viernes, 11 de enero de 2019

Las ruedas de prensa


La herramienta de la rueda de prensa dentro del ejercicio periodístico se ha ido desgastando. Uno de los objetivos de esta práctica es que todos los medios registrados tuvieran acceso a la misma información dada por la fuente, sin dar preferencia a ninguno. En muchas ocasiones la parte convocante —casi siempre funcionario público— hacía declaraciones sobre un tema concreto y de gran interés regional o nacional y evitaba contestar preguntas —es decir, la comunicación iba en un sólo sentido y los medios escuchaban y registraban. El trabajo del reportero,que cuestionaba con inteligencia, datos —y casi siempre valentía— fue una labor encomiable pero también un tanto anónima. La nota de ocho, como bien anota Daniel Salinas Basave en sus libros y lo sabe todo periodista —principalmente diarista— dura sólo unas horas. Luego queda en el olvido. Con el tiempo la rueda de prensa se fue convirtiendo en buena medida en una ceremonia que "obligaba" a los reporteros a ser cubierta, en gran medida para que el medio que representa "hiciera acto de presencia". Al día siguiente, y como no todos los medios pesan lo mismo ni tienen el mismo impacto, la medición del efecto de la rueda se volvía muy relativo. Como sabemos, la información más valiosa, las notas más contundentes nacen de la investigación del reportero y casi nunca de una rueda donde el convocante informa sólo lo que desea comunicar en favor de la institución que representa.
Las ruedas se fueron adormeciendo, hay letargo, adormecimiento. Los informes de Andrés Manuel cada mañana echa agua fría a esa olvidada costumbre de preguntar con libertad e inteligencia. También es cierto que bien podría no asistir ningún reportero y de todas formas la información llegaría por redes a más personas que el número de periódicos que se venden en este país. Sin embargo, el espacio no deja de ser una oportunidad para, sin coerción, apelar, inquirir, hacerle señalamientos al presidente de la república. Algo que ninguno sabíamos que podría suceder.
Me llama la atención que hasta ahora ningún reportero haya hecho quedar en mal al presidente, al contrario, parece que esas sesiones le sirven al tabasqueño para extenderse, detallar, repetir mucho de lo que ya ha mencionado. Como si aún estuviera en campaña y de algún modo lo está. Los reporteros no pueden dejar de asistir pero tampoco parece que se lleven ninguna exclusiva o información que yo no me entere cada día antes de las 8 de la mañana. Pero les paso un recomendación a los medios: Dentro de ese aletargamiento lleven a un periodista de mucha visibilidad que les jale el reflector y modifique, aunque sea un poco, el guion al que Andrés Manuel nos tiene acostumbrados. Los reporteros, especialmente los más jóvenes,
por sí solos difícilmente van a meter en aprietos a un político que se ha enfrentado a la represión policial, política y mediática desde hace décadas y que luego se convierte en presidente. Sean más creativos, por favor.

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