Dice una amiga cercana que tanto la terapia como el viajar, no son para todo el mundo.
Para la terapia, afirma ella, se requiere cierta inteligencia, flexibilidad, y valor, agregaría yo.
Para viajar se requiere, dice ella, perder el miedo al riesgo y, obviamente, estar abierto a nuevos horizontes.
Comentábamos el otro día sobre cómo había personas muy proclives a viajar, incluso a vivir por temporadas largas o de forma definitiva en una ciudad o país distintos a su país de origen. En cambio hay otras personas que a la manera kantiana, no salieron del mismo barrio, ahí se casaron incluso viven a unos metros de la casa de sus padres... es curioso.
Pienso que la terapia es también es una forma de viajar, pero al interior de uno. Eso a veces da miedo porque se encuentran cosas desagradables que no se pueden dejar atrás: hay que resolverlas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Te agradezco el tiempo que te tomas para dejar un comentario. Mi correo es yadivia@hotmail.com