domingo, 15 de noviembre de 2009

El psicoanálisis, la poesía y las personas "prácticas"

Mientras estaba pisteando muy a gusto, leía un libro de Ignacio Solares que se llama Cartas a una joven psicóloga. Más bien lo estoy releyendo. Aunque me gustaría ser tan buen reseñista, como por ejemplo mi querido Daniel Salinas, me quedo en unas cuantas ideas, algunos párrafos que me han llamado la atención. Aquí van dos que me gustaron:

Mas he aquí que mientras de siglo en siglo se libraba el combate del mago y el
científico, un tercer protagonista llamado poeta continuaba sin oposición alguna
una tarea extrañamente análoga a la actividad mágica primitiva. Su diferencia
con el mago —cosa que lo salvó de la extinción— era su aparente desinterés y
desubicación, el andar siempre "en la luna", el proceder más por "amor al arte",
por nada, por un puñado de hermosos frutos inofensivos y consoladores: la
belleza, la alegría, la conmemoración, la música de las palabras. Como ha dicho
Julio Cortázar: "el poeta a continuado y defendido un sistema análogo del mago,
compartiendo con éste la sospecha de una omnipotencia del pensamiento intuitivo,
el valor sagrado de la metáfora" (...) " Y de ahí, de la luna, fue de
donde Freud bajó al poeta para ponerse a trabajar con él, codo con codo. Sin su
afición a la poesía quizá jamás hubiera concebido los fundamentos del
psicoanálisis.



Aquí otra reflexión digna del observador que demuestra ser Solares, como buen escritor que es:

¿Te has fijado cómo las personas fuertes y sanas, siempre atareadas, no
tienen tiempo para las cuestiones sobrenaturales, y este rechazo temperamental
los lleva a deducir que el mundo material y "práctico" en que viven es el
único real?.

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