domingo, 4 de septiembre de 2016

El punto y coma y la buena educación



Como no lo veo muy común —y vaya que leo unas 30 notas recién escritas diariamente, seis días a la semana—, cuando alguien utiliza correctamente el punto y coma nace en mí un sentimiento de regocijo, casi una bienaventuranza, porque sé que estoy ante por lo menos un lector medianamente solvente. Incluso me da por esperar de dicho texto algo interesante, no sé, creativo, inteligente, reflexivo. Veo en el uso de ese signo de puntuación simplemente un ademán de precisión como una idea sutil bien expresada, y elegante, como un natural por derecha de José Tomás a un toro que ya sabemos que va a indultar.
Cierto, no hay relación directa entre el buen uso del punto y coma e hilar ideas atractivas; es creencia mía. Es como pensar que quien usa correctamente el "habría" en una oración condicional es una persona educada. Puede ser, puede no ser. En todo caso uno busca señales para el optimismo, así sea en rastros minúsculos como un punto y coma.

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