jueves, 12 de enero de 2017

Tercero nuevo



Esa legítima decisión de tener una pareja a veces encuentra un subestimado fantasma: la pareja previa.

A diferencia de desocupar una casa, sacar de tu vida a una persona y dejar entrar a otra es un proceso muy lento que no tiene que ver con los acuerdos, las palabras, las decisiones.

Hace poco supe de una chica que comentaba que a un año de haber terminado con su novio (ella lo terminó a él), no había logrado sacarlo; aún estaba en la parte de aceptación y, esto ya es mío, quizá albergaba alguna esperanza de volver, pues por cuestiones de trabajo e intereses, se ven con frecuencia. Y si a eso le agregamos que duraron unos 5 o 6 años juntos, pues el proceso no es sencillo.

Considero que tratar de establecer una relación con una persona que no ha dejado pasar el suficiente tiempo desde que terminó con su pareja anterior, corre el riesgo de que el fantasma esté ahí, metiendo las manos. Y me parece que la persona que se lleva el mayor costo es la nueva pareja, la persona que llega nueva con alguien no preparado.

En fin, cada quien. Hablo de las cosas que he visto y de las que me constan. Es dura la verdad, lo que no tiene es remedio.











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