miércoles, 29 de octubre de 2014

Pareciera

Pareciera que el cuerpo de las mujeres no les perteneciera a ellas, sino que perteneciera a la sociedad. Como si fuera ésta quien estableciera los límites, las condiciones, todo lo permitido.


martes, 28 de octubre de 2014

Los prejuicios

Ciertos prejuicios de la gente me fastidian. Me fastidian tanto como ponerle un bote de frutsi a la llanta de la bici, o como cuando el de al lado se la pasa bisbiseando la canción que tiene en los auífonos. Me fastidian algunos prejuicios, sí, son varios, como aquel que exhibe la persona que reacciona ante la homosexualidad como si estuviera ante el ébola, o el que piensa que los niños pequeños son idiotas por tener poquitos años. O aquel otro que piensa que todos los artistas son unos locos sin quehacer. Ese tipo de prejuicios.

Pero los de don José son distintos.

Son unos menos amargos que los de cualquier persona de 78 años. Son unos prejuicios digámoslo así, felices.
Por ejemplo, él cree que todas, pero todas las personas que saben de plantas y sus propiedades son almas buenas, o que todo el dedicado a la fotografía o es adicto al cine es un espíritu introvertido y solitario.
Sus prejuicios no me incomodan. Pero me suelen hacer pensar de dónde le vendrá tanta asociación.

domingo, 26 de octubre de 2014

Una vida sencilla

Me gusta de A. su buen gusto y su manera de gozar de la vida. A sus 39 años, disfruta su trabajo, la comida, ciertas personas, los viajes. Aunque no le hace el feo al tequila ni a la buena cerveza y le apasiona bailar, no le conozco ningún exceso y es (mi) ejemplo de vida ordenada. Además de ser una persona profesionalmente muy destacada en su ámbito incluso a nivel internacional, hay un rasgo que, quizá por el contraste, me agrada. Se lo aprecio bastante y me hace sentir orgulloso de conocerla:
su sencillez.
Pocas personas, muy pocas personas conozco tan alejadas del consumo, de las marcas, del glamour, pocas tan alejadas de la compra, del "estatus".
Está muy lejos de lo que nuestra ciudad Monterrey nos ha enseñado centímetro a centímerto, día a día, misa los domingos, futbol los sábados, un trabajo en Cemex, ascensos regulares, vacaciones en Cancún, casa en Residencial Chipinque, coche que da envidia, importancia al qué dirán.
Vive alejada de querer demostrar nada a nadie, alejada de que la vean, alejada de la foto para el feis. Tan alejada en husos horarios que el sueño siempre separa.
Me gusta la vida sencilla de A. Me enseña que lo que realmente vale la pena son unas tres cosas por las que hay que esforzarse.
Si algo me enseña ella es que ser feliz es algo sencillo.
Cuesta, pero es sencillo.

sábado, 25 de octubre de 2014

Ayotzinapa


Clásico regio

Hace muchos muchos años, alguien me soltó más o menos esta frase: "Salgo contigo porque no te gusta el futbol". 
Y no sé si debí sentirme orgulloso, consolado o decepcionado. Al paso de los años he ido aprendiendo a respetar todos los credos religiosos o retirarme en silenciosa huida si la lluvia de testosterona ya cansa, cansa, cansa. Y aunque soy de Monterrey y nunca he ido a un estadio por iniciativa propia, no diré de esta agua no he de beber.
Familiares y amigos muy queridos son Tigres, y otros tantos apoyan con fervor al equipo de las rayas.
Sin ir más lejos, uno de mis hijos le va a las Chivas y el otro al América (¡!). Simón: hay que respetar credos, así las cosas.
Pues ayer, lo voy a confesar ahora, y piensen de mí lo que quieran, ayer por la noche no sé qué chingadera me dio cuando el Enhoc mencionó que el clásico regio, ojo, el clásico, para él, está como en el cuarto o quinto lugar de los clásicos en el país. ¿Que alguien me diga por qué me caló esto?
Y ya que estoy metido en gastos, (ya qué), mi solidaridad está con el equipo que tiene su estadio frente a Rectoría.

martes, 14 de octubre de 2014

Los músicos y el baile

Es por todos sabidos que no toda la música es bailable. A mí la mitad de la música que me gusta es precisamente aquella que produce mover el cuerpo, con o sin pareja, en público o en privado.
Y claro, bailar no es un deber religioso ni cívico, no es una obligación impuesta por las Naciones Unidas ni nada parecido. Nadie está obligado a nada: unos tocan, otros bailamos y todos escuchamos.
Lo que sí me parece que va en contra de los derechos humanos fundamentales es que una persona que no tiene ni la más remota idea de lo que es bailar, porque no sabe, no quiere o no lo interesa, sea la encargada de manejar la música en una fiesta.
¿Por qué digo esto? Por los errores que comete. En el último año me ha pasado unas tres veces. Una de ellas fue en una Posada en diciembre pasado. Apenas entraba en ambiente la pista, el sujeto que manejaba la música cortaba la fiesta. Algo inhumano. Absurdo, además. Yo creo que estaba drogado.
No sé si sabía lo que era bailar –seguro que de música sabía bastante–, no sé si estaba ciego, no sé si recibía instrucciones, no sé si odiaba ver gente bailar, lo único que me vino a la mente fueron esos buenos músicos que son unas enciclopedias, han investigado, han escuchado todos los discos, pero que en el campo de batalla a la hora de los manazos nomás corren pa' las gradas y echan todo a perder.
Ya lo he dicho, los placeres no se aprenden de los libros.

lunes, 13 de octubre de 2014

Daniel Salinas Basave gana el premio Malcolm Lowry de ensayo literario 2014


El escritor tijuanense Daniel Salinas Basave ganó el premio Malcolm Lowry de ensayo literario 2014 por su libro Cartografías de Nostromo. Relatos de espías, embajadores y embusteros.
“Por su trascendencia e historia es el premio más grande e importante que he ganado en mi vida, eso no puedo negarlo. Cada reconocimiento es importante, pero este marca un salto”, afirma Salinas Basave sobre el reconocimiento.
Para llegar a elaborar este libro, el originario de Monterrey confiesa su pasión por la historia. “Me apasiona el Siglo XIX mexicano, pero en especial la primera década de vida independiente. Creo que el periodo embrionario acaba con el suicidio ritual de Manuel Mier y Terán frente a la tumba de Iturbide”.

Poinsett y la infamia
Reconoce que una influencia fundamental para su obra premiada fue el libro Poinsett, historia de una gran intriga, de José Fuentes Mares.
“[Joel Roberts] Poinsett (1779-1851) es un personajazo, afirma el escritor, infamia en estado puro, un sembrador de discordia; el Nostradamus del Estado fallido y un amante de las flores mexicanas
“El 17 de octubre de 1984 conocí a José Fuentes Mares en casa de mi abuelo. Fueron muy amigos. La historia me apasiona desde la infancia, pero entonces ni era sencillo encontrar libros que contradijeran el catecismo oficialista como lo hizo siempre Fuentes Mares.”
El premio de ensayo literario Malcolm Lowry, es un reconocimiento que anualmente y desde 1986 convoca el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) para “estimular el ensayo literario, centrándose en la investigación de la obra de cualquier narrador, ensayista, cronista, poeta o estudioso extranjero, de cualquier época, cuyo tema se refiera a México”.

La poinsettia
Salinas Basave ahonda en el periodo que le apasiona, los primeros años del México independiente y sobre aquel libro que, desde los ojos de un extranjero, observan a un país que acaba de salir de la sala de parto.

"El país era un embrión descomunal, sin conciencia sobre su rol en la geopolítica mundial. El libro trata sobre las primeras miradas extranjeras que hubo sobre el México independiente, una suerte de reinvención de la cosmovisión del país a través de ojos anglosajones. Incluye algunas historias previas, como la del alucinado reverendo Thomas Gage, el primer inglés que escribió sobre México en el Siglo XVII. Un pequeño escarceo sobre la historia de lo que pudo haber sido si Lord Byron en vez de ir a pelear por Grecia hubiera venido a México. Byron caminaba las mismas calles y frecuentaba los mismos sitios que el Padre Mier y Xavier Mina en la primavera de 1816. Mina salió de Inglaterra rumbo a México y Byron a su autoexilio con dos semanas de diferencia
"Henry George Ward el primer embajador inglés de la historia, tuvo una hija mexicana a la que llamó Guadalupe. Emily Ward fue la primera pintora extranjera en retratar paisajes de México. Ward acabó siendo gobernador en Ceilán, mientras Poinsett sembró mil y un intrigas pero también clasificó flores e inmortalizó su nombre en la poinsettia".

martes, 7 de octubre de 2014

Es inútil recomendar libros

En términos generales eso de recomendar un libro, una lectura, no funciona; sólo un uno por ciento leerá por esa recomendación, y me fui alto. Y nadie necesita recomendar nada. 

Otra cosa es estar en contacto con esos lectores/buscadores de libros, esos curiosos.

lunes, 6 de octubre de 2014

Todos somos emisores potenciales, no sólo los "Revolucionarios de iphone"

"Revolucionarios de iphone" hasta donde alcanzo a ver puede significar dos cosas. 
Uno, creo que el más usado, en sentido despectivo, para referirse a aquellas personas que según la parte acusadora no entienden mayormente de cuestiones sociales y políticas, pero quieren dárselas de muy "comprometidos", adoptando más o menos una pose, todo esto desde la mesa de un Starbucks. 
El otro sentido es hacer uso de las redes sociales, por ejemplo el Facebook, para reproducir u opinar sobre alguna cuestión social. 
En ambos sentidos me parece a mí, viendo al emisor sabremos mucho el sentido de su mensaje. No creo que sea buena idea descalificar por igual a todos a quienes usan las redes para reproducir o pronunciarse sobre una cuestión social y política (incluso religiosa o sexual), creo que más bien que en esta plaza pública que son las redes sociales te permiten en todo caso confrontar por medio del diálogo, observar solamente o ya de plano borrar o bloquear a quien emite esos mensajes.
Qué bueno que haya variedad, qué bueno que podamos borrar o eliminar lo que nos cansa o nos fastidia. Sobre todo qué bueno que podamos seguir en contacto con las personas que tanto queremos y acceder además a bienes de consumo, algunos gozosos o vitales (videos, textos, noticias, peiticiones de ayuda o solidaridad).
Me gusta tener el control de lo que leo, me gusta cerrar el libro cuando me fastidia, me gusta decir a veces unas palabras cuando el cariño es tanto.

sábado, 4 de octubre de 2014

Mi papá

Mi papá tiene una imaginación poética, algo parecido a un sexto sentido del que ahora habla con la voz quebrada y con una emoción que yo me niego a reconocer, no por insensible, sino porque cuando la emoción se sube a la cabeza, impide pensar con claridad.
La mañana del martes, hace cuatro días, un dolor en el pecho lo despertó en su cama a casi 2 mil kilómetros de la mía y sin nadie cerca en ese momento. Con ayuda de mis tíos llegó a una clínica de donde casi lo corren, no porque estuviera sano, sino por todo lo contrario: se estaba muriendo y no lo sabía; el dolor era un infarto que se acercaba reptando justo para anclarse en una arteria a la que ya sobaba con paciencia.
Menos de una hora después, de lado a lado de la ciudad, entró al hospital de Cardiología en donde ya lo esperaban los médicos para hacerle un cateterismo y arrancarlo de unas fauces que ya comenzaban a cerrarse. 

Actuaron muy rápido.

Si la atención hubiera tardado tres horas más, hoy sábado esta página sería un obituario y yo estaría en Monterrey como un náufrago no por las lluvias, se entiende, sino literalmente partido. Si escribo esto es porque ya diluí las emociones y mi papá está fuera de peligro. Entre doctores pero fuera de peligro.
“El martes en la mañana, cuando me subí al coche, la muerte venía a un lado mío, pero alguien me venía cuidando, alguien que me quiere mucho me venía cuidando”, me dijo hace un par de días, por teléfono, a su celular. 

Eso es tener un sexto sentido.

Ya luego me contó lo bien que lo trataron, lo bañaron, lo peinaron y lo curaron. Las enfermeras y las doctoras una maravilla. Le pregunté si no le preguntaron lo siguiente: “¿Va a pasar al privado o nomás viene por información?”. Nos reímos porque dice que le hicieron un tacto y cuidado.
Ahora me río. Pero pienso en su imaginación poética y cómo sería estar acompañado de la muerte por un rato. 

Un rato que puede ser eterno.

Osorio frente al IPN

Miguel Angel Osorio Chong, secretario de Gobernación, dio la cara, dio un paso al frente, resolvió... Se sacó una estrellita en la frente, y eso, dentro de un gabinete federal como el que encabeza Enrique Peña Nieto, es muchísimo decir.

jueves, 2 de octubre de 2014

Rúmbale con tus pinches palabras

A veces las busco, a veces me llegan, a veces se me atraviesan sin mirar en una plática. Son las palabras nuevas para mí que no hacen sino ponerme a pensar en las nuevas generaciones y su necesidad de expresarse. También me hacen pensar en que cada región tiene su propio vocabulario, un idioma que forma parte de la manera en que se comportan.

Hay unas palabras nuevas que me parecen tan mamonas que no las pienso usar nunca, otras no sabría darles ese uso nuevo para mí ("está bien volado"). También se da el caso de que ya tengo una expresión muy mía para decir lo mismo ("te la bañas" en lugar del enclenque "te pasas" o "te pasas de lanza", que será muy lanza pero sin nada de fuerza, o la otra expresión "estuvo bien rebane" en lugar de la súper versátil palabra "cura", muy usada por los naturales de la región.

De los anglicismos mejor no digo mucho, sólo me pregunto: ¿es absolutamente ineludible la influencia como para decir "aseguranza" en lugar de seguro, o nuestra instrucción escolar, aquella por la que pasamos 12 ó15 años de nuestras vidas es un fracaso que da vergūenza?

Hay palabras que a veces uso porque son de otra época y porque me gusta recordar a mi abuelita cuando iba al tendajo, por eso yo también a veces salgo al tendajo por unas cosas para la casa.

Me gustan también las nuevas palabras que tienen fuerza y sonido, junto con ese relieve, esa plasticidad de lo que expresan ("cochar" -coshar-, por ejemplo). A veces las busco, a veces me llegan solas, a veces me las comparten, pero siempre las miro por detrás y por delante por si un día las ocupo, perdón, las necesito.

miércoles, 1 de octubre de 2014

¡Prohibido dar de comer a los humanos!

Los escritores suelen tener una mirada aguda sobre la realidad, acostumbran analizan el entorno o recrearlo parcialmente y reelaborarlo con su imaginación.

Constantemente, en especial los narradores, proponen en su texto una serie de hechos para ser reproducidos por el lector, en un proceso comunicativo que sólo se completa, se activa y se actualiza al momento de la recepción, es decir, de la lectura.

Ramiro Padilla, en su reciente libro Cuentos de la Zoociedad, ha elegido el relato para contarnos unas historias en apariencia inocentes, pero que tienen la virtud de poderse leer de varias maneras. Y por lo tanto no son tan inocentes.

La fábula es una composición literaria breve en la que los personajes son animales o cosas que casi siempre presentan características humanas como hablar.

Dice Helena Beristáin que “se trata de un género didáctico mediante el cual suele hacerse crítica de las costumbres y de los vicios locales o nacionales, pero también de las características universales de la naturaleza humana en general”.

Las 12 historias que componen este libro están protagonizados por animales. Serían fábulas si en ellos aparecieran solamente animales, y serían otro género, el llamado apólogo, si en ellos sólo hubiera seres humanos, pero el tipo de narración es un híbrido entre ambos, aunque de todas formas, como en las fábulas y apólogos, estos relatos conservan una mirada crítica acerca de una sociedad o comunidad en su conjunto.

No acaban con una moraleja, como suelen terminar las fábulas, pero sí vemos que en la mirada de Ramiro Padilla hay una mirada dura, inquisitiva, barnizada además con el humor negro que nos tiene acostumbrado en otros de sus libros.

En mi opinión, la parte medular, el leit motiv de estas historias son los animales desnudando a los humanos. Esto se realiza de dos maneras.En primer lugar, estos seres supuestamente “inferiores” despojan a las personas del glamour que da un pretendida racionalidad, una presumible civilización, y los pone tal cual son, es decir, víctimas de las bajas pasiones, como la venganza y la envidia.

De una segunda manera, y me parece a mí que de forma más amplia, los animales adoptan actitudes humanas. Este recurso que en literatura de llama prosopopeya, permite al lector observar algo familiar, algo ya conocido en un afán de venganza, en un sentido de justicia o en un deseo de libertad, así sea expresado a través de un canario, un perro o un caballo.

En mi opinión, la virtud principal del libro de Ramiro es cuestionarnos de una manera amena el conflicto de las pasiones humanas. Si un conflicto humano necesariamente es un conflicto ético, entonces podemos ver reflejadas en estas historias algo cotidiano en que pensar, pero también una lectura entretenida al estilo de las mejores fábulas clásicas.

Los invito para que conozcan este libro y confirmen en Ramiro a un escritor orgullosamente ensenadense, que lo mismo escribe ensayo, cuento, novela, artículos.

Conozcan pues este zoológico donde nos asomaremos, y donde sólo falta un letrero que diga: “Prohibido darle de comer a los humanos”.


(Presentación del libro Cuentos de la Zoociedad, de Ramiro Padilla, leído el sábado 20 de septiembre en el marco del Librofest 2014 en Ensenada, B. C.)