domingo, 31 de enero de 2016

Roberto Arizmendi, un sibarita destinado a viajar




Aún no cumplía un año de edad y Roberto Arizmendi (1945) ya había vivido en tres estados de la república. Dieciocho meses después de terminar la preparatoria ya había visitado todas las entidades del país. En ese entonces decidió que conocería más a fondo México para después recorrer Sudamérica y luego Europa. “Tenía muy clara mi convicción de mexicanidad y latinoamericanista”, cuenta.
Con sangre sonorense y aguascalentense, de niño viajaba con su madre con fines recreativos, ya fuera para pasear o vacacionar. En la adolescencia y primera juventud, y debido a su participación en grupos escolares, asistió a congresos, seminarios y realizó labores de reporteo noticioso. En su época universitaria fue electo presidente nacional de la Asociación Nacional de Prensa Estudiantil. lo que le permitía viajar constantemente.
“Cuando salí de la universidad y comencé formalmente mi vida laboral, se dieron también muchas exigencias y posibilidades de viajar, a tal grado que una amiga me comentó alguna vez que seguramente cuando me ofrecían un empleo preguntaba si se viajaba y en caso negativo, no aceptaba. No fue exactamente así, pero prácticamente en todos los empleos que he tenido, ha habido necesidad de viajar. A mis 50 años, decidí dejar los empleos de base o de planta y trabajar como consultor privado en asuntos de educación, planeación, cultura y desarrollo, lo cual exige moverse a los lugares donde me piden colabore en proyectos específicos.”
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Me cuenta Roberto: “En 1990, hace 25 años, comenzó a realizarse en Ensenada las Fiestas de la Vendimia, una de las celebraciones relevantes y yo tengo 22 años de asistir a ellas, en algunas de las actividades programadas. Sin embargo, aunque estas Fiestas son un programa significativo y planificado en el calendario festivo bajacaliforniano, pareciera que en Ensenada siempre se está de fiesta, porque hay muchas actividades durante todo el año relacionadas con el arte y la cultura, que se entremezclan con la difusión de los productos vinícolas de la región”.
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Martha, hermana de Roberto y que vive en Ensenada, un día me propuso presentar el libro de su hermano a quien yo no conocía, pues radica en la Ciudad de México. En agosto del 2011 María Cristina Álvarez y yo hablamos sobre la antología, “Poesía Latinoamericana hoy” (20 países, 50 poetas) en la sala Muñoz Acosta del Cearte. Así conocí a Roberto y a partir de ese día se fue dando una amistad que se ha mantenido gracias al teléfono, los correos y, más recientemente también gracias a la voz cercana del Whatsapp.
Las veces que Roberto visita Ensenada, que son entre una y dos veces al año, los encuentros son obligados. Un día durante las Fiestas de la Vendimia me invitó a un concierto en el Valle de Guadalupe, en otra ocasión armamos una lectura pública para que compartiera sus poemas con invitados ensenadenses.
Definitivamente la poesía une, tiende puentes y caminos. Si como viajero Roberto tiene miles de kilómetros, como autor es bastante prolífico. Hasta el momento ha publicado 41 libros de creación literaria —29 poemarios, 5 epistolarios, 4 de literatura testimonial y 3 antologías—, además de 5 libros en temas de educación. En total, aparece en 114 libros entre coautorías, antologías y compendios.
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Más allá de su extensa obra y de su gusto por la vida —celebró su aniversario número 70 el pasado 26 de diciembre, escuchando música y poesía en un recinto de La Habana, Cuba, con la primicias del próximo disco de Silvio Rodríguez, cantadas por él mismo—, más allá de sus andanzas, Roberto me ha mostrado que lo más importante es vivir los momentos de manera plena, me ha mostrado que no importan las distancias cuando dos amigos se buscan, y que ligeros de equipaje, siempre es posible viajar al reencuentro o al menos hacerle saber que sin él, tu mirada no aspiraría a recorrer el mundo.

sábado, 30 de enero de 2016

Esta curiosa virilidad —tribunales masculinos—

Me llama la atención la forma en que entre varones de cierta confianza la conviencia a veces pasa por cuestionar de algún modo la virilidad del otro, como amistosa broma, como zape entre camaradas, como símbolo entre iguales.

A las mujeres, creo que todo esto les parecerá incomprensible o infantil.

miércoles, 27 de enero de 2016

Kumbiamberos RS


Un día cuando tocaba con los Kumbiamberos nos invitaron al Topo Chico. Llegamos desde las cinco y empezamos a instalar el equipo. Yo era tecladista y me gustaba iniciar con "La Cumbita", una de mis favoritas. En el Topo Gigio todos se la saben, y la corean. A mí me gusta cómo la bailan; los de las orillas andan bien panqueques y en el centro empiezan a gritar ¡so bres so bres! y las morras se ponen bien prendidas, pero bien prendidas, como si flotaran. A veces me dan ganas de bajarme y sobres, ponerle al baile, pero vengo jalando.

Bueno, esto no pasó, me lo imaginaba el viernes pasado cuando iba entrando al Ultramarino, un bar de la Ruiz. Ahí Takón Machine es amo y señor, el Takón en el Ultra y la cumbia con sello ensenadense todo es la misma cosa. La pista estaba repleta y cuando entré el Emmanuel me saludó. Él es el vocalista y estaba al micrófono. Ahí sí me sentí como tecladista de los Kumbiamberos en un intro de cumbia.

Como iba invitado por Ramiro y su hermano Rafa, nos quedamos hasta que se acabó el baile.



lunes, 25 de enero de 2016

Viajar

Para mí viajar es importante. No por el tipo de lugar en sí. O no sólo. Sino porque no puedo sustraerme a sus efectos. Como tomar un medicamento de los que se toman por prescripción siquiátrica, y esperara permanecer inmutable. Eso no es posible.
Viajar es estar expuesto voluntariamente a impresiones que me afectan, me apelan, me cuestionan a veces de manera profunda. Me renuevan la mirada o, para usar el lenguaje digital, oprimen mi F5 para ver luego, quizá alguna modificación en la pantalla de mi conciencia.
Como no he podido viajar hasta hoy tanto como quisiera, les he preguntado a mis amigos viajeros y que son escritores para saber —y escribir— sobre el efecto en su organismo de lo que para ellos viajar, esa droga vital, les provoca.

domingo, 24 de enero de 2016

Ramiro el provocador

De no ser por su vecino Raúl, Ramiro no habría publicado ni un libro, ni se habría vuelto un leído columnista. Y de esa curiosidad suya por las letras, sólo un pequeño brinco faltó para querer conocer otros países.

Pero empecemos por el principio. Ramiro Padilla Atondo es ensenadense y tiene 47 años. Lo de la edad es sólo una referencia para afirmar que es un lector con experiencia. Los cumplió en diciembre pasado, en La Habana, donde estuvo siete días. Y decir que es lector es algo serio. Pero de nuevo me estoy adelantando.

Como sucede con los lectores de cepa, la enfermedad pica temprano. Él desde San Diego, me cuenta por Facebook algunos inicios: “A los ocho años me sabía el tomo 8 de la Enciclopedia Temática de memoria, sobre todo la historia de ‘Los 300’ y el traidor Efialtes”.

“La lectura es la piedra angular del razonamiento”, me dijo en una entrevista publicada en el 2014. No hay un día en el que Ramiro no dedique un buen rato a leer. Una vez, pasados los 30 años, su vecino Raúl comenzó a insistirle en que escribiera un ensayo, que sus pláticas eran “muy literarias”. En aquel tiempo escribió una novela; ahí se le acentuó ese vicio solitario de escribir. A la fecha ha publicado cinco libros de ensayo, tres de cuento y dos novelas.
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Hoy es viernes en la noche. Nos vemos poco y siempre sorteando horarios complicados y compromisos mutuos. Esta vez no nos quedamos en casa; pasa por mí y nos iremos con otros amigos y luego a ver qué sale. 

A Ramiro lo conocí gracias a Daniel, quien me lo presentó hace años. Fue en una terraza en la calle Primera un sábado en la noche. El 9 de abril del 2011, para ser precisos y a partir de aquel día, poco a poco afloraron algunas coincidencias. Me contó de su escritura y de su editorial San Mateo en la época en la que Carmen y yo publicábamos el Urbanario.

Sus viajes más frecuentes han sido cruzar a San Diego o a Los Ángeles, en donde por cuestiones de trabajo pasa la mayor parte del tiempo desde hace casi 20 años.  Durante la velada de este viernes lo secuestro un rato para que me platique de Cuba. Ramiro habla continuamente, enciende otro cigarro, y usa todo el cuerpo para expresarse, especialmente la manos.

Es un provocador y un tipo hecho a sí mismo. Quienes lo conocemos conocemos también su humor negro y su gusto por mofarse de la soberbia y la necedad, armas blancas que le han servido en su trabajo como columnista. Por un tiempo fue de los más leídos en el portal Sin Embargo; algunos de sus artículos llegaron a unos 100 mil lectores, según datos recabados por él mismo basados en el hecho de que fueron compartidos hasta 10 mil veces.


Un día llegó de la Feria de Los Ángeles con la novedad de que había saludado a Lydia Cacho y a Alberto Ruy Sánchez, quienes eran en ese tiempo compañeros de portal y también lectores suyos. Descubrí que un cosa es leer a los columnistas, y otra muy distinta que los columnistas te lean a ti y te ubiquen, y eso le pasó.

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No ha habido mucho tiempo de que me cuente sobre su viaje a Argentina y a La Habana en diciembre pasado. 

¿En qué ideas tenías razón –le pregunto– acerca de Cuba?¿Qué comprobaste?


—Todos tenemos ideas preconcebidas acerca de los lugares a los que iremos. Hay una narrativa, muchas veces distorsionada que sólo puede ser desechada por la experiencia en vivo. Sabía muchas de las cosas que encontraría, otras resultaron ser una franca novedad. El orgullo de ser cubano, la polarización con los exiliados, la belleza de una ciudad casi en ruinas, el Museo de la Revolución al que se cuida como la más grande atracción turística y la pobreza general, la lucha por la comida, aderezada por una alegre resignación. Por supuesto que eso lo comparas no solo con la experiencia norteamericana, sino con la mexicana en general.

—Visitaste Córdoba, Santiago del Estero y Catamarca, en Argentina, el verano pasado. ¿Qué similitudes encuentras entre México y lo que tú viste allá?


—“Somos  más similares de lo que parecemos. La raigambre española nos persigue a pesar de las diferencias raciales. En Cuba no se puede hablar de pluralidad, se habla más bien de la defensa de un proyecto social que se va difuminando de a poco con las nuevas generaciones. En Argentina existe una polarización muy parecida a la venezolana. En Cuba no se habla de corrupción, como se hace de manera cotidiana en México o Argentina. Los argentinos dicen que compiten en niveles de corrupción con nosotros. Lo cierto es que en la Argentina sólo hay de dos sopas: o amas u odias al gobierno, dependiendo de tu tendencia. En Cuba, a pesar de todo, las leyes que regulan ciertas conductas sociales, son estrictamente obligatorias. Hay un temor reverencial a la policía. Poca tolerancia al crimen.


No sé si agradecerle a su vecino Raúl por alentar el oficio de mi amigo ensenadense, pero después de platicar con Ramiro una noche de viernes puedo comprobar que sus viajes largos están comenzando: Tiene ya planes de regresar a La Habana y comprobar que la belleza, como él y yo la entendemos, merece ser vivida por más tiempo.

sábado, 23 de enero de 2016

Los apoderados

Los cantantes y músicos cuentan con un apoderado.
Esta persona los representa, defiende sus intereses y les indica a dónde sí, a dónde con quién, inclusive cómo conducirse en mejor beneficio de su carrera.
¿Y qué tal si mujeres y hombres nos firmamos un contrato y nos hacemos apoderados de nosotros mismos y pensamos qué es lo mejor para nuestra felicidad y de las personas que amamos?

jueves, 21 de enero de 2016

El pan mío

Soy lo que mi familia ha horneado, con ingredientes que nadie eligió pero que eran parte de su alacena. A veces el gas disminuyó o unas partes mías se tostaron un poco, otras una mano impaciente o curiosa abrió la puerta contraviniendo las indicaciones de abuelita.
Así salí del horno y luego me decanté, me alejé; el pan que era se juntó con el café y muchas meriendas, y así por tardes y noches, y luego me dio el sol y me hice duro. Elegí lo que me vino bien, lo que a mí ahora tanto me gusta.
No soy un pan, es evidente. Esto lo utilizo para decir que cuando tú y yo hablamos, también hablan mis padres a través mío, y hablan otras personas que ya no están pero me acompañan todos los días de mi vida.
Entonces en algunas cosas básicas no puedo pensar y actuar de modo distinto, porque estaría traicionando a aquellos y sobre todo traicionándome a mí.
Cuando hablamos de política, es mi conciencia la que dicta, y también el pan que soy quien habla.
Y así, también en el amor. Y también sobre cómo es correcto ganarse la vida y alimento.
No minimizo mis elecciones, ni mi carácter que a veces apela no a tu corazón sino a tu hígado.
Soy el pan que tengo para ofrecer, mezclado con algunos vanos esfuerzos de lo que he querido hacer de mí.

lunes, 18 de enero de 2016

Daniel el viajero

El mar es uno de sus compañeros.

El viernes 18 de agosto de 1978 un niño de cuatro años viaja con su familia en un Dodge Dart blanco 
de la ciudad de Monterrey hacia un lugar que no olvidaría jamás. El niño se acerca a la ventana, observa con asombro luminoso lo que no alcanza a comprender, pero que convertido en imagen motivará algunas de las decisiones importantes de su vida.

Daniel, cuando era pequeñito.

Aquel primer día de vacaciones, desde el puente de Puerto Isabel, frente a la Isla del Padre en las costas de Texas, un pequeñito de nombre Guillermo Daniel Salinas Basave vio el mar por primera vez y para siempre.


La idea de viajar dio señales de fuerza con la hormona adolescente de sus 14 años, cuando junto a un amigo de la secundaria hizo un recorrido del tamaño de su inquietud: De Monterrey a Chiapas, cruzando por Veracruz y Tabasco. Una libertad llena de aventura, y otra vez de imágenes nuevas, de euforia, de libertad.


El virus de viajar estaba implantado.


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Daniel y yo el sábado 14 de agosto de 1993 en una primera lectura pública.
De 1993 a 1994 Daniel y yo asistimos al mismo taller literario en el Monterrey natal. Lo conocí a una edad en la que la vida de adulto era una película que aún no se filmaba, pues el guión se apuntaba a lápiz en una libreta que a veces olvidábamos.
Aquel taller tenía como labor emblema preparar lecturas dramatizadas y presentarlas en un teatro. Rubio y de pelo largo, vestido de negro y a veces descalzo, él recitaba de memoria poemas deicidas, apocalípticos, irreverentes. Provocaba reacciones encontradas pero siempre afectuosas. La mayoría de los asistentes eran familiares y amigos cercanos.

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A inicios de los noventa, para el joven Daniel el territorio de sus viajes eran las calles de Monterrey, de punta a punta. Sus aficiones siempre han sido el metal y en ese entonces los toquines en Factores Mutuos, o los que se armaban en El Clan, un antro de Monterrey, o los de algún rave en el Deambulatorio, donde explotaban los sonidos industriales dentro de la apagada Fundidora, y a donde alguna vez lo acompañé.
La juventud y la mesura nunca han sido grandes amigas, por ello nadie presagiaba al padre modelo y al esposo de Carolina con quien está casado desde el siglo pasado. Lo que sí parecía un anticipo eran sus lecturas infantiles y el santuario de la biblioteca de su abuelo, augurio de los cientos de libros que amueblarían su cabeza.

Octubre de 1996. 
El vuelo es Boston–Reijkavik–Londres. Primer brinco al charco. Daniel el viajero se gradúa con un bautizo sobre el Atlántico. Tiene 22 años.
Visité siete países con mención honorífica a Islandia, Escocia y norte de España. Volví a Euruapan en 1999, el primero de muchos viajes con Carolina. El viaje por República Checa y Austria en 2004 fue punto y aparte. Fui a Italia en 2001; los tres viajes a Sudamérica y el de China en 2009.

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Bajacaliforniano por adopción, la vida lo hizo periodista, las lecturas lo volvieron escritor, y la curiosidad le regaló ser viajero, un viajero que busca perderse.
Qué clase de viajero eres, le pregunto, ahora con media película filmada. Soy mochilero y caminador, porque viaje sin caminata no es viaje. Uno de los máximos placeres que tiene la vida humana es caminar por vez primera una ciudad y caminarla sin rumbo ni guía, buscando intencionalmente perderte.
Es evidente que no prefiere las rutas establecidas. ¿Qué evitas?, le pregunto.
Evito lo descaradamente turístico. Evito lo hecho a priori para el turista. Tomar un tour con guía bilingüe es una aberración.

El sábado 8 de mayo de 1999 Daniel y Carolina se establecieron en Playas de Tijuana, en una casa a 20 metros del mar. Hasta esta tarde han pasado 20 años, 8 meses y 20 días desde aquel hallazgo profundo de un niño rubiecito de cuatro años en Puerto Isabel, pero su impresión está intacta.

Se puede afirmar que desde entonces, Daniel viaja con el mar todos los días.






sábado, 16 de enero de 2016

Nuestras canciones

Hasta las canciones tenidas como de muy poco valor adquieren mucho significado si nos recuerdan una época de nuestra vida en la que fuimos felices. 

Entonces, esas canciones se vuelven valiosas. Al menos para nosotros.

jueves, 14 de enero de 2016

Graduación

Muchas felicitaciones a la Universidad del Norte, Noroeste y parte del Sur de EU, campus BC porque esta semana por fin se graduó la primera generación de licenciados en Chapología, en su rama Espectáculos. Nos honra mucho este logro a todos y esperamos que sus aportaciones engrandezcan la cultura de nuestro país y, por qué no, la DEA se decida a otorgar su acreditación a estos conocimientos que ya son de nivel binacional, mínimo.

lunes, 11 de enero de 2016

Dos

Tú tan David Bowie y yo tan Celso Piña.

domingo, 10 de enero de 2016

Un poeta aquí y en China.


Escritores y viajeros



En Jianshuan, septiembre del 2015.


Margarito Cuéllar es uno de esos escritores que ha podido constatar, con sus propios ojos tradiciones y costumbres de diversos países.  

Margarito me pidió que lo ayudara a manejar para hacer unas compras navideñas en Laredo, Texas, a 220 kilómetros al norte de Monterrey. En su Neón azul por la pista de cuota, un ave se levanta lentamente desde el ancho camellón y no alcanza a cruzar cuando el parabrisas la golpea a 150 kilómetros por hora. Aprieto los dientes y el volante y me hago uno con el automóvil, que no deberá moverse de su trayectoria. Ninguno de los dos dice nada.
Con Ramón Díaz, Ju Yiang y Sun.
Eso fue en el año 2008 y ahora recordamos por teléfono ese trayecto, no habíamos hablado nunca de esa anécdota de viaje, él en Monterrey a 2 mil kilómetros de distancia y siete años después, incluso fue antes que se le presentara un imprevisto más agresivo en su camino: el del cáncer, un ave negra que lo tuvo un año en tratamiento. Le pregunto si la enfermedad no es un viaje. Él está de acuerdo con la metáfora.






En la firma de libros, el día de la conferencia, en China.







Lo piensa un momento y me explica: “La enfermedad es un viaje a tu estado de salud, —me dice por teléfono, de forma pausada— es una forma de rendirte cuentas a ti mismo y revisar qué está pasando en tus ciudades y en tus calles que componen tu organismo. Finalmente es una forma de enfrentarte a paisajes muy luminosos y a paisajes muy oscuros. Y es una forma también de reconocer tu propio terreno, y tu propio cielo de alguna manera. Sí me parece que la enfermedad es una metáfora de las posibilidades de la vida”.
Eso pasó en el 2011. No sólo venció a la enfermedad sino que continúa viajando a la más leve provocación. 


EL VIAJE A CHINA

Más de 15 veces a Colombia, también a Ecuador, España, Alemania y en septiembre pasado fue invitado a China, al International Literature Festival, en la ciudad de Kunming, organizado por la Universidad Normal de Yunnan.



En realidad este era su auto.
La mayoría del público eran estudiantes. Cada actividad duraba dos horas, incluyendo la traducción cuando era el caso. Yo leí mis poemas, previamente traducidos al chino y leí una ponencia de media hora titulada ‘Por qué escribo’”.
En un templo de Lao Tse.
Aunque nació en San Luis Potosí en 1956, vive en Monterrey desde los 16, edad en la que empezó a escribir. Su primer libro lo publicó a los 26, en 1982; de entonces a la fecha ha obtenido dos premios nacionales y el Premio Internacional de Poesía de Radio Francia Internacional en el 2003. Sus antologías, como la de Vientos del siglo. Poetas mexicanos 1950-1982, que le publicó la UNAM y la UANL y que coordinó es uno de los recuentos más serios sobre el quehacer poético de nuestro país.

Para el poeta y editor los diarios de viaje son herramientas de la memoria. Tengo un diario de Madrid —me cuenta al teléfono— tengo un diario de Guadalajara, tengo un diario de China, el único viaje en el que no hice diario fue a Alemania. Me deslumbró tanto el orden, tanta perfección que me quedé sólo con esa visión en la memoria; es un diario de la memoria que no escribí.


En el centro de Kunming.
Me cuenta su experiencia más reciente en el país asiático: Anteriormente había enfocado mis baterías hacia América Latina, sobre todo a Colombia y Ecuador. Había estado en Alemania y España. Visitar China era algo que no tenía previsto. Te puedo decir que fue una experiencia fabulosa en todos los sentidos. Principalmente me permitió establecer lazos culturales con un país cuya lengua desconozco y que tiene muy poco conocimiento de la literatura de nuestros países. Conocen a Rulfo, a Paz, a Neruda, a Nicanor Parra, pero muy poco de lo que se hace ahora en este continente.






DIARIOS DE VIAJE

En Monterrey son dos horas más tarde y la charla no se vive igual con esas 
Celebración del medio Otoño. 
diferencias, con otras rutinas. Ahora le pregunto de qué forma mide los viajes. ¿Por kilómetros?¿Por ciudades?¿Por poemas? Los mido por todo, me contesta. El viaje es una acumulación que te da oportunidad. El viaje real es la posibilidad de entrar a una serie de viajes internos. La formas de medirlos, varía, a veces se miden en textos, a veces en diarios de viaje, a veces en paisajes, a veces en colores y a veces en horas. Finalmente el resultado de todo eso es experiencia y que por más que tratas de reproducirla en el arte, es una experiencia que sólo tú viviste, y lo que hay son intentos de transmitir esa experiencia a través de una serie de puentes como es la palabra, pero todo eso son intentos. Nada más.
Por ahora la autopista está despejada. Margarito está preparando tres libros más, que se sumarán a los más de 20 que lleva hasta el momento, producto de sus diarios de viaje.




Con Sun Xingtian, el día de mi conferencia.

Descendiendo del tren.







En el centro de Kunming.






sábado, 9 de enero de 2016

Sobre la captura de Joaquín Guzmán Loera

Joaquín Guzmán Loera fue reaprehendido. Si hacemos caso a versiones oficiales, fue capturado debido a que el capo planeaba grabar una película autobiográfica y de ese modo pudieron intervenir sus comunicaciones y localizarlo.

¿Qué motiva a un hombre extremadamente poderoso a querer grabar una película sobre sí mismo, incluso bajo riesgo de exponerse a ser recapturado como al final sucedió? ¿Vanidad en exceso?¿Deseo de "inmortalizarse"?¿Cumplir un antiguo deseo?

Me parece que la vanidad le jugó una mala partida, ese ego que nos hace subir la apuesta, cruzar por el alambre... y ser recordados por nuestras "hazañas". ¿Cómo se iba a llamar la película?





El pintado

A mis amigas antes las dividía en las que conocí antes de mis 30 y después de mis 30 años. Ahora se dividen entre las que consideran que Ernesto es el más guapo y las que dicen que el Andrés es el más guapo de los dos. Y yo qué, estoy pintado o qué.

viernes, 8 de enero de 2016

El punto es...

Lo esencial  no es la comida, es el hambre.

No es la ceremonia, sino la necesidad de rituales.

No es el sexo, sino el deseo.

No es el beso, sino el amor

No el enojo, es la infancia.

No es Dios, es la necesidad de creer en algo.

domingo, 3 de enero de 2016

Moralismo, comportamiento y prejuicios

Tengo alma de artista y ojo de etólogo, será por eso que el hecho que alguien incluya en primer término un juicio moral o valoración ética ante un hecho humano me provoca mucho ruido. No es que sea partidario de la "inmoralidad" (sea lo que cada quien entienda), sólo que soy más partidario primero de comprender.

Por supuesto, que cada uno tiene la soberana elección de retirarse o de rechazar aquello con lo que no va de acuerdo.

sábado, 2 de enero de 2016

América

Hijitos: Nunca olviden que América es un continente que abarca desde Canadá hasta Argentina, y es un todo vivo, ninguna parte está muerta.

No hay corros masculinos que valgan la pena

Sí, creo que en los últimos tiempos ha habido una transformación en la forma de asumir las masculinidades por parte de nosostros; cada vez me parece a mí son más frecuentes los varones que asumen roles por tiempos más prolongados relacionados con las actividades domésticas y el cuidado de los hijos. No demasiado pero sí creo que ha habido cambios. Algunos la llaman masculinidad suave

Desde mi ser varón lamento que haya pocos grupos, pocos varones con los que se puedan compartir nuestros gustos, aspiraciones, temores no desde la forma tradicional. Aún nos abunda, como forma de relacionarnos, relatos de competencia, logro y nuestra eterna devoción por la destreza, que no está mal, pero me parece que nuestro mundo es, puede, debe ser más amplio. El mío lo es.

¿Por qué no los varones podemos ser receptores/escuchas/contención de otros varones, y no que sólo lo sean nuestras compañeras, amigas o parejas los receptáculos de nuestras inquietudes, sueños, aspiraciones y temores?

No hay corros masculinos que valgan la pena.


viernes, 1 de enero de 2016

Enrique Maza (1929—2015)

Reproduzco un breve texto de Enrique Maza, periodista, poeta, sacerdote jesuita y uno de los fundadores de la revista Proceso —según le leo a Germán Orozco Mora, EM propuso el nombre a la publicación encabezada por Julio Sherer y Vicente Leñero.
Maza falleció el pasado 23 de diciembre, según consigna el semanario Zeta.

"Nosotros somos responsables de nuestra vida, de nuestros deseos y ambiciones, de nuestra pequeñez o grandeza. Nosotros. Soy yo quien tengo que confrontar mi vida, mis acciones y mis palabras con lo que Jesús dice y fue". Erique Maza (1929—2015).