domingo, 27 de septiembre de 2015

Primacía de la ética, el reto de Jaime Riodríguez Calderón


Jaime Rodríguez Calderón supo capitalizar el descontento, el hartazgo de los nuevoleoneses y a acercarse a la gente como pocas, muy pocas veces se ha visto en un político. Se bajó del caballo y ha buscado cambiar la forma de gobierno. Muchos creemos que con sinceridad.
Las personas que valen la pena necesariamente inspiran. El gobernador electo ha sabido vender una imagen de valiente; sin embargo, habría logrado poco sin el manejo eficaz de un mercadólogo tan experimentado –y tan poco ortodoxo como él– como Memo Rentería. Sin el mexicalense su campaña, su proyecto, habría tenido un alcance muy discreto.
Pienso que el principal valor que hasta el momento se puede percibir de Rodríguez Calderón es el rescate de la primacía de la ética dentro de la función pública. Eso está de no creerse. Y creo que a la vez eso es lo que seduce.
Tal vez no logre el 100 por ciento de sus propósitos, pero en su propia lógica eso no sería tan grave como el hecho de que defraudara la confianza de la cantidad votantes que creyeron en él. En números redondos significaría un millón 20 mil derrotas.
Quiero pensar que será coherente, ese será su gran reto.






sábado, 26 de septiembre de 2015

Los nihilistas

Si las posturas nihilistas, esas que niegan que haya principios supremos, sentidos últimos y dogmas ante los que haya que inclinarse, no tuviera su dosis de reflexión, entonces no serian más que meros berrinches adolescentes. 
Los pocos que veo que siguen esa línea me parecen (desde siempre), gente que le da cierta importancia al mundo de las ideas, gente reflexiva digamos. 

El nihilismo suele ser muy irreverente, burlón, irónico, (claro, hay unos que están de acuerdo con esto pero son súper callados). Me agrada ese tipo de gente "inconforme", pero más me agradan los inconformes bien informados y, sobre todo, coherentes.

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Terapia y viajar

Dice una amiga cercana que tanto la terapia como el viajar, no son para todo el mundo.

Para la terapia, afirma ella, se requiere cierta inteligencia, flexibilidad, y valor, agregaría yo.

Para viajar se requiere, dice ella, perder el miedo al riesgo y, obviamente, estar abierto a nuevos horizontes.

Comentábamos el otro día sobre cómo había personas muy proclives a viajar, incluso a vivir por temporadas largas o de forma definitiva en una ciudad o país distintos a su país de origen. En cambio hay otras personas que a la manera kantiana, no salieron del mismo barrio, ahí se casaron incluso viven a unos metros de la casa de sus padres... es curioso.

Pienso que la terapia es también es una forma de viajar, pero al interior de uno. Eso a veces da miedo porque se encuentran cosas desagradables que no se pueden dejar atrás: hay que resolverlas.





martes, 22 de septiembre de 2015

Las buscadoras y las encontradoras

Estaba viendo el blog de una amiga que aprecio mucho. Se trata de una buscadora. O más bien en una chava que fue buscadora muchos años y de tiempo acá se cambio de bando y ahora pertenece al equipo de las encontradoras.

La veo ahora que es madre por elección, que tiene un marido, que tiene una casa, que vive su ser mujer sí, seguramente con muchas dificultades, pero que siempre voltea hacia la luz. La veo como una chava que ha tenido fuertes pérdidas, pero entre los que la conocemos la sentimos como alguien luminosa, de sonrisa.

Hace años me escribió un correo muy hermoso en donde me expresaba su cariño, su afecto, su amor, y en donde decía cosas de cómo me veía. Lindísimo acto. En ese momento me inquietè pues parecía una carta de despedida, de esas en donde dices todo lo bueno que no has dicho. Pero no, sólo quería decírmelo y ya. Eso es no tener prejuicios.

Luego bien raro que ese correo desapareció, se me borró o quién sabe, no lo volvì a encontrar, pero me quedó algo de esas palabras suyas que las leí, no las soñé.

Me llama mucho la atención, estoy hablando de historia, que hasta donde sé, sus exnovios, exparejas, etc. se expresan agradablemente de ella. Tengo la impresión de que buscó pero que no hizo daño, buscó y dejó cosas buenas en los demás.

Ahora me pregunto ¿qué mujeres están ahora en el camino?¿cuáles pueden sentirse que se alimentan, que se nutren, que tienen relaciones nutricias, que buscan el equilibrio, la armonía? Yo veo mucho dolor y frustración, pero también en algunos pocos casos, un camino firme, una conciencia de cuidarse bien, un amor a sí mismas que las hacen poner límites muy sanos.

Yo veo a una nube, y pocas, muy pocas otras. No sé si mujer sea sinónimo de herida, pero he visto que cuando se levantan no hay quién las pare. Tener personas así, cerca, es un plus para la vida.
(2010).

Embarazos en adolescentes

“Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos en 2015, México ocupa el primer lugar en embarazo en menores de 18 años, con mil 252 partos diarios o un embarazo por minuto en niñas desde 10 años, hasta adolescentes”, señala la diputada Cristina Gaytán. 

Lo que yo veo es que este tema se aborda como si el embarazo fuera obra del Espíritu Santo. No veo estudios que registren en qué contexto se dan tales embarazos: si hay estupro, abuso, y cuál es la responsabilidad del padre. Porque a no ser que se trate de una fecundación in vitro, para la concepción se requieren dos organos sexuales complementarios, unos días fértiles y un miembro en erección. El embarazo adolescente es la consecuencia de una serie de factores, pero esos factores no se toman en cuenta en los estudios. ¿En dónde están esos varones que cada minuto fecundan el óvulo de una menor? 

No aparecen, 


son fantasmas.  

lunes, 21 de septiembre de 2015

domingo, 20 de septiembre de 2015

Ser papá

El miércoles 11 de febrero de 1998 a las diez y media de la mañana, al llegar a mi trabajo luego de una de las noches más inquietas de mi vida, María de la Paz Quintanilla Vargas me abrió la puerta de la oficina con la desbordada sonrisa de que acababa de ser papá. Una llamada de larga distancia había dado el feliz aviso. Estuve esperando el alumbramiento en Cuautla, Morelos, en la tierra de Zapata, en esa ciudad heroica e histórica, en la tierra de la comandanta Lulú, la madre de mi primer hijo, por cerca de diez días sin pararme en mi trabajo en Monterrey, y justo cuando estoy de regreso la noticia me llega como agua helada y caigo en la cuenta, de golpe, que no estoy preparado para ser papá. Y me quedo inmóvil, sonriendo como idiota y a punto de orinarme.

Corro vuelo me acelero
Mi hijo había nacido el día anterior, el martes 10 de febrero a las 12:08 del mediodía, y su democrático nombre fue el de Ernesto Inti. El primero resultado del ansia de militancia de sus padres y en honor del doctor argentino Guevara de la Serna, y no por Ernesto Zedillo, como se hizo la broma entre los amigos, por joder. E Inti por Inti Peredo, resultado también del ansia de militancia de sus padres, pues Peredo fue el acompañante de Ernesto Guevara en la Bolivia del 67. Yo acaba de cumplir 25 años y sabía más de la historia de Bolivia que lo que es ser padre, o sea nada.
Maximiliano no estuvo en el hospital
El teatro fue moderar la emoción y viajar al encuentro: 15 horas en autobús a menos que un milagro sucediera. Y entonces el milagro sucedió: el señor De Luna, otra de las personas para las que trabajé en ese tiempo, al enterarse de mi noticia me obsequió con un boleto redondo de avión a la ciudad de México.
El teatro fue dominar el temor y treparse por primera vez a un avión en un asiento, claro, del lado del pasillo. El teatro vino con el reproche de que no estuve presente. El teatro fue llegar y reconocer el daño.
Soy de la idea de que no se puede querer a quien no se conoce. A Ernesto Inti aprendí a quererlo. No lo quise igual desde el primer momento hasta ahora, pues en ese febrero loco él era un ser casi amorfo que fue a nacer por obra de su madre a mil 200 kilómetros de mi trabajo, y yo era alguien que estaba aprendiendo, (ahora él es el que está aprendiendo y yo me estoy convirtiendo en un ser amorfo con la cabeza a mil 200 kilómetros del resto de mi cuerpo). Decía que tuve que convivir con él para quererlo, para reconocerlo como distinto, para desaprender y aprender a ver con él otras cosas. Un día en Cuernavaca, le mostré el Jardín Borda y le expliqué a un Maximiliano, Chapultepec, Carlota y esos párrafos de historia. Le conté que este emperador, muy buena gente, de muy buen corazón pero medio baboso, había sido fusilado por Juárez. Entonces le comenté a grandes rasgos en qué consistía que fusilaran a alguien. Una hora más tarde, luego de un largo silencio a través de una larga avenida que descendía muy cerca del centro, Ernesto me preguntó con cierta preocupación que si el tal Maximiliano aún estaba en el hospital.
A menudo me recuerdas a alguien
“...tu sonrisa la imagino sin miedo, invadido por la ausencia, me devora la impaciencia, me pregunto si algún día, te veré”, cantaba esa canción me parece que con la bella, cursi, hermosa euforia de ir a conocer a mi hijo. Recuerdo bien ese momento, el primer momento que lo cargué. Pesó al nacer tres kilos, los mismos que yo sentía como si fuera la mitad de uno, una mirruñilla. Eso vale la pena recordar. Aunque la memoria nos hace un poco inútiles; pero hay de cosas a cosas. Por ejemplo, el autor de “Santa Lucía”, ese éxito del 82, el argentino Roque Narvaja, nació el mismo día que mi hijo. También Bertold Bretch, pero exactamente 100 años antes. Eso lo supe mucho después claro, pero son datos inútiles como padre, a menos que el hijo en cuestión se interese algún día por el teatro alemán o por la música argentina de los 80. Con todo, Ernesto tiene otros datos no sé qué tan útiles en su cabeza: a sus seis años, identifica por su nombre la fotografía de poco más de 10 actores políticos nacionales y a uno que otro de otro país como Hugo Chávez y Felipe Pérez Roque; se sabe de memoria al menos 75 capitales del mundo gracias a que su mamá inventó un memorama con tarjetas que por un lado llevan la capital y por el otro el país. Con todo, Inti no sabe nada de Fito Páez ni de los Enanos. Qué le vamos a hacer.
Te amo porque te conozco
Ahora quiero saber, indagar, preguntar qué es la paternidad. Mis posibles respuestas tienen que ver con la responsabilidad y con al amor, pero a diferencia de las mujeres, creo que los padres tenemos un acercamiento muy distinto, más lento, vivido en todo caso a través de una tercera persona como lo es la madre. Pues es la madre de nuestros hijos la parte visible del inicio de esa paternidad. Entonces hay que crear un camino personal y más directo de aproximarse y de vivir a los hijos, de padre a hijos; esa es la construcción y el reto a emprender. La memoria nos hace un poco inútiles, pero no es inútil. Será en todo caso selectiva, por ello sólo cada uno de los hijos sabrá qué cosas guardaron de su padre.

Obsesiones

Tengo un buen amigo que cada que nos vemos, quizá cada año o algo así, sale a relucir aquella ingrata mujer que lo bateó. Se trata de una que nunca le hizo caso a pesar de que él insistió por mucho tiempo. Muchos años.
No estoy yo para decir que ella le dio alas, o alas a medias. —"Estuviste cerca", me dice que le dijo ella un día.
La pregunta que yo me hago es ¿por cuánto tiempo uno puede estar enganchado al pasado? A algo "que pudo haber sido y no fue".
Ahora pienso así, pero no siempre lo puse en práctica. Me costó trabajo. Tengo que reconocer que recibí ayuda y que al principio uno no lo dice pero no lo hace, porque no está convencido.
Volviendo a mi amigo, creo que han pasado unos 26 o 27 años desde que conoció a Margarita, que así se llamaba aquella infausta mujer, ahora casada con un extranjero supuestamente de mucha lana. Aún la recuerda y aún cree que él le habría hecho muy feliz tanto como ella a él.
Hoy, que ya no pienso así, pero que durante años fui como mi querido amigo, veo las cosas con otra perspectiva.

Por ejemplo, cuando el pretendiente insiste e insiste, y la mujer en cuestión se hace mucho del rogar. No sé, me da tristeza o lástima que se emplee tanto tiempo en una causa que quién sabe, son obsesiones que consumen tiempo y eneregía. Y uno creo que ya no está para eso. La vida es otra cosa, no estar gastándola así.

Qué bien se siente uno cuando aprende a soltar, a ver que lo que uno es capaz de entregar es tan valioso como lo que uno podría y merece recibir, no menos, y que a fuerza ni los zapatos.

Conociéndome, un día volveré a tener pareja y probablemente a hacer vida en común. Me agrada mucho vivir en pareja como lo viví en el pasado no lejano, pero a veces pienso también en la posibilidad de vivir cada uno en su casa. No estaría mal.

Pero ya me desvié del tema. Hablaba de la inútilidad de ciertas obsesiones, que nadie nos obliga a ello ni nos promete nada, y sin embargo ahí estamos. Hoy, a mis cuarenta y pico, entiendo, entiendo más. No llevo prisa pero tampoco quiero perder mi tiempo. Cada vez actúo con mayor claridad y mis expectativas son más realistas, principalmente porque hago dependerlas directamente de mí, y trato en lo posible de que no dependan mucho de los demás.

De los demás espero cada vez menos y me gusta eso. Lo que tengo que hacer yo sí es bastante y es para hoy. Así que mientras uno se enfoca en su propia vida y se aplica a ella, las obsesiones tienden a ser fantasmas completamente inútiles.

Dejemos las obsesiones solamente para la literatura.

sábado, 19 de septiembre de 2015

Así somos los de Monterrey

Una persona que cree conocerme me dijo ayer: "Eres muy aburrido, ¿Siempre planeas todo?". Lo que esa persona no sabe es que en una familia de tres integrantes, el único adulto es el que debe traer el pan a la casa. Si no planeara —que además es una exigencia laboral—, no podría darle frente a las 10 horas de clase a la semana que imparto en tres universidades distintas fuera de mi trabajo de ocho horas del periódico —cuyo único día de descanso siempre es entre semana. Si no planeara no podría tener comida hecha o comprada para mis chamacos ni tener cabeza para revisar tareas. En resumen, se me haría bolas el engrudo con las 65 horas a la semana que me exigen las actividades productivas... Y de sueño ni se diga. Si duermo menos de ocho horas empiezo a murmurar en la tabla del nueve justo a las 3 de la tarde, antes de la junta editorial. Sin planeación, estaría fuera de toda actividad productiva. Por ello, ayer cuando me espetaron que era yo muy aburrido, estuve a punto de contestar, sí, así somos los de Monterrey, muy aburridos. Porque los de Monterrey etcétera, etcétera. Pero no. Sólo quería irme a dormir unas horas.

jueves, 17 de septiembre de 2015

Los niños

Al comienzo no lo pensé. Estábamos en una de las dos habitaciones del segundo piso, y bajo la cobija no se escuchaba nada excepto el sonido de los labios, el aliento entrecortado de alguno de los dos, y afuera, un coche ocasional que parecía lejano en la tranquilidad del barrio.
De pronto ella se quedó inmóvil, mirando a nada, girando los ojos en varias posiciones mientras aguzaba el oído. Yo me mantuve quieto a unos centímetros de su nariz, esperando alguna reacción adicional.

C. y yo nos conocimos desde hacía doce o trece años. Debo ser más exacto: yo la conocía a ella, pero ella no sabía de mi existencia. En ese entonces coincidimos en un diplomado de tres días, y C. no podía menos que llamar la atención, no sólo porque era la más hermosa de las asistentes, sino porque a pesar de su corta edad, era de las mejores diseñadoras del grupo de estudiantes.
Durante el receso del tercer día, ella se tuvo que ir y no la volví a ver. Tiempo después alguien dijo que se había casado o que se había ido a otra ciudad, o las dos cosas a la vez, pero no volví a saber de ella.

Se quedó inmóvil mientras aguzaba el oído. Había murmurado: “Los niños”, pero yo no sabía exactamente si se trataba de dos o de tres, que se supone estarían dormidos en el cuarto de junto Ninguno de los dos se movió. Luego fue cerrando los ojos, y entreabrió la boca en algo que se reanuda, en recibir mi beso que se había quedado inconcluso.
Al principio no lo pensé, o mejor dicho no recordé que tenía niños. Teníamos meses saliendo y no le quise decir que ya la conocía.

Había regresado a la ciudad un año atrás y puso un despacho de diseño junto a otra persona, pero no explicó más sobre la identidad de esa otra persona, sólo dijo que las cosas mejoraban mes con mes.
Mi empresa solicitó un trabajo urgente y alguien recomendó el despacho de C. Lo entregaron en dos días, pero nuestro pago por un descuido se retrasó siete. C. pidió hablar conmigo y a mí se me fue la sangre a los talones cuando la vi entrar. Diez minutos después el cheque estaba en mi escritorio y yo intentaba sacarle una cita. Me dijo que no podía por exceso de trabajo, pero a los dos se nos olvidó el mundo durante los 40 minutos que duramos platicando. Así fue mi reencuentro con C.

Era la primera vez que estábamos en su habitación. Esa noche me enamoré de ella. O no, quizá fue al despedirnos, cuando ella afirmó algo que empezaba con las palabras: “Si nos volvemos a ver…”, pero que en el fondo era una pregunta. O quizá fue cuando le llamé al día siguiente a las nueve de la mañana y ella, lo percibí por el teléfono, sonrió al saber que era yo.

Los colegios invisibles

Algo en lo que no estoy de acuerdo con el feminismo que yo llamo "militante", es su posición de defensa a ultranza de los derechos de las mujeres partiendo del supuesto que somos adversarios, que cada hombre es un violador en potencia y que por lo tanto hay que desconfiar de todos ellos. Falso. 

Hay muchas madres, porque son las madres en su mayoría, que no educaron a sus hijos violentos, sino con una buena dosis de respeto para sus semejantes, incluyendo hacia las mujeres.

Considero también que los varones no somos unas peritas en dulce. Estimo, por las pláticas con amigas y conocidas, que más del 75 por ciento de las mujeres han sufrido algún tipo de abuso o agresión, incluyendo la sexual, a lo largo de su vida.

Pero no debemos irnos con la finta de los lugares comunes, la cifra dura y sobre todo el prejuicio, ese que dice que todos los hombres son esto, que todas las mujeres son lo otro.
Partir de estos prejuicios es proceder de una manera muy superficial, pues las etiquetas nos impiden pensar libremente y de alguna forma nos atan. Digamos que unos cuántos árboles no nos permiten ver el bosque.

Algo que muchas mujeres no comprenden, pues su marco de referencia es muy distinto al nuestro, es que socialmente nos movemos de modo muy distinto. Por ejemplo, existe algo llamado el "techo de cristal", que es una barrera invisible que impide al grueso de las mujeres acceder a puestos de poder.

Ante esta injusticia, el feminismo "militante" nos dice que hay que tomar acciones de discriminación positiva, que hay que denunciar los hechos, etc.

A mi juicio, lo más importante en primer término es comprender el fenómeno, y a partir de ahí tomar conciencia y en dado caso tomar algunas medidas, acciones en el entorno inmediato que aporten algo, empezando, por ejemplo, con la pareja, la familia, etc.

Enrique Gil Calvo en su libro El nuevo sexo débil habla de los colegios invisibles, grupos de varones que ostentan lazos de complicidad, alianzas.

lunes, 14 de septiembre de 2015

La nobleza del tiburón blanco

Por Gerardo Ortega


Mauricio Hoyos, México, 1976. Foto: Mauricio Cañedo.


  • Sólo el ecoturismo que atrae el tiburón blanco a Isla Guadalupe genera actualmente un promedio de 5.3 millones de dólares por temporada, sin contar comidas, vuelos ni hospedaje 
  • Los tiburones son animales inteligentes y nobles que jamás atacan sin motivo 
  • El tiburón blanco está catalogado en peligro mundial y de preocupación en la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. 

Mauricio Hoyos es considerado el mayor especialista mexicano en tiburón blanco. Su trabajo de casi dos décadas en investigación permanente ha llamado la atención de quienes realizan documentales alrededor del mundo, en donde él ha fungido como asesor científico. Mauricio se dedica también a dar charlas y conferencias a estudiantes de todos los niveles con las que intenta mejorar la percepción que se tiene de los tiburones.  La presente entrevista la concedió en Ensenada, Baja California en los primeros días de septiembre del 2015 al comienzo de un estudio sobre tiburón blanco en Isla Guadalupe, BC 

¿Cómo fue tu primer acercamiento con los tiburones? 
Yo me enamoré de los tiburones con la película Tiburón (Jaws), de Steven Spielberg, y decidí que quería dedicarme a ellos, así que hice la carrera de Biología en la UNAM, y luego me fui a La Paz, Baja California Sur, al Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas, a hacer la Maestría y el Doctorado en Manejo de Recursos Marinos, pero siempre fue enfocado en los tiburones. 
En licenciatura trabajé con áreas de crianza de tiburones en el Caribe mexicano; maestría: Biología Reproductiva del tiburón piloto, y el doctorado: Los patrones de movimiento del tiburón blanco en Isla Guadalupe. 




¿Cómo describirías la personalidad del tiburón? 
Son animales inteligentes; de hecho se considera que tienen una inteligencia similar a la de un perro doméstico. En el caso de los blancos, que son los que más he estudiado, he visto que son súper inteligentes y aprenden. De hecho, por ejemplo los barcos que vienen a [Isla] Guadalupe a hacer ecoturismo con tiburones, les ponen carnada, y el tiburón aprende, después de dos o tres días, cómo es que les manejan la carnada. Siempre se las avientan, ya sea un trozo de pescado y la jalan hacia la jaula, y de alguna manera el tiburón se da cuenta de los ojos de la persona que está utilizando la carnada, pues esa persona está en el babor de la embarcación, entonces lo que hacen es llegar por detrás de la embarcación y por debajo para que no los puedas ver.  
Son animales que aprenden, que tienen tácticas, que pueden tender emboscadas, que se adaptan al sitio en el cual están. Por ejemplo, aquí en México, en Isla Guadalupe es el único lugar en donde los tiburones blancos atacan en aguas profundas, y esto obedece a las características de visibilidad que hay en ese lugar, que es de más de 30 metros. 
En la mayoría de los sitios del mundo atacan a sus presas de 20 metros a la superficie y en [Isla] Guadalupe lo pueden hacer hasta los 100 metros de profundidad. 
Entonces son animales que saben adaptarse perfectamente bien al medio. Y que aprenden. 

¿Qué significa que pueden atacar desde 100 metros de profundidad?  
Sí, es que los elefantes marinos, que son su presa preferida, lo que hacen es nadar súper cerca del fondo para evitar precisamente una emboscada de un tiburón. Y en este caso el tiburón blanco lo sabe, sabe que hay una época en la cual llegan los elefantes marinos a Isla Guadalupe que es de octubre-noviembre, que es cuando vienen a parir y a reproducirse, y lo que hacen los tiburones es pasarse la mayor parte del día en aguas profundas esperando que lleguen elefantes. Cuando lo ven, lo que hacen es deshabilitarlo, quitándole o la parte inferior del cuerpo o la cabeza, y ya sólo siguen el cadáver a la superficie. Y se alimentan de la mayoría del animal. 
Un elefante marino puede pesar hasta dos toneladas en el caso de un macho. En el caso de una hembra, hasta 800 kilos. Tienen muchísima grasa que es lo que le da al tiburón la energía que necesitan por varios días. Y hemos visto que en el caso de Guadalupe, quienes más se alimentan de los elefantes marinos son las hembras embarazadas de tiburón blanco, que obviamente tiene requerimientos energéticos mucho mayores porque tiene varias crías. Un [tiburón] blanco puede tener de dos a 15 crías; una hembra embarazada entonces requiere de muchísima energía para alimentar a todos estos embriones. 

Los estudios que están realizando tienen por objetivo colocar un localizador e identificar las rutas que siguen, y el otro objetivo es identificar qué tipo de alimentación mantienen. ¿Es correcto? 

En  el primer estudio se les colocan una marcas que se llaman ultrasónicas que emiten un pulso que está por debajo del nivel auditivo del animal, porque lo que no queremos es sesgar su comportamiento natural. Entonces esta marca él no la puede escuchar pero sí envía esta señal que es detectada por este aparato que nosotros tenemos en nuestra embarcación que se llama receptor portátil. 
Este aparato está conectado a un hidrófono y una vez que ponemos la marca del tiburón, seguimos a este tiburón por periodos de hasta 24 horas para saber todos sus movimientos. Lo que queremos hacer es ver su comportamiento y la relación de su comportamiento con la presencia de los barcos que están realizando ecoturismo.  
Queremos evaluar, junto con la reserva de la biósfera de Guadalupe de la Comisión de Aguas Naturales Protegidas, si se está afectando o no el comportamiento natural de estos animales. 
El segundo estudio que estamos realizando se llama Isótopos estables: Se les quita una muestra de piel o de músculo y en este músculo se graba una señal, se corre un análisis que se llama Isótopos estables que te proporciona una firma isotópica.  
Estamos también obteniendo biopsias de todas sus presas potenciales. Se les corre el mismo análisis y vamos a comprar la firma isotópica de la presa con la firma isotópica del tiburón: entre más cercana esté la firma isotópica del tiburón con la de la presa es porque se está alimentando de esa presa en particular. 
En la actualidad ya no se tiene que matar al animal como antes. Antes mataban a los peces, les abrían el estómago para ver de qué pez se alimentaba. Ahora eso ya no es necesario; lo bueno de este estudio de Isótopos estables puedes saber de qué presa se está alimentando y si lo está haciendo cerca o lejos de la costa. 


¿Qué características se buscan o se buscaron para los colaboradores que se estaban reclutando para que colaboraran en este estudio? 

Lo que se necesita es que sean personas que hayan tenido una carrera afín a las ciencias naturales. Que tengan cierto conocimiento de biología, medicina, veterinaria o una carrera relacionada con los animales. Se les dio un taller para darles una capacitación y luego se realizó un examen y posteriormente los que tuvieron buena calificación se les hizo una entrevista en inglés, porque la mayoría de los barcos que van a Isla Guadalupe manejan turistas internacionales.  
El objetivo de esto es que los participantes estén capacitados para tomar datos importantes de los barcos acerca del comportamiento de los tiburones, y también sacar fotografías de todos los tiburones que se ven en un día para alimentar una guía de fondo de alimentación que se lleva desde 1999. Esto con el fin de sabe qué animales regresan a la isla año tras año y si hay animales nuevos reintegrándose. 
Ya acabó lo de los observadores, de hecho ya están por empezar los primeros observadores, pero al parecer el año que entra se va a volver abrir la convocatoria a finales de julio [del 2016].  


¿Cuál sería el indicador de que este trabajo fue exitoso? 

Ahorita [septiembre de 2015] tenemos más de 10 voluntarios quienes van a estar yendo a las embarcaciones de ecoturismo recopilando datos importantes en bitácoras y también van a obtener fotografías digitales y video de todos los animales que se logren ver en la temporada.  
En [Isla] Guadalupe me he encontrado hasta siete tiburones blancos al mismo tiempo, cuando he estado recopilando los aparatos que tengo bajo el mar. No tengo una jaula. Yo estoy expuesto cien por ciento con ellos y jamás en la vida he tenido miedo. Sé leerlos porque tienen un lenguaje corporal muy característico: si ellos se sienten amenazados te lo hacen saber. Así como cuando un perro te enseña los dientes o un gato se encorva, el tiburón lo que hace es utilizar sus aletas pectorales, encorva su cuerpo y nada de manera exagerada. Eso es como una alarma que te está diciendo aléjate porque no estoy feliz con tu presencia. Jamás va a llegar un tiburón a atacarte de la nada. Lo primero que hacen es mostrarte su molestia; si tú no sabes leer ese comportamiento es cuando suceden los accidentes. 
Nunca me ha tocado ver eso con los blancos, pero sí con los punta plateada en Revillagigedo, pero era porque se trataba de una hembra que estaba lastimada. Tenía un anzuelo que le estaba lastimando la mandíbula y es por eso que no le gustó que yo me acercara para tratar de colocarle una marca.  
Pero son animales súper nobles. La mayoría de la gente piensa todo lo contrario. 
Yo llevo 18 años de mi vida trabajando con estos animales: con el tiburón blanco, el tiburón toro, el tiburón tigre, que son considerados los más peligrosos, y jamás en la vida me he sentido con miedo. Si tú tienes el respeto necesario no va a ocurrir nada; simplemente no hay que perderles el respeto como a cualquier animal. 

¿Cuántos años tienes? 
Tengo 38. 

¿Y desde los 20 años trabajas con tiburones? 

Desde que terminé la carrera, con el Instituto Nacional de la Pesca. Mejor dicho, desde antes de acabar la carrera; me vinculé mucho con el INP y después me metí de lleno en la maestría y el doctorado y ahorita los que hice fue establecer una asociación civil que se llama Pelagios y nos dedicamos a la conservación y al estudio de los tiburones en aguas mexicanas. 

¿Cuál es tu relación con la asociación Ecocimati? 

Ahorita con Ecocimati tenemos este proyecto en particular del tiburón blanco; juntos hicimos el manual de buenas prácticas para el buceo con tiburón blanco en Isla Guadalupe y juntos estamos realizando este proyecto de seguimiento continuo de los tiburones para ver si existe o no una afectación del ecoturismo en su comportamiento natural. 


¿Cuándo termina este estudio? 

Vamos a terminar a principios de noviembre [del 2015]. Empezamos justo esta semana [la primera de septiembre del 2015]. 


¿Algo más que quieras agregar? 

Que como mexicanos nos tenemos que sentirnos muy afortunados de que en México tengamos de los mejores lugares en el mundo para ver tiburones, y eso habla de que el país está haciendo las cosas bien. 
Tenemos a Isla Guadalupe con el tiburón blanco. Tenemos Cancún, tenemos Playa del Carmen con el tiburón toro, tenemos muchísimos sitios que son de nivel internacional para los buzos y que han generado bastantes divisas para el país. 

¿Qué cantidad de turismo llega a Isla Guadalupe por año? 


Son como seis barcos; cada uno realiza entre 10 y 15 viajes por temporada y llevan u promedio de 16 a 19 turistas y a cada turista de 2 mil 500 a 3 mil 100 dólares. Esto sólo en cuanto a ecoturismo, sin contar vuelos, hoteles, etcétera.