sábado, 6 de junio de 2015

Lo público y lo privado

Las cochinas etiquetas, esas absurdas clasificaciones que a veces atan la mente para no se despegue más de dos metros de la misma molienda.

Así estoy yo, lo confieso. Víctima de mis propios prejuicios.

Les voy a contar uno.

En la vida está lo público y lo privado, no pongan esa cara,  yo así lo veo.

Lo privado lo asocio a lo doméstico, a nuestra casa como extensión de nuestro cuerpo y por lo tanto de nuestro bienestar. No sólo es un lugar para descansar, sino un sitio para acicalarlo, renovarlo, chiquearlo. 

En el ámbito de lo privado está también el mundo de los afectos, de los vínculos, esas cosas que se hablan más sabroso de pie, en la cocina, y casi nunca sentados al comedor. Más frente a la estufa que en la sala, más en la recámara que en el patio.

En el ámbito de lo público están los logros, los objetivos, la identidad laboral, la competencia.

Ambos son igual de importantes, lo que yo noto es que hay personas que cifran más su identidad en sus logros, en lo público, y otros lo suyo, lo suyo, lo suyo, es el ámbito de lo privado.

Por poner un ejemplo, a unos les causa mucho más estrés perder un trabajo que lo que pueda estar en juego dentro de su casa.

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