance, crítica social, humor y la sexualidad, mejor dicho, el placer sexual, presentado de una forma ajena, y por lo tanto, “nueva” a nuestra cultura.

martes, 15 de enero de 2013

Me ningunean el español


Y la culpa la tienen los medios de comunicación y los publicistas. ¿Cómo está eso de que llamen equipo a un avión, a un teléfono, a una computadora? ¿por qué dicen en línea para referirse a realizar algo a través de internet?¿les dará más categoría o qué? Inches...

La SEP en México se gastó dos millones de pesos en nuestra educación básica intentando que aprendiéramos a razonar en castellano. Parece que se desperdició la mitad. Ahora me doy de santos si me encuentro a alguien interesado en pensar, en cualquier idioma, aunque sea en inglés o en rumano, pero interesado en pensar, en razonar, en razonar acerca de lo que sea, pero en razonar al fin y al cabo.

Si las ideas plasmadas en cualquier lengua, se distorsionan al deformar ese idioma, qué labor de pensamiento estamos haciendo cuando escribimos Tq, Xfa, tmb, salu2.

Mesero, las otras, por favor, (chingadamadre).

lunes, 14 de enero de 2013

"Tune up" en pareja


El siguiente texto lo escribí para una columna del periódico impreso. El anglicismo es intencional:

Cada vez que cambiamos de año hacemos una lista con propósitos nuevos, el 50 por ciento de los cuales, si bien nos va, no los cumpliremos. Este periodo de cierta euforia, esta viada de entusiasmo, nos lleva, entre otras cosas, a hacer un tune up a varios sectores de nuestra vida.

Algunas mujeres programarán análisis médicos para atender o descartar algún posible problema de salud; los estudiantes verán la recta final del año escolar con miras a pasar a otro nivel de estudios; algunos otros pensarán en perspectivas de mejora en el ámbito laboral, pero a todos nos pasará por la cabeza lo que podemos mejorar en el año que comienza.

Tradicionalmente, a las mujeres se les ha dejado, y ellas mismas han asumido como parte de su “naturaleza”, el cuidado y mantenimiento de los vínculos emocionales. Trabajen o no fuera de casa asumen muy en serio el ser en función para los otros. 

En la actualidad, dos de cada 10 hogares en México tienen a una mujer como jefa de familia. También cada vez más varones se involucran en aspectos puramente domésticos y no se conforman con ser sólo proveedores.

Sin embargo, la familia, en cualquiera de sus múltiples presentaciones, sigue siendo el núcleo de la sociedad, y lo que sucede al interior del hogar repercute en el comportamiento de los individuos en lo público.

Cuando la familia tiene al frente a dos personas adultas, y esas dos personas tienen problemas de convivencia, podemos decir que la sociedad tiene dos células con dificultades para estar en contacto en el organismo.

Ahora que está comenzando un nuevo año, ahora que tenemos el entusiasmo por recargar ánimos, pensar en dietas y reprogramar nuestra economía, es un buen momento para darle mantenimiento a esos vínculos domésticos que nos hacen ser parte de una sociedad sana.

Sostengo que escuchar ilumina al oyente y modifica el ánimo del hablante. Si podemos pensar en función de pocos y sencillos acuerdos, pero dispuestos a respetarlos, podemos hacer el cambio de aceite dentro del motor de nuestra relación, y hacerla que dure más tiempo en buen estado.

Intentemos, como un ejercicio, escuchar sin interrumpir y sin hacer ninguna clase de juicios (ni muecas, ni caras, ni fuchis), pensando en qué es lo que el otro nos quiere decir. Negociemos lo que se pueda discutir con más facilidad, y respetemos la libertad del otro para decirle no a lo que desee.

De igual modo que en casa no podremos hacer todas las reparaciones a nuestro auto, por simples que parezcan, de igual forma me parece una forma bastante inteligente acudir ambos ante quien pueda tener las herramientas necesarias para el debido arreglo. Alguien con la confianza de ambos. Vale la pena incluir este sector de la vida en los propósitos.


domingo, 13 de enero de 2013

Hoja de vida

Tengo 40 años. Ernesto Inti cumplió 15 en febrero; Andrés Daniel 11 el 31 de mayo. El domingo fuimos a los toros y luego a cenar. Inti no sabe si medicina o filosofía. Al Danielo le gusta una de 1º de secundaria pero no se atreve a hablarle. Yo debería fumar menos. Creo que ya es tiempo de que les hable de Patricia.

Tengo 19 años siete meses y 28 días. Ayer domingo 7 de junio de 1991 a la 1 de la tarde hice el amor por primera vez. Hacía un calor de la chingada pero nos valió madre. No se podría decir que yo la seduje. No me importa. La amo y quiero irme a vivir con ella. Pensé que me saldría una marcota en la frente o algo así como un letrero que dijera “este güey ya cogió”, pero nada.

Tengo 38 años. Me acaban de dar las llaves de nuestra nueva casa. Nos iremos la última semana de agosto. A Andrés le cuesta un poco separarse de sus amigos de la cuadra. Al Inti le gusta la idea de tener un cuarto más grande. Acabo de conocer a alguien. El sólo nombre me causa inquietud: Patricia.

Tengo tres años. Yo quería una niña y mis papás me trajeron una. Ya quiero que se siente para poderle yo darle de comer con la cuchara. La niña está bien bonita; la niña duerme todo el día. La niña ayer me sonrió. Mi mamá dice que no puede comer paletas de dulce. A lo mejor le gustan nada más las paletas de hielo, que son más ricas.

Tengo 25 años y cuatro meses. Hoy cargué por primera vez a Ernesto Inti, mi primer hijo. Pesó 3 kilos. Creo que peso menos que él pues las piernas me tiemblan. Nomamesestoybiencagadonopuedeserqueesoseamíonomamesquépinchepedocayahoraquéhaceunonomamesesincreíble¿locargoconlasdosaunquemequepaenuna?
Tengo 12 años. El sábado pasado me compraron mi primera bicicleta, era 15 de octubre. Mi papá la compró en oferta en Julio Cepeda. Creo que fue el día más feliz de mi vida. Me duelen las nalgas; creo que no me he bajado de la bici en dos días. Ayer me fui hasta Churubusco yo solo, pero nadie lo sabe. Qué padre que nadie sepa.

Tengo 22 años. Ayer troné álgebra. Me gustan las matemáticas, pero me gustan más los talleres literarios en Filosofía, y sobre todo las clases de Genaro. Hace tres años me declaré agnóstico (qué curioso: el tiempo de venir de oyente). Quiero ser escritor un día. Ah, me acaban de publicar un poema en el periódico ¡y en domingo!

Tengo 56 años. Cada vez paso más tiempo solo. Tengo sólo seis libros publicados. Por supuesto que no vivo de ellos. Pero estoy satisfecho, especialmente con mi última novela. Despertó buenas críticas. Andrés Daniel y Patricia son los primeros en leerlas. El Ernesto Inti dice que se queda con mi segundo libro, que el resto son jaladas. Es demoledor, pero sincero.

jueves, 3 de enero de 2013

Los coherentes

En mis épocas de ferviente católico —ya se cumplieron los 20 años de aquello— tuve el gusto de conocer y aprender de algunas personas coherentes, es decir, que vivían y actuaban conforme a su creencia religiosa. Luego descubrí que había otras personas también muy coherentes que no profesaban ninguna religión —o quizá secretamente— pero que tenían un profundo compromiso de respeto con las personas que amaban, incluso con las personas que no necesariamente amaban, pero que trataban con absoluta consideración. 

También encontré personas muy coherentes con sus ideales políticos o sociales. La coherencia es algo difícil de encontrar, que alguien viva como piensa —cuando piensa en que hay forma preferibles de vivir a otras— implica valentía, compromiso y sí, me parece que también amor.

En conclusión, es más importante ser coherente y respetar a los demás en su persona, independientemente de lo que piensan —pero por respeto y amor a uno mismo, saber alejarse de muchísimas otras, sean quien fueren—. La vida se va muy rápido, y lo que queda son recuerdos. Esperamos que buenos recuerdos. Feliz vida a todo el personal que hoy es viernes y es diciembre. Ojalá que el sexenio terminara con este año. Saludo para todos.

martes, 1 de enero de 2013

Dos negocios rentables

Dado el rumbo, el crecimiento y sus consecuencias que está teniendo la ciudad de Monterrey, preveo que en los próximos años los dos negocios que podrían florecer son los siguientes: 

1) Escucha. Se trata de un servicio de escucha por hora, en los que con total discreción las personas se desahoguen en privado, sin la intención de recibir terapia sicológica, ni consejos ni sermones. Tal vez una opinión pedida pero hasta ahí. Es ir a tirar basura cuando sea necesario. Me he dado cuenta que hay cosas que no se pueden contar a familia, y los amigos en persona (de nuevo las distancias) quedarían lejos para las pocas cosas que se quieran echar fuera. Las personas confesarían alguno que otro pecadillo y fin de la historia. 

2) Descanso por horas. Se trata de un servicio de dormitorio por horas en ciertos rumbos de la ciudad. Se podrá expender café y refrescos. No sería un motel de los que van las parejas, sería para descanso individual de entre 30 minutos a 3 horas, esto evitaría regresar manejando, evitar el tránsito de la ciudad, ahorrar tiempo... y descansar en terreno neutral y seguro.