Siempre quise
que aquella sin nombre
cayera en mis letras, atrapada.
Quizá una línea sujetó a alguna
a medias, mas mis ímpetus cambiaron:
No fui perverso hasta el final.
Hoy, a deshoras, se asoman,
y la que cuyo nombre llevo
ve a este hombre que vuelve.
Pero no a sus letras.
Las palabras, derrotadas
quizá no han servido bien para el amor.
como ando malacopa, nomás escucho!
ResponderEliminarsalúúú
Salú, licenciada Alanís Cruz. No ando tomando de todas maneras gracias por comentar. Un abrazo.
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