lunes, 5 de diciembre de 2016

La hija protegida



No debería ser la regla, pero tal parece que el proceso de maduración de las mujeres en su papel de pareja pasa necesariamente por sufrir desengaños, infidelidades y otros tipos de violencia que en un principio ella no esperaba.

O tal vez el origen es otro.
Tengo por verdad que la relación con el padre determina en gran medida qué tan sanas sean sus relaciones con los varones.


Una mujer que no fue suficientemente protegida por su padre, además de quedar más expuesta emocionalmente, se conforma y da costosos palos de ciego en la búsqueda de su ideal de amor.

Esa deficiencia es el terreno más fértil para que germine, crezca, y florezca el amplio catálogo de la violencia machista, dicho sea de paso. 

Y los varones lo olemos a tres cuadras.

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