Si hubiera un Dios, pensaría de él que hizo a hombres y mujeres para divertirse viendo cómo intentamos buscarnos, juntarnos y luego separarnos como un par de ciegos que se necesitan pero que no saben estar juntos.
En mi nuevo trabajo van tres días seguidos en que cada compañero distinto me habla de sí, como si fuera una "presentación" de su vida. Ayer tocó el turno a otro. Me platicó de su recién nacido bebé, de su esposa, sus papás, etc. Me extrañó porque no me conocía. Incluso me ofreció un aventón pienso yo que para tener oportunidad de contarme. En fin. En algún momento de la charla le dije que el matrimonio a veces era como el paraíso y el infierno juntos. "Ándale", casi gritó, "así es", me dijo.
Hombres y mujeres. Cada uno distinto. Híjole. Bien difícil el asunto. Lo digo por las diferencias que el amor o el deseo invisibilizan.
Muchos años pensaba que las mujeres eran las que escogían (de algún modo sigo pensando en eso), pero me doy cuenta de todas las veces en que yo he podido escoger (ya sé que aquí alguien dirá que es de ambos). La neta son más las veces en las que yo he elegido.
Pues sí, resulta que el día de hoy ando de humor. Mejor que ni me hablen. Y hoy pienso que me da un pereza mundial que se le dé mucha importancia a la "evaluación" de fulana o mengana acerca de los hombres. Por favor.
Que si ella dice que lo mejor es vestirse así, que si fulana dice según sus criterios que tal bato nomás no. Ya, pues, que cada quien use sus propios criterios, que Dios se estará doblando de risa por tanto argüende entre las chavas y nosotros.
Sobredosis regia che. Es MUY típico. Hágase un viaje...
ResponderEliminar¿Sí, verdad? Tú me entiendes, jeje. Saludos.
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