Mas he aquí que mientras de siglo en siglo se libraba el combate del mago y el
científico, un tercer protagonista llamado poeta continuaba sin oposición alguna
una tarea extrañamente análoga a la actividad mágica primitiva. Su diferencia
con el mago —cosa que lo salvó de la extinción— era su aparente desinterés y
desubicación, el andar siempre "en la luna", el proceder más por "amor al arte",
por nada, por un puñado de hermosos frutos inofensivos y consoladores: la
belleza, la alegría, la conmemoración, la música de las palabras. Como ha dicho
Julio Cortázar: "el poeta a continuado y defendido un sistema análogo del mago,
compartiendo con éste la sospecha de una omnipotencia del pensamiento intuitivo,
el valor sagrado de la metáfora" (...) " Y de ahí, de la luna, fue de
donde Freud bajó al poeta para ponerse a trabajar con él, codo con codo. Sin su
afición a la poesía quizá jamás hubiera concebido los fundamentos del
psicoanálisis.
Aquí otra reflexión digna del observador que demuestra ser Solares, como buen escritor que es:
¿Te has fijado cómo las personas fuertes y sanas, siempre atareadas, no
tienen tiempo para las cuestiones sobrenaturales, y este rechazo temperamental
los lleva a deducir que el mundo material y "práctico" en que viven es el
único real?.
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